domingo, 29 de julio de 2012

café y petróleo


Por: Alejandro Gaviria
 29 de julio de 2012

Esta semana, durante la transmisión del partido de fútbol entre las selecciones olímpicas de Colombia y Corea del Norte, un narrador argentino incurrió en un atavismo interesante. 

“El conjunto cafetero” decía cada vez que una jugadora colombiana recuperaba el balón. La frase sonaba poética. O nostálgica al menos. El café formó parte de nuestro pasado. Pero no hará ya parte de nuestro futuro. En los últimos meses, cabe recordarlo, hemos tenido que importar café para abastecer el mercado interno.

Las exportaciones apenas representaron 3% de nuestras ventas externas entre enero y mayo de 2012. En 2011 representaron menos de 5%. El cultivo de café se ha movido hacia al sur del país, como si estuviera preparando su salida definitiva. En la llamada zona cafetera, otro atavismo, el principal producto de exportación ha sido, desde hace mucho más de una década, la gente, el capital humano para decirlo de otro modo. Los países son lo que exportan. Y Colombia fue, por muchos años, un país cafetero en un sentido que iba mucho más allá de la realidad económica, que abarcaba también las realidades sociales y políticas. Pero ya no lo es.

Mientras tanto Colombia se ha venido transformando en un país petrolero. En los cinco primeros meses de este año, por primera vez en nuestra historia económica, las exportaciones de petróleo superaron la mitad del total de las exportaciones. Uno puede hacer todo tipo de salvedades: las reservas colombianas siguen siendo (comparativamente) irrisorias, la producción todavía no alcanza un millón de barriles diarios, los grandes descubrimientos parecen cosa del pasado, etc.

Pero el hecho cierto es que nuestra inserción en la economía global, nuestra participación en los flujos internacionales de bienes y capitales, depende hoy más que nunca del petróleo. Paradójicamente las jugadoras del equipo cafetero viven en un país petrolero.

Y los países petroleros suelen ser distintos. Buena parte de la plata del café le llegaba a la gente, a campesinos empeñados en la búsqueda de “prosperidad y mejoras”, como decían hace un siglo. La plata del petróleo, por el contrario, no le llega a la gente, sino al Estado. 

Originalmente la palabra “regalías” designaba los recursos entregados al monarca para su beneficio personal, un significado que no ha perdido validez. Con el petróleo crece el tamaño del Estado y el protagonismo de los políticos y aumenta, por lo tanto, la importancia de las contiendas electorales, que deciden quién manejará el botín. Ni más ni menos. Con el petróleo, además, el Estado deja de ser visto como el proveedor de unos servicios pagados con nuestros impuestos y pasa a ser percibido como el administrador de un tesoro escondido.

Finalmente, la dependencia externa es mayor con el petróleo que con el café. En la elaboración del presupuesto del año entrante, el Gobierno supuso un precio del barril del petróleo de 100 dólares, una apuesta arriesgada de la que depende el equilibrio fiscal o la suerte de muchos programas y proyectos. Si el precio del petróleo resulta menor al presupuestado, el ministro de Hacienda ya anunció la venta de un paquete de acciones de Ecopetrol: el momento no sería el más propicio, pero no habría alternativa. Así es la vida en las repúblicas petroleras. Colombia trató por muchos años de liberarse de la dependencia del café. Recientemente parece haberlo logrado. Depende ahora del petróleo. Un progreso dudoso, por decir lo menos.

sábado, 28 de julio de 2012

Raúl Campuzano




Aquí nuestro amigo Raúl haciendo de padre, de excursionista, temiéndole al futuro con recortes, poniéndole creatividad a la vida y hoy de cumpleañero... feliz aniversario y por muchos, muchos años más...


miércoles, 25 de julio de 2012

concluyendo inconclusas




Después de mucho tiempo de 'acabadas' las obras de los baños, aun quedaban algunos arreglos por hacer... como por ejemplo un empedrado lateral... esta mañana nos llamó Luis ofreciendo sus servicios a raíz de que tenía el día libre y aprovechamos para ir rematando algunos de estos trabajos pendientes...

PD: Damos la bienvenida a Mage a tierras colombianas, deseamos buen viaje de retorno a casa a Clara, felicitamos a María Viñas por su aniversario y también a Jaume por su onomástico.

martes, 24 de julio de 2012

Exportaciones de café de grupo de países latinoamericanos baja 2,28%


21 de julio de 2012

Las exportaciones de Colombia tuvieron una caída del 16.30%


Las exportaciones de café del grupo de nueve países latinoamericanos productores del grano tuvieron una caída del 2,28 % al cierre del noveno mes de la cosecha 2011-2012, informó una fuente empresarial guatemalteca.

La Asociación Nacional del Café (Anacafé) dijo en un comunicado que las exportaciones conjuntas de México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, República Dominicana, Colombia y Perú sumaron un total de 20.709.455 sacos de 60 kilos entre octubre de 2011 a junio pasado.

Esa cifra es inferior en un 2,28 % a los 21.193.739 sacos exportados durante el mismo período de la cosecha cafetalera anterior.

Según el informe de Anacafé, durante ese período las exportaciones individuales de Colombia tuvieron una caída del 16.30 %; las de El Salvador, 40,84 %; Guatemala, 4,76 % y Nicaragua, 10,21 %.

Mientras que loa países que incrementaron sus ventas al extranjero fueron Costa Rica, 8,11 %; Honduras, 25,41 %; México, 18,02 %; Perú, 5,02 % y República Dominicana 30 %.

Las exportaciones conjuntas del grupo de países productores durante la cosecha cafetalera anterior (octubre 2010 a septiembre 2011) sumaron un total de 26.350.676 sacos de 60 kilos.

La cosecha actual concluirá en septiembre próximo.

lunes, 23 de julio de 2012

a propósito de tanto empedrado levantado en Barichara


Por: Nancy Acuña Rodríguez
18 de julio de 2012

Residentes en el barrio Bellavista, de Barichara, preocupados por la apertura de zanjas en las calles empedradas para el cambio de redes del alcantarillado, se oponen a que continúen los trabajos por parte de la empresa contratista JBC Constructores Ltda., hasta tanto les reparen las vías ya destapadas.


En reunión efectuada el pasado lunes en la calle 1 con carrera 5 los habitantes expusieron sus quejas ante Román Andrés Amezquita, ingeniero residente de obra, relacionadas con falta de personal para realizar trabajos de empedrados; levantamiento de empedrado y traslado del mismo; falta arreglo vial antes de seguir abriendo calles, para no colapsar.

Amezquita aclaró que se hacen trabajos de reposición redes del alcantarillado por tubería de PVC cambiando la existente de asbesto cemento. Los trabajos iniciaron el 4 de julio y cuenta con un plazo de 9 meses para intervenir todo el municipio.

“El problema es que en un comienzo contábamos con una cuadrilla para la instalación de piedra pero ya en este momento tenemos 4 cuadrillas, hay gente de Barichara. Los rendimientos de abrir y tapar la calle se demora dos días pero la instalación de piedra se demora semana y media y por eso está atrasado esa parte”. En cuanto a la calidad de la piedra, argumenta el ingeniero, que es traída de canteras de San Gil y Barichara y se cuenta con personal calificado para su instalación.

De igual manera, aceptó que se cambian algunas piedras de la vía cuando se desportillan las existentes, y sostuvo que se instalará piedra de buena calidad.

Voz del alcalde 

Aunque el alcalde Iván Alonso López Vesga no se hizo presente en la reunión, Vanguardia Liberal lo consulto sobre el caso y al respecto pidió a la comunidad toda la colaboración y apoyo: “en este momento se avanza en un 20% de las obras y la comunidad está molesta porque no se avanza en volver a empedrar. Entendemos que hay unos plazos, hay varias cuadrillas, la firma contratistas ha estado en la secretaría de planeación exponiendo los trabajos.

El mandatario invitó a la ciudadanía a que haga una inspección a los trabajos que allí se realicen, “verifiquen que se hagan de buena calidad, ellos (la comunidad) son los voceros para que las obras que se realicen tengan un buen contenido de calidad”.

Compromisos

Al finalizar la reunión se firmó un acta firmada por la comunidad, el ingeniero residente de obra Román Andrés Amezquita, representante de JBC Constructores, y Cristian Fernando Suárez como representante de la firma interventora Concolservi Ltda, en la cual los ingenieros se comprometen a: no intervenir ninguna otra vía hasta tanto no se terminen los trabajos ya iniciados; hacer la acometida de conexión de cada casa con una caja en el andén dejándolo como lo encontraron y, se permitirá que se rompa la calle 1 entre carreras 5 y 4 para darle continuidad al  trabajo empezado.

¿Cuál es la problemática en su sector?

Luis María Prada Jiménez
Integrante del consejo territorial de planeación
“El problema es que empezaron a romper calles pero no tiene personal para continuar trabajos de empedrados y eso ha molestado porque están colapsando los sectores y el sábado se opusieron a que siguieran rompiendo porque obstaculizaban las salidas y los trabajos que han realizado donde han hecho trabajos no son de buena calidad, les ha quedado mal realizado”.

Henry Vesga
Vicepresidente de la JAC
“El impacto directo que evidenciamos en este momento  es el inconformismo por el incumplimiento de los contratistas a las obra porque el compromiso era que ellos intervinieran instalaban tubería e inmediatamente tapaban y dejaban como estaba y no ha sido así. Hay una queja de ellos por mano de obra y si un contratistas adquiere una obra debe tener su plan de contingencia”.

Gloria Díaz Mesa
Presidenta de la  JAC de Bellavista 1 y 2 etapa
“El sábado se levantó una acta en la cual poníamos la queda porque rompían y las cosas no las arreglan como ellos dijeron, cuadra que ellos iban abriendo ellos la arreglaban pero acá rompieron pero a la comunidad no les dijeron”.


domingo, 22 de julio de 2012

Paisajes mentales


Por Diana Castro Benetti
20 de julio de 2012

Los pensamientos circulan rápido, inconscientes y en desorden por un espacio que consideramos de uso exclusivo. 

Pensamientos que, amarrados unos con otros, fundan la idea de lo que hemos sido, amplifican la realidad que creemos vivir y revelan los caprichos de sus antojos. Todos los pensamientos juntos van creando sus propios lugares de diversión para hacernos creer que son la vida misma.

La mente construye paisajes y los transitamos por horas y horas. Paisajes de memorias resistentes a morir. Paisajes donde se inventa una vida paralela, se reciclan recuerdos, se vive lo que nunca pasó y se define el sentido de vida. Todo paisaje mental es una ruta transitada en inconsciencia. Vías que sellan las leyendas del día.

De estos paisajes mentales recordamos los sonidos de un momento extático o los olores de los panes frescos en una esquina con flores. Marañas de pensamientos que vienen siendo el motor de las revoluciones vestidos de fugacidad y henchidos de pretensiones heroicas. Recreamos amaneceres, navegamos mares, caminamos montañas, acariciamos pieles, imaginamos encuentros, peleamos justicias y más. Pensamos aquella mirada.

Todo pensamiento es un momento inconsciente de la vigilia que concreta el destino. Un destino de odios, ausencias y despedidas; de placeres y otros desahogos. Espacios tan reales que, al fin y al cabo, arrancan el dolor que se ancla en la piel. Paisajes que le dan escritura al cuerpo. Lo entumecen o lo liberan.

Vivimos de estas formas que instalan las arrugas y las enfermedades y que son pensamientos colectivos alimentados por las historias de las historias. Paisajes que son repeticiones de otras vidas y de vidas de otros. Paisajes mentales hechos al minuto o instalados por el chillido del más fuerte. Vaya vida ésa que es el negocio entre paisajes poéticos propios e ideas que otros van vendiendo a plazos. Somos eso que pensamos y eso que pensamos que buscamos. Horizontes y ficciones. Simples creadores de paisajes mentales.


viernes, 20 de julio de 2012

'Nos cansamos de la muerte'


El Espectador
19 de julio de 2012

Una junta de intelectuales y aristócratas bogotanos que gritaron su descontento con el mal gobierno que les daba España a las colonias hace 201 años es lo que celebramos hoy, como cada 20 de julio

Fabricaron el incidente del florero de Llorente como acicate para encender al pueblo, y según enseñan en la escuela “el virrey, las autoridades militares y los españoles contemplaron atónitos ese súbito y violento despertar de un pueblo al que se habían acostumbrado a menospreciar”.

Hoy como entonces, mandatario y autoridades militares están atónitos ante la sublevación de un pueblo (el indígena) al que se habían acostumbrado a menospreciar.

Ninguno de los dos bandos nos ha protegido el territorio”, gritan los nasas desde el Cauca. Han soportado atentados guerrilleros y ataques del Ejército; sus hijos reciben clase ‘custodiados’ por las trincheras de la guerra; sus casas han sido destruidas y sus familias lloran los muertos. Y por ello, “enraizados en la palabra”, exigen a todos los armados “que se vayan, que nos cansamos de la muerte, que están equivocados, que queremos vivir en paz”.

Por eso, miles de guardias indígenas desmontaron trincheras policiales, desalojaron campamentos guerrilleros y desmantelaron un puesto militar en el cerro de Berlín. Este último acto fue el más polémico, porque sacaron en andas a seis soldados que no quisieron salir voluntariamente, lo que para muchos resultó una humillación intolerable: ¿Cómo puede ser que estos caucanos sean tan ingratos con las Fuerzas Armadas que están dando la vida para protegerlos y liberarlos del yugo guerrillero? ¿Cómo no entienden que aquí no hay dos bandos, sino que el Estado nos rige a todos los colombianos y se enfrenta con las Farc, que trafican cocaína y esclavizan niños?

La guerra, no obstante, no se ve así en los márgenes del país donde se libra. La población Bari en el Catatumbo, los awás de Nariño y las comunidades negras del Pacífico, como los nasas, piensan que ni a la guerrilla ni al Estado les han importado sus vidas, ni les ha dolido su miseria. Sólo conocen su violencia y están convencidos, como me dijo una joven líder chocoana, de que la misión de la fuerza pública no es protegerlos sino cuidar a las grandes petroleras y mineras. A ellos, los de a pie, los miran con sospecha de que son guerrilleros de civil.

Su bronca, como la de los nasas, no es, sin embargo, contra la fuerza pública. En no pocas ocasiones los mismos indígenas caucanos han protegido con sus vidas a los policías y soldados bajo fuego guerrillero. Su clamor de fondo es contra la guerra que, después de una década de alta intensidad, no ha conseguido que sus vidas estén protegidas, ni que en su territorio haya paz. Al contrario, siguen cayendo civiles inocentes, casas aplastadas por las bombas, cultivos de cacao y no de coca destruidos; pierden sus piernas sus niños y los jóvenes soldados; y tras la tropa ha crecido la prostitución.

Los nasas quieren que en su tierra se silencien los fusiles de esta guerra sin norte y sin fin; que al menos allí, donde la Constitución les dio autonomía de gobierno, se detenga este sancocho violento que les ha servido a tantos para justificar su barbarie y su riqueza mal habida.

Sería un error que Santos, movido por la voluble opinión urbana que no sufre el conflicto, opte por perseguir y criminalizar a los nasas. Pasaría a la historia como el miope que no vio en la corajuda marcha indígena el perfecto florero de Llorente para abandonar la estrategia uribista de pacificación, que ya no es sostenible.
 

jueves, 19 de julio de 2012

reunión de formación


Nuevamente y después de mucho tiempo, tuvimos una nueva reunión con un técnico de la Federación Nacional de Cafeteros, aquellos que hacen parte del conocido "ejército amarillo". Esta vez los temas tratados entre otros fueron: manejo de sombra y abonos con el objeto de incrementar la producción.


El ingeniero Luis Hernán quedó preocupado, pues de 83 cédulas cafeteras que hay contabilizadas en Barichara, sólo aparecimos 13 personas a la reunión... falta de interés o exceso de trabajo de los caficultores.

Nos acompañaron en la reunión dos personas de Fimar, fabricantes de maquinaria relacionada con el café con sede en San Gil; para la ocasión traían despulpadoras y una secadora de café a gas.

Por cierto, las dos fotos centrales corresponden a la flor del árbol conocido como balso y que tanto problema ha dado con las abejas, pues estas mueren dentro de ellas.

miércoles, 18 de julio de 2012

La huella indeleble de la tapia pisada


Xiomara Montañez Monsalve
8 de julio de 2012

El pueblo de los ‘patiamarillos’, Barichara, se sigue robando todas las miradas por la sencillez y belleza de sus casas. Sin embargo, persiste la preocupación de arquitectos como Jaime Higuera Reyes porque la tradición de las construcciones en tapia pisada no quede en el olvido y mucho menos sean remplazadas por el concreto.

Los hombres ‘patiamarillos’ esperan a que la luz del día se asome y a que el firmamento se vista de azul, para subirse a la montaña de tierra húmeda y cobriza sólo con un propósito, el de danzar.

Sus pies visten cotizas o alpargatas. Sus cuerpos están vestidos con ropas viejas, manchadas por el barro, y sus rostros están marcados por la brisa fría y los rayos del sol.

El tapial está listo. Las banderas y las compuertas que lo rodean están firmes. Llegó el momento de pisar y de acompañar el movimiento con un palo de madera en la mano, similar a un remo, pero con punta chata. Pero antes el tapiero debe medir la humedad de la tierra. Así que toma un puñado en su mano, lo aprieta hasta hacerlo una bola, y luego lo lanza al cielo. Si este no se desmorona significa que su material está listo para ser transformado en un gran muro, que puede sobrevivir por más de tres siglos.

Por momentos, la tierra cobriza parece tragarse las pisadas de estos hombres, pero sólo los tapiadores saben cómo dominar la situación y convertir la tierra en una superficie firme.
Una pierna se levanta seguida de la otra. El sonido que produce es muy suave, similar al de un tambor que anuncia un ritual. El tapiero toma velocidad. Esta vez intervienen sus caderas, luego su torso, después sus brazos y por último los hombros y su cuello. El sonido del tambor se acelera, pero cada vez es más bajo. 

El movimiento articulado no permite que el cuerpo desfallezca. A pesar de que las gotas de sudor bajan por la frente, la espalda y las piernas, el tapiero barichara sigue con su danza, similar a la utilizada por los indígenas frente a grandes hogueras.

Cuando siente que ha concluido su labor, baja de la caja de madera y mira su obra de arte, producto de la tierra, de las enseñanzas de su antepasados indígenas y de la creatividad que durante siglos ha destacado al “pueblito más bonito de Colombia”, Barichara.

Pero, ¿qué está pasando con esta tradición? Es la pregunta que desde hace varios años trata de responder el arquitecto Jaime Higuera Reyes, quien al internarse en Barichara con el propósito de extender este legado dejado por los pueblos indígenas, se ha encontrado con toda clase de situaciones que lo han decepcionado.

Jaime Higuera Reyes asegura que existe un choque de culturas, que la gente del pueblo, algunos tapieros y sus familias, ahora quieren casas de material, mientras los que llegan a Barichara se mueren por vivir en una de las bellas y blancas construcciones, con ventanas y puertas de colores.

Esto está generando que la arquitectura del pueblo se enmascare, que sólo se mantengan las fachadas de las casas y por dentro nos encontremos con lujosas mansiones con pisos de mármol y paredes en vidrio”, comente este profesional.

No podemos hablar de nuevas técnicas incorporadas a las de la construcción con bahareque y tapia pisada, sino de técnicas que quieren acabar con otras. El tapiero parece que se cansó de danzar y ahora es feliz echando concreto”, añade Higuera.

Sueños de tierra


Este amante del urbanismo asegura que llegó a Barichara siguiendo el rastro del bahareque y la tapia pisada, del que poco hablan los profesores en las facultades de arquitectura de las universidades.

Afirma que planeó su retirada a las tierras de  los ‘patiamarillos’ durante 20 años y que junto a su esposa, empacó maletas en 1994 para ir a buscar la casa de tapia pisada de sus sueños. “Me vine a investigar y a desarrollar mis proyectos. Quise hacerle un aporte a la cultura de Santander y creo que lo conseguí”, añade este amante de la salsa ‘brava’.

Llegaron a las ruinas de la casona que un día fue el área principal de la hacienda Santa Bárbara, una de las más grandes de Barichara siglos atrás. Unos cuantos muros de barro, paredes blancas manchadas de color cobrizo y techos a punto de derrumbarse fue lo que encontraron.

En este lote Jaime buscó hacer una casa que reuniera todos los detalles que había soñado y que nunca había podido imponer en sus construcciones citadinas, pues a los clientes no les entusiasmaba mucho la idea de tener una casa de barro.

Mientras recorría este espacio a cielo abierto, fueron apareciendo más vestigios de lo que fue la casa siglos atrás: Bloques de barro hechos a mano y bellas columnas nacidas de la misma la tierra que se extrae de la región.

Era lugar sinónimo de historia, un fiel ejemplo de lo  que eran las técnicas tradicionales de construcción en siglos pasados, desconocidas por muchos, sin que nadie las hubiera mejorado o cambiado.

A Jaime le faltaban muchas cosas por descubrir y conocer, especialmente las fórmulas que sólo tenían los antiguos tapieros baricharas, que pasaban por su casa y le preguntaban por qué insistía en recuperar un lote en ruinas y no le apostaba a una casa de cemento.

Así que se puso a buscar a los más experimentados. Fue entonces cuando conoció a Don Urbano, mejor nombre no podía tener, afirma Jaime en medio de carcajadas y palmas. Era un hombre de 96 años que le dijo que levantara su casa en el mismo lugar donde estaba el caney caído de la desaparecida finca, para que aprovechara los regalos de la naturaleza.

“Me contó que esta era una zona donde se habitaba en caneyes, cuyos  bastiones se ubicaban dependiendo de la circulación del viento y la salida del sol. Como allí se secaba tabaco, ellos organizaban el lugar de acuerdo a estos principios”, explica este arquitecto.

Jaime se enamoró mucho más de su proyecto y le puso más empeño. Quiso interrogar más a Don Urbano sobre el tema, pero éste se empeñó en que Jaime debía sacarle también provecho al árbol de mamón que aún se conserva en la entrada de esta casa, que hoy además de ser su vivienda, también funciona como un hostal para viajeros. 

“Él insistía en que era un árbol macho de mamón, y que si no lo levantaba a fuete nunca me iba a dar frutos. Mucha gente de por acá cree en eso y dicen que es efectivo. La verdad no lo hecho porque no me imagino con una correa ‘cascando’ a un árbol (risas)”.

Más allá de todas sus vivencias con Don Urbano, Jaime le añadió otro componente a su proyecto, el estudio del caney. “A mi juicio es la edificación criolla, nuestra y colombiana. Yo les digo en conferencias y pregunto cuál es la arquitectura nuestra y nadie responde. Es el caney. El caney es tan polifacético y pocos proyectos se han hecho partiendo de esta construcción”, añade.

Más allá de la tradición


Algunos tapieros de Barichara cuentan que los estratos en el pueblo se determinaban de acuerdo al grosor de la pared de las casas hechas en tapia pisada.


Se conoce que muchas de las casas que aún sobreviven alrededor del parque tienen muros de hasta 80 centímetros de ancho. Por eso eran reconocidas como las mejores del pueblo.
También comentan que hacia la periferia del municipio, las tapias de algunas viviendas sólo alcanzan los 50 centímetros y por eso es que su valor e importancia es menor.

Y un detalle más: Los viejos tapieros concluyen que para que una casa logre estar en pie hasta cuatro siglos, debe tener buenas botas y buen sombrero. Es decir, que sus techos sobresalgan y que la base de la vivienda no sea salpicada por el agua.

Estas y muchas enseñanzas más han sido utilizadas por Jaime Higuera y por cientos de arquitectos y amantes de las antiguas técnicas de construcción en muchos proyectos dentro y fuera de Barichara.

Aunque Jaime no ha logrado consolidar sus sueños –construir viviendas de interés cultural con el diseño participativo aportado por la comunidad–, no pierde la esperanza de que algún día los más pobres y necesitados puedan habitar en casas dignas, lejos de los modelos que hoy se conocen como viviendas de interés social.

“Lo más importante es que el material vale cero pesos. Generalmente se saca del sitio, si acaso uno paga el transporte de la tierra. No se registran desperdicios y mucho menos escombros. La idea no es descabellada. La he difundido en cientos de talleres de arquitectura en todo el país y pronto viajo a Europa para seguir difundiéndola”, comenta este bumangués.

Las facultades de arquitectura no pueden seguir formando arquitectos aburguesados. En Colombia somos una sociedad agraria, cuyos proyectos de construcción deben estar dirigidos según las necesidades de la población. ¿Por qué no apostarle a viejas técnicas como la de la tapia pisada, incluyendo parámetros de sismoresistencia y proponemos nuevas opciones de vivienda? Creo que debemos reflexionar sobre esto”, añade.

Jaime Higuera asegura que las técnicas se mantienen y que a lo mejor pasarán décadas antes de que los tapieros desaparezcan. Sin embargo, insiste en que sí se deben aplicar pruebas a estas edificaciones para mejorar tanto las construcciones existentes como las que muchos desean construir en Barichara.



martes, 17 de julio de 2012

Christian Felber, cofundador de Attac y padre de la economía del bien común


"Nadie debe cobrar más de 20 veces el salario mínimo" 

La Vanguardia 
10 de julio de 2012
Tengo 39 años, austriaco. Licenciado en Filología Románica, Ciencias Políticas, Psicología y Sociología. Doy clases en la Universidad de Economía de Viena. Soltero. La economía debe servir a la sociedad. Universo significa un solo verso, yo soy parte de esa canción


Debemos resolver la contradicción ética entre los valores de los mercados capitalistas (afán de lucro y competencia) y los principios constitucionales que recoge, entre otras, la Constitución de Baviera.  

"Toda actividad económica sirve al bien común". 
La economía del bien común es un sistema económico alternativo completo. Hoy se han adscrito al movimiento y aplican el modelo 717 empresas en 15 países, tres bancos europeos, 129 organizaciones y 50 políticos. 

 ¿Y en qué consiste su modelo? 
Está basado, como la economía de mercado, en empresas privadas. La diferencia estriba en que las empresas no compiten entre ellas, sino que cooperan para conseguir el mayor bien común a la sociedad en su conjunto.  

¿Y cómo se consigue eso? 
Cambiando las reglas del juego político. El éxito económico no se mide por indicadores monetarios como el beneficio financiero o el PIB, sino por el balance del bien común. Hoy una empresa puede ser exitosa agravando los problemas sociales y ecológicos.  

Destrozando el medio ambiente. 
Sí, y pisoteando los derechos humanos, empleando mano de obra infantil, desviando sus beneficios a paraísos fiscales o presionando mediante lobbies para promover leyes que vayan en su propio beneficio.  

Algo debe cambiar. 
El 80% de los alemanes y el 90% de los austriacos esperan un nuevo orden económico. Según las encuestas, si se pregunta a la gente cuáles son los indicadores de calidad de vida más relevantes, las respuestas son prácticamente idénticas en todo el mundo.  

 ¿Qué queremos? 
Se resume en 15 identificadores (sanidad, calidad del tiempo, confianza, cooperación, aprecio, democracia, solidaridad...) que hoy podemos medir para saber cuál es la aportación de las empresas a ese bien común deseado. Cuanto más social, ecológica, democrática y solidaria sea la actividad de la empresa, mejores serán los resultados del balance del bien común alcanzados.  

¿Y tendrán premio? 
Sí, disfrutarán de ventajas legales: aranceles ventajosos, créditos baratos, tasas de impuestos reducidas, privilegios en compra pública y en concursos públicos...  

Hoy los productos éticos y ecológicos son considerablemente más caros. 
Cierto, pero con esos incentivos se abaratarán, mientras que los no éticos subirán de precio. El consumidor podrá identificar mediante un código de barras el balance del bien común a través de internet y del móvil, y el producto tendrá un distintivo de color, un semáforo, que informará del aporte de este producto al bien común. 

 ¿Cree que algún parlamento aprobará sus propuestas? 
Las estudia la UE, pero paralelamente estamos creando convenciones económicas democráticas que están redactando las reglas del juego, y el pueblo soberano las podrá convertir en vinculantes y legales.  

¿Hay algún ejemplo? 
Muro d'Alcoi, en Alicante, se ha declarado oficialmente municipio del bien común. Y hay municipios en Austria, Italia y Alemania que lo están fomentando porque hay empresas, científicos y organizaciones que se han pronunciado a favor de esta iniciativa. Viena se esta planteando dar prioridad en la compra pública a empresas que hagan el balance del bien común.  

¿Qué otras medidas propone? 
Que los excedentes financieros no se utilicen para bonificar a personas que no trabajan en la empresa, prohibir la adquisición hostil de otras empresas, la inversión en mercados financieros y la aportación a partidos políticos. En contrapartida, el impuesto sobre el beneficio empresarial se elimina.  

¿Dónde revertirían esos excedentes? 
En inversiones con plusvalía social y ecológica, devolución de créditos, depósitos en reservas limitadas, bonificación a los empleados de forma restringida y créditos sin intereses a empresas cooperadoras.  

¿Qué más? 
Cuanto más tengas, más difícil será adquirir más. Ha de haber un límite por arriba y por abajo a la desigualdad en los ingresos, la propiedad privada y el tamaño de las empresas.  

¿Qué propone para las diferencias de ingresos y patrimonios? 
Limitarlas, ingresos máximos de por ejemplo 20 veces el salario mínimo y propiedades que no excedan los diez millones de euros. Y el derecho de cesión y herencia de 500.000 euros por persona.

¿Y el empleo? 
Las empresas serán más exitosas cuanto más contribuyan a reducir el paro, proponemos diversas medidas como un año sabático cada diez que reduciría un 10% el paro. Y un banco democrático con depósitos de ahorro garantizados, cuentas corrientes gratuitas, créditos de interés reducido y de riesgo con plusvalía social y ecológica. ¿Qué hacemos con los impuestos? En Austria el 90% de la población no tiene ni la tercera parte de toda la propiedad privada, no vamos a poner ningún impuesto sobre ellos.  

¿Que paguen los súper ricos? 
La propiedad privada es cinco veces la deuda pública en toda la zona euro; si le aplicamos el 1% de impuestos, en diez años se reduciría a la mitad y a las grandes fortunas sólo les implicaría el 10% de su fortuna. 

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Calidad de vida 

Calidad de vida Felber sentó las bases de La economía del bien común (Ed. Deusto) y se fueron sumando economistas y empresarios para profundizar en este nuevo modelo que pretende poner la economía al servicio del ciudadano y no del beneficio, con propuestas claras. Corregir, por ejemplo, las abismales desigualdades salariales: "En Alemania los altos ejecutivos ganan 5.000 veces más que el salario mínimo legal. Creo que es inconstitucional y debemos conseguir que lo prohíban por ley". El egoísmo y la irresponsabilidad de la economía deben dar paso a la cooperación. Felber invita a personas, empresas y comunidades a sumarse a esta reconstrucción de la economía (http://www.economia-del-bien-comun.org/). 

lunes, 16 de julio de 2012

café en movimiento


El Espectador
24 de junio de 2012 

La producción de granos selectos en Colombia es una realidad que va avanzando con fuerza.


Era cuestión de tiempo. El café colombiano, que durante años se ha valorado de manera genérica por su suavidad y calidad gracias al meticuloso trabajo de homogeneización emprendido por la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia (FNC), hoy sorprende al mundo por sus pequeñas y rutilantes producciones, gracias a una fase de apertura comercial para granos selectos.

Bajo el sombrero de Café de Colombia, estos nuevos productores y distribuidores —especialmente los dedicados a las bajas elaboraciones— están encantando a críticos y consumidores, y prueba de ello son los cada vez más frecuentes premios obtenidos por estos cafés en los principales concursos internacionales.

Este auge, que está en plena gestación, ha llevado a la FNC y al programa Colombia Toma Café a poner el foco en el tema de la diversidad, y para ello ha invitado a grandes figuras globales del rubro, como el italiano Vittorio Castellani, quien hace pocas semanas viajó por el país como parte de una expedición llamada “Colombia sabe de café” (www.colombiasabedecafe.com).

El impacto fue inequívoco: “Me voy absoluta y deliciosamente sorprendido”, confesó después de su periplo. Ciertamente, Castellani sabe algo de comidas y productos del mundo. Como reconocido cocinero, periodista y asiduo investigador —se le conoce como “Chef Kumalé”—, ha recorrido el globo por cerca de veinte años en busca de trascendentales claves gastronómicas. Pero su más grande trabajo, sin duda, es una emocionante serie televisiva sobre la historia del café, difundida por National Geographic.

Aunque la serie se desarrolla en África y en los países árabes —ejes iniciales de la cultura cafetera mundial—, Castellani también ha viajado a Brasil y Perú. Pero le faltaba Colombia, y su descubrimiento lo dejó atónito. “A medida que visité la geografía cafetera —dividida en acotadas parcelas—, encontré modestos y consagrados productores; aprendí originales formas de elaboración y de consumo, y me compenetré tanto con la cultura cafetera colombiana, que de inmediato la asemejé con la forma clásica de hacer vinos. Es como en Italia: cada lugar de origen es diferente; cada proceso es enriquecido por el productor; cada aporte hecho por el clima y por el suelo otorga a la taza un toque único. En el fondo, cada café es una cultura”.

Precisamente, estos atributos particulares han hecho que muchos productores encuentren eco internacional a su trabajo.

“En efecto, ha llegado el momento de que nuestro café suba de estatus”, dice Juan Pablo Villota, cabeza visible de Café San Alberto, de Buenavista, Quindío.

Sometido a un proceso quíntuple de selección de granos, San Alberto se ha convertido, en corto tiempo, en uno de los cafés especiales y de origen más premiados en el escenario internacional. Su apuesta central ha sido demostrar que el café es mucho más que un estimulante para entrar en calor. “Para nosotros, se trata de un producto situado en el mismo nivel de los vinos y los licores, donde la calidad, el lujo y los procesos característicos son fundamentales”. Esta visión de la excelencia ha llevado a Café San Alberto a obtener grandes galardones de producto en concursos y ferias en Corea y Rusia. Y en las últimas semanas se hizo acreedor al título Tres Estrellas Doradas, del International Taste & Quality Institute, de Bélgica.

Un caso similar es el de Granja La Esperanza, otro productor nacional cuya especialidad es la variedad Geisha, la más apreciada y costosa del mundo. Recientemente, la Asociación Norteamericana de Cafés Especiales (SCAA), le asignó a dos cafés de Granja La Esperanza, en el Valle del Cauca, el segundo y tercer lugar en el ranking de los diez primeros cafés del mundo. En la prueba participaron más de 250 variedades de 26 países. La representación exclusiva de ambos productos está a cargo de Café Devotion, comercializados con las marcas Devotion Geisha Reserva (Finca Cerro Azul) y Devotion Blueberry Mountain Geisha (Finca Las Margaritas).

“Nos complace que Granja La Esperanza haya encontrado en Café Devotion su aliado nacional para la comercialización de estos tesoros”, dice Steven Sutton, gerente general de esta empresa distribuidora, que cuenta con una boutique especializada en el nuevo Hotel Hilton Bogotá.

“Dar el gran salto para una mayor apreciación de nuestros cafés es el reto del programa Colombia Toma Café”, dice Ana María Sierra, su coordinadora ejecutiva. “Definitivamente, necesitamos aprender y saber más de nuestros productos. Si los críticos y consumidores más exigentes ya lo han hecho, no hay ninguna razón para que los colombianos no lo logremos”.

 

domingo, 15 de julio de 2012

En tiempos de peligro


William Ospina
15 de julio de 2012

Tendemos a pensar que los grandes inventos de la humanidad son los de nuestra época; por eso está bien que alguien nos recuerde que las edades de los grandes inventos fueron aquellas en que inventamos el lenguaje, domesticamos el fuego y las semillas, convertimos en compañeros de aventura al caballo y al perro, la vaca y la oveja, inventamos el amor y la amistad, el hogar y la cocción de los alimentos, en que adivinamos o presentimos a los dioses y alzamos nuestros primeros templos, cuando descubrimos el consuelo y la felicidad del arte tallando gruesas venus de piedra, pintando bisontes y toros y nuestras propias manos en las entrañas de las grutas.

Los grandes inventos no son los artefactos, ni las cosas que nos hacen más eficaces, más veloces, más capaces de destrucción y de intimidación, de acumulación y de egoísmo. Los grandes inventos son los que nos hicieron humanos en el sentido más silvestre del término: el que utilizamos para decir que alguien es generoso, compasivo, cordial, capaz de inteligencia serena y de solidaridad. Todos advertimos que hay en el proceso de humanización, no como una conquista plena sino como una tendencia, la búsqueda de la lucidez, de la cordialidad, de la responsabilidad, de la gratitud, de la generosidad, de la celebración de los dones del mundo.

¿En qué consiste hoy la crisis histórica si no en el colapso al que parece llevarnos nuestra propia soberbia? Una doctrina del crecimiento económico que encumbra a unos países en el derroche, el saqueo de recursos y la producción de basuras, y abisma a los otros en la precariedad, mientras precipita crisis cada vez más absurdas sobre las propias naciones opulentas. Un modelo de producción y comercio que convierte el planeta en una vulgar bodega de recursos para la irracionalidad de la industria; cuyo frenesí de velocidad y de consumo altera los ciclos del clima, transforma el planeta en un organismo impredecible, crea un desequilibrio creciente del acceso a los recursos y al conocimiento, y convierte la sociedad en escenario del terror y la arbitrariedad, del tráfico de todo lo prohibido y de corrupción de todo lo permitido. Asistimos al fracaso de los valores históricos que fundamentaron toda moral y toda ética; y vemos desplomarse todo lo que fue respetable y sagrado.

Es inquietante saber que no es tanto la ignorancia sino el conocimiento lo que nos va volviendo tan peligrosos. Los arsenales que fabricó nuestra ciencia pueden hacer saltar este sueño en minutos. Nunca hubo tanto miedo como ahora, cuando estamos en manos de la razón. Y sin embargo no podemos intentar volver a la irracionalidad: una vez que encontramos la razón, encontramos un camino del que difícilmente podemos apartarnos.

Pero si hoy la cultura diseña el colapso, traza indolentemente bocetos de la aniquilación, la cultura tiene el deber de responder, desconfiar de la velocidad y de la opulencia como modelo de existencia, del desperdicio y el envilecimiento del entorno como manera de habitar en el mundo. Se diría que sólo podemos aprobar las innovaciones, las fuerzas transformadoras con la única condición de que no alteren lo que es esencial. Es preciso mantener inalterados los fundamentos de la vida y del mundo, y todos sabemos cuáles son, porque para eso nos han servido veinticinco siglos de conocimiento. El agua, el oxígeno, el equilibrio del clima, la salud de las selvas y de los mares: lo que nosotros no hicimos ni podemos hacer.

Entre el agua y la extracción codiciosa del oro de la tierra, yo prefiero el agua. Entre el aire puro y el arrasamiento de la selva por la economía del lucro, yo prefiero el aire. Entre el equilibrio del clima y el crecimiento industrial yo prefiero el clima. Entre la antigua virtud de las semillas y su modificación impredecible para la fabricación de organismos estériles favoreciendo la codicia de los que privatizan todo lo sagrado, yo no sólo prefiero las semillas, la prodigalidad de la naturaleza, sino que considero un crimen la apropiación privada de los más antiguos bienes colectivos.

Toda transformación tiene que ser justificada. El universo es a la vez tan prodigioso y tan frágil, que no tenemos el derecho de modificarlo abusivamente, de alterar, por intereses privados, los bienes de todos. En lo fundamental ya no pertenecemos a una tribu, a una raza, a una nación, a un credo, pertenecemos a un planeta.

Para eso sirvió la edad de las transformaciones, para conocer los límites de la transformación. Para eso sirvió la globalización: para que se encontraran los intereses del todo con los intereses de cada parte, el sentido del globo con el sentido profundo de cada lugar. Ya cada individuo tiene el deber de ser la conciencia del planeta.

La batalla definitiva será por los glaciares y por los pelícanos, por los helechos y por las medusas, por selvas y océanos, por las artes y por los muchos sentidos de la belleza, por la razón y por el mito. La supervivencia del mundo exige una urgente redefinición de los límites del hombre y de su industria.

“Allí donde crece el peligro crece también la salvación”, dijo Hölderlin. Entonces estos tiempos son los mejores: porque llaman a la renovación de la historia. Y si es en la cultura donde surge el peligro, es allí donde tenemos que buscar la salvación.

*(Leído en el aula máxima de la Universidad de Antioquia).

sábado, 14 de julio de 2012

la buena vida de Barichara


Publicado por El Rincón de Sele
9 de julio de 2012

Barichara, la niña de los ojos de Colombia, tiene el aroma a calidad de vida, eso a lo que tantos aspiramos hacer nuestro en algún momento. En este pueblecito tricentenario considerado por muchos, y con razón, el más hermoso del país, el tiempo no vuela sino que pasa lentamente, el clima no es bueno sino que es mejor, y la gente te embriaga con una hospitalidad sincera y diría que innata. Los días aquí pasados me han mostrado el que podría considerar un retiro soñado en el que una colorida hamaca de tela sería mi bandera, los sonidos inconfundibles de la Naturaleza en la noche la banda sonora original y los jugos de mil frutas tropicales el elixir de la vida eterna. Escondida entre montañas, pastos y cielos azules de rotundidad, vive esta linda localidad orgullo del Departamento de Santander y de todo colombiano que ame su país. Barichara significa en el antiguo lenguaje de los guanes “Lugar para el descanso”. No me imagino en absoluto un nombre más apropiado para definir su pose, su ritmo y sus múltiples posibilidades para acoger en sus senos a las almas cansadas o hastiadas de rutinas y días grises. Aquí todo es color, sonrisa y piar de colibríes cada mañana, senderos de piedra enlazando casas blancas y ventanas de madera, y saludos de buena gente ante un lento paseo sin rumbo. Ingredientes que mezclados nos hablan de la buena vida en un lugar único.



Escribo estas líneas cuando la noche suena de forma natural, con el rumor embriagante que posee el bosque cuando se apagan las luces. Desde lo alto de un monte en los aledaños de Barichara tengo el atrevimiento de vivir mientras escribo y escribir mientras vivo. 


HOSPEDADOS EN UNA FINCA… COLOR DE HORMIGA

Ciertamente los primeros días en Colombia no pudieron ser más prometedores. No sólo por abrirse ante nuestros ojos un país amable y realmente bello, sino también por contar con la presencia de caras amigas que nos hicieran más placentera nuestra estancia en tierras colombianas. Como véis empiezo a hablar en plural porque en Bogotá se incorporó la aventurera que faltaba, mi compañera de viajes preferida que trajo su mochila para continuar un sendero que aún tiene interrogantes en el título. Quien sino Rebeca, que deseosa de saltar el charco, camina ya junto a mí disfrutando de un día a día esperanzador.

Pero, además de ella, aparecieron otros rostros amables y conocidos como Hernando Reyes (Club Altum) y Antonio Quinzán (Viajes y Fotografía), con quienes pasamos buenos ratos en la capital colombiana. El propio Hernando, un embajador de lujo que nos mostró las mil y una caras de Bogotá, nos asesoró y recomendó EL LUGAR con mayúsculas para disfrutar y descansar en Barichara, la cual iba a formar parte sí o sí de nuestra ruta por Colombia. Hablo de la finca o reserva natural con hospedaje y restaurante de “cocina atípica” conocida como Color de Hormiga, una de las mejores sorpresas que he hallado dentro de este, también atípico, viaje a América sin billete de vuelta. Jorge y Claudia al mando con el mejor baluarte posible, la hospitalidad, regentan esta especie de lodge ecológico en el que uno puede saborear la naturaleza y el silencio del monte que se asoma a Barichara, a bordo de una habitación con encanto, cómodas hamacas en el patio en el que desayunan los colibríes y el significado real de la expresión “calidad de vida”. Pocas veces he visto tan apropiada dicha acepción como aquí, y puedo no ser objetivo porque hablo de Jorge y Claudia como mis amigos, pero es que cuando se les conoce es imposible dejar a un lado cualquier subjetividad.

Despertarse, sin importar el reloj, era siempre un placer porque fuera los árboles y las plantas te daban los buenos días junto a decenas de pajarillos de colores a los que no les incomodaba nuestra presencia. Durante un buen rato, cada mañana, nuestras mesas de oficina pasaban a ser las hamacas donde observábamos con un libro sobre aves en la mano, cuál era cuál. Después charlábamos bajo la sombra de un delicioso desayuno y preparábamos una jornada distinta ya fuera en Barichara o en sus prometedores alrededores cargados de Naturaleza y buena energía.

Lo de Color de Hormiga proviene de la especialidad culinaria de su restaurante, las hormigas culonas, capaces de dar sabor a las comidas como nadie se hubiese imaginado. De hecho Jorge es el creador de la salsa de hormiga culona, la cual aplica con maestría en sus platos. A muchos nos puede parecer raro cocinar con hormigas, pero para los santandereanos (que no santanderinos) es una tradición que viene de muy lejos en el tiempo y de la que se sienten muy orgullosos. El propio restaurante, Color de hormiga, al que ya vale la pena acudir por sus tremendas vistas, aparece bien destacado en la guía Lonely Planet, cosa que el propio dueño conoció cuando el libro ya llevaba varias ediciones. No tardaré en hablaros en este blog de una experiencia “color de hormiga”, porque reconozco que me planteé desde el principio abrir el paladar para adaptarme a los gustos locales.
 
BARICHARA, POSIBLEMENTE EL PUEBLO MÁS BELLO DE COLOMBIA

Bajar el sendero de tierra roja que comunicaba nuestro alojamiento con Barichara nos mostraba cada vez más cerca la fisionomía del pueblito santandereano que muchos le otorgan la no azarosa calificación de ser el más bello de Colombia. Las montañas de fondo, con nubes de algodón entrelazadas, se recortaban en la silueta horizontal que se topaba con nuestra mirada impaciente.

Barichara nos esperaba abajo con su abanico de calles y cuadras en cuesta, sus paredes de piedra y barro encaladas hasta el tejado y sus puertas y ventanas jugando a teñirse de colores diferentes. Nuestros pies nunca tardaban en acoplarse a la perfección al suelo adoquinado que se subía o se bajaba del montículo sobre el que está levantado el pueblo.

Esta fue tierra de indios guanes, pero Barichara no fue fundada hasta 1705 cuando los españoles quisieron conmemorar una aparición de la Virgen María tallada en una roca. El milagro fue el resorte para que allí fuera construida una iglesia y, posteriormente, una aldea que no hace mucho cumplió trescientos años. Tres siglos llevados a la perfección y premiados con todo tipo de adjetivos y títulos tales como Monumento Nacional en sí mismo. Y aunque pasó desapercibido durante mucho tiempo el turismo ha puesto su mirada en esta localidad porque no hay viajero que no se marche feliz de haberlo conocido. Doy fe que estos días creo haber encontrado otro de esos retiros en los que dar un baño de positivismo y calma a mi espíritu.

En Barichara no hay que buscar grandes monumentos ni nada parecido. Ese no es, ni mucho menos, el objetivo del que viaja hasta este bello pueblito. Su secreto está en la conservación de sus calles y viviendas tricentenarias, la capacidad demostrable de no dejar que el tiempo corra ni los relojes funcionen con la presión de un vengativo minutero. Lo mejor que se puede hacer es departir alegremente con los baricharas o patiamarillos, pasear sin rumbo u observar la sencillez de unas casas cuyas puertas están permanentemente abiertas (es significativo en un país en el que los medios de comunicación de todo el mundo cuestionan constantemente su seguridad). Nada más… y nada menos.

Con la cámara en la mano y el Sol con su constante y fogosa compañía, recorrimos cada recoveco de un pueblo amable, de ritmo relajado que afortunadamente (y espero que por mucho tiempo) no se ha vendido a la mediocridad de ser impersonal. Barichara tiene carácter y sus labios dibujan sonrisas a los siempre bien recibidos caminantes. Aunque ciertamente aquí nadie es foráneo o extraño, es un huésped más de la que puede ser una de las banderas de ese acertadísimo lema de Turismo de Colombia que asegura que “el riesgo es que te quieras quedar”. Suscribo cada letra al tiempo que saboreo un refrescante jugo tropical.

Las fotografías, idénticas a las que podrían haberse hecho hace diez, cincuenta o cien años (salvo cuando se cuela algún vehículo moderno), retratan Barichara sin la justicia de lo que pueden ver unos ojos cuando se dirigen a su hermosa y cálida sencillez.


Sele
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viernes, 13 de julio de 2012

así funciona acá


La Controversia
Revista Arcadia nº 80
Publicado el: 2012-05-25

Casi dos horas tuvo que esperar Fabián Sanabria, director del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh), cuando el 8 de mayo acudió a una cita con la Comisión Sexta del Senado para debatir el proyecto de Ley sobre Patrimonio Sumergido.

Sanabria llegó a las nueve de la mañana con la certeza de que el debate empezaría a esa hora. No fue así, pues ni la Ministra de Cultura ni el senador proponente, Jorge Hernando Pedraza, estaban. Cuando este último entró, a las 10:45, le dijo a Sanabria que esperaba que la reunión resultara más productiva que una anterior también con el Icanh. Sanabria respondió que si estuvieran en el Parlamento inglés habrían empezado a tiempo y el senador aclaró que estaban en Colombia y que así funcionaban las cosas. Sanabria continúo: “Claramente no estamos en el Parlamento inglés porque allá no matan”. Lo que para Sanabria fue un comentario didáctico, para el senador fue una afrenta que se agravó cuando, según él, Sanabria lo insultó en francés. El debate comenzó y el senador no dejó de reclamar hasta que Sanabria se paró y se fue. El director del Icanh todavía se pregunta por qué ser puntual es un irrespeto. 

Jorge Hernando Pedraza



Fabián Sanabria












jueves, 12 de julio de 2012

Siguen sin declarar Parque Nacional al Páramo de Santurbán


12 de julio de 2012

Diputados de Santander denunciaron que los intereses políticos y de las multinacionales estarían dilatando la delimitación de las zonas protegidas.


En el páramo de Santurbán nacen ríos que alimentan acueductos de toda la región santandereana.


En la tarde del miércoles representantes de la Cámara Colombiana de Minería se reunieron con diputados del Santander en la Asamblea, para debatir la los propósitos de la “locomotora minera” del gobierno de Juan Manuel Santos en ese departamento.

Mientras el director ejecutivo de la Cámara Colombiana de Minería, César Díaz Guerrero, argumentó que el Gobierno ha impulsado la explotación de recursos bajo prácticas sostenibles, los diputados advirtieron sobre las graves consecuencias medioambientales que pueden traer las prácticas mineras en ecosistemas estratégicos como el Páramo de Santurbán.

Aunque la movilización civil no ha permitido la explotación de oro en el páramo, que pondría en riesgo el abastecimiento de agua de Bucaramanga, aún no se han llevado a cabo acciones para declarar la zona como área protegida. 

Los diputados denunciaron que la petición de declarar la zona como Parque Nacional viene dilatándose al ritmo que los intereses políticos y los de las multinacionales lo han querido. Posición a la que también se unió la Sociedad Santandereana de Ingenieros (SSI), que  ante los organismos de control (Fiscalía, Procuraduría y Contraloría) puso en evidencia las malas prácticas que vienen desarrollando las empresas que exploran en lugares aledaños al páramo. “Aquí hay un gran interés político y un gran interés de las multinacionales. Están dilatando el proceso mientras ajustan esa delimitación”, le dijo al diario Vanguardia Liberal  Florentino Rodríguez, presidente de la SSI.

“Hoy le pedimos a la Corporación para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga, que se emita un concepto sobre la declaratoria del Parque Natural Nacional, tenemos entendido que ya todo está definido y el Ministro de Minas y Energía manifestó que en julio ya se tendría la delimitación”, señaló Carlos Alberto Morales, diputado de Santander.

Si bien desde marzo de este año se conoció la noticia, por parte de la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga, sobre la puesta en marcha de los estudios que delimitarían el Parque Nacional Natural, el Gobierno Nacional no ha oficializado la declaración.

miércoles, 11 de julio de 2012

El monasterio, un lugar de encuentro con el visitante desde el silencio


Vida Nueva
Eulàlia Tort
6 de julio de 2012


Religiosos abren sus puertas a quienes desean un tiempo de aislamiento.


 La monja benedictina Teresa Forcades cuenta que descubrió su vocación mientras preparaba un examen final en el monasterio de Sant Benet, en Barcelona. Después de estar tres años trabajando como médico residente en el hospital de Búfalo (Nueva York), tenía que aprobar la prueba definitiva.

Decidió regresar a Cataluña para estudiar sin interrupciones y pensó que el monasterio de Montserrat era una buena opción.

Al no quedar habitaciones libres, le propusieron que fuera al monasterio que hay solo un kilómetro más abajo, el de las benedictinas. Teresa desconocía la existencia de esta comunidad, pero decidió probar y, tres semanas después, habló con la madre abadesa para expresarle su vocación. Además de hincar los codos, participaba de la liturgia de las horas con la comunidad y pasaba largos ratos sentada en un banco de la iglesia.

Su caso es una excepción, pero nos muestra que pasar un tiempo en un monasterio puede convertirse en algo más que unos meros días de estudio.

Laura Pérez es una escritora que decidió pasar cuatro días en el mismo monasterio de Sant Benet para acabar su libro. Según cuenta, “si te quedas en la ciudad, mantienes tu agenda de compromisos y el trabajo de la casa, con lo que las interrupciones son constantes. Busqué un sitio donde poder aislarme y trabajar ocho horas al día sin que nadie ni nada me molestaran. Fueron cuatro jornadas de trabajo en los que, además, reflexioné, sentí paz interior, pude hacer oración y tener un espacio donde recomponerme”.

Profundización

Como Laura, muchos son los que, además de trabajar, buscan en el silencio de los monasterios un espacio de profundización interior. El hermano Jaume Gabarró, del monasterio cistercense de Santa Maria de Solius, en la Costa Brava, recuerda a personas que allí “han descubierto las Américas de la espiritualidad”.

El monasterio de Solius es algo diferente al de las monjas benedictinas de Montserrat. “Nuestro monasterio –recalca Jaume– no destaca por tener una excelente biblioteca ni grandes eruditos, así que las personas que vienen aquí a estudiar buscan otros valores, como la sencillez, la paz o la liturgia pero, sobre todo, la buena acogida de los hermanos”.

Esto se traduce en que los visitantes, solo hombres, son acogidos como invitados y en que no hay tarifas, simplemente la voluntad. “Durante el día, cada uno hace lo que quiere, pero el encuentro con la comunidad se produce en las plegarias y las comidas. Los huéspedes comen con nosotros y siempre acabamos con una sobremesa donde los visitantes nos permiten aprender del mundo exterior y nosotros les ofrecemos, a cambio, una buena acogida”.

¿Son Creyentes?

¿Cómo son las personas que van a estudiar a un monasterio? Todos los religiosos consultados coinciden en afirmar que los huéspedes que vienen a estudiar en sus casas no siempre son cristianos. Eso sí, difícilmente serán ateos. Tal vez agnósticos que, aunque no se consideren cristianos, sienten un profundo respeto por la espiritualidad monástica y los valores que representa. Por tanto, nunca se pregunta por la fe del huésped y la participación en las celebraciones es siempre voluntaria.


domingo, 8 de julio de 2012

el poder de la música






La personalidad de Alice Herz-Sommer es simplemente fascinante, sus historias regalan una hermosa lección de esperanza y optimismo en una sociedad que diariamente se empeña en destruirse a si misma. 

Esta es una traducción del trailer oficial del documental "Alice Dancing Under the Gallows" (2011) dirigido por Malcolm Clarke y producido por Nick Reed, Malcolm Clarke, Chris Branch, Larry Abramson y Jasmine Daghighian. 

 Más información del documental puede obtenerse siguiendo el enlace: www.nickreedent.com (En Inglés)


miércoles, 4 de julio de 2012

honestidad del presidente de Uruguay sorprende en discurso de cumbre Río+20






Intervención de José "Pepe" Mujica en la cumbre de Río+20, que se llevó a cabo en Brasil con representantes de 139 países bajo el alero de la ONU, y donde el mandatario charrúa volvió a cosechar los aplausos de su audiencia.

Pero no lo hizo proponiendo planes ni realizando promesas, sino lanzando preguntas tan fundamentales sobre la actual situación de la humanidad que podrían pecar de inocentes. ¿Qué es lo que buscamos? ¿Somos realmente felices? ¿Estamos gobernando nuestras invenciones o dejamos que ellas nos gobiernen a nosotros?

“¿Qué le pasaría a este planeta si los hindúes tuvieran la misma proporción de autos por familia que tienen los alemanes? ¿Cuánto oxígeno nos quedaría para respirar? ¿Es posible hablar de solidaridad y que estamos todos juntos en una economía basada en la competencia despiadada? ¿Hasta dónde llega nuestra fraternidad?”, fueron algunas de las interrogantes que dejó a la conciencia del mundo.

Gana 12.500 dólares por mes, pero dona el 90% a fondos sociales. Su único patrimonio es un viejo Volkswagen y vive en una humilde chacra en las afueras de la capital de su país. “Hay otros que viven con menos”, se justifica.

lunes, 2 de julio de 2012

Trueba: "La televisión suprime al director"

Por: Rocio Arias Hofman
El Espectador
Pasada la colina de los 50, la vida se convierte para unos en una senda de estrepitosa bajada. En cambio, para otros como Trueba, Fernando, dueño con sus hermanos de la librería madrileña La Buena Vida; narrador permanente; acumulador de palabras y de imágenes.



Barichara (Santander). Son las 7:40 de la noche. Azulejos, pequeñas torcazas y canarios han comido todo el día plátanos, granos de arroz bajo los icacos. Llueve en un pueblo donde escasea justamente el agua. Un preámbulo misterioso —si se quiere— para la llegada de Trueba. Aquí está, en la tierra amarilla del tabaco. Invitado con mucho honor —lo miran alborozados jóvenes y viejos, estudiantes y campesinos— por el Ficba, un festival de cine elaborado con vocación, genuino de esta región colombiana. Qué oportunidad para indagar sus opiniones sobre televisión y cine.

Ahora que las series de televisión copan hasta titulares de periódicos, ¿qué lugar ocupan ellas en su vida de espectador?

No veo televisión, ni siquiera las cosas buenas. La tengo apagada. En mi casa, mi mujer es adicta a los informativos y algunas series. Ve Mad men y le encanta. De sólo verla, me perturba. Los decorados son tan limpios que me incomodan. Me molesta cómo se peinan, cómo se visten, me parece un simulacro de la época. Siento ganas de irme, no quiero oírles hablar. Me parece una gran mentira. Veo dos imágenes y me tengo que ir. Me produce aversión física desde mi ojo de realizador. Mucha gente me dice que estoy equivocado, que es muy buena. Esa excesiva y extraña pulcritud de los 60 me espanta. La única serie de televisión que he visto y me enganchó es The Wire, es puro Balzac, la comedia humana. El resto es como los folletines del siglo XIX, no quiero ser peyorativo sino que lo que hoy llaman modernidad es haber vuelto a esa manera de atender las historias por entregas.

En las series, para contar una historia se toman un tiempo que resulta imposible en el cine.

No creo que haga falta tanto tiempo para contar historias como sucede en la televisión, con las series. En cinco minutos se puede contar una historia, si es muy buena. Chéjov era capaz de contar una historia buenísima en 28 páginas. La necesidad de sesenta horas o mil páginas pasa a veces, pero no se necesita que todo el mundo quiera ser Tolstoi. Esta dimensión de cincuenta horas y seis temporadas es tremenda. Contar las cosas en cien minutos es un reto. Eso es el arte dramático. Son los famosos tres actos shakespeareanos. Aristóteles ya lo expuso. Saber condensar el tema, plantearlo, contarlo y desarrollarlo es un arte. Eso de relatar algo durante 14 días seguidos no sé, en cambio, si es arte o aburrimiento. Para los que no tienen vida propia puede ser útil y resultar un gran relleno. Como vivimos cada vez más en un mundo virtual, donde la gente vive mucho menos su vida y más la de los otros, pasa así. Personalmente no me interesa jugarme mi existencia de esa manera. No desconozco la inteligencia de los tíos que escribían The Wire. Yo no quiero, sin embargo, escribir cosas tan largas.

Ha habido una alternancia de roles entre el director y el guionista en las series. El segundo es el que manda...

Es que en la televisión el director no existe porque lo cambian en cada episodio. Entonces resulta que es el actor quien mejor conoce al personaje. En el fondo, la televisión lo que ha hecho es suprimir al director. Él sólo es un buen profesional que vigila que se cumpla lo que dicen y han hecho otros, sobre todo, el productor-creador. No me interesa eso porque quiere decir que el relato está en otro lado. La mirada de un director que transformaba o daba sentido a la historia, como lo hacían Welles, Renoir, Truffaut o Keaton, no existe en la televisión. Los directores de series se someten y manda el guionista. El tono es neutro, no hay estilo. Si llega un director con su mirada particular, tienen que echarlo. No me interesa practicar ese territorio. Mientras pueda evitar trabajar en una oficina como la de la televisión, lo haré. No voy a cambiar mi trabajo en libertad, independiente, donde hago lo que quiero.

¿Nota que los espectadores estén cambiando?

Está habiendo una mutación en el público. Hay un déficit grande de atención que ya lo están estudiando neurólogos, sociólogos, filósofos y educadores. La gente no es capaz de estar horas pensando. Ni siquiera es capaz de leer una novela o ver algo tranquilamente, se están levantando todo el rato. Hacen muchas cosas al tiempo. Yo, por ejemplo, no tengo celular. No quiero que me llamen ni llamar a nadie. No quiero estar continuamente comunicado. No quiero ser accesible, ni siquiera para mi madre. Me gusta el silencio, estar solo, concentrarme en mi propia vida. Veo que estamos en un momento en el que no se trata solamente de un cambio tecnológico sino de una mutación de la especie. Hasta la mano humana va a ser distinta, el pulgar va a evolucionar por el uso de los aparatos tecnológicos.

Usted suena nostálgico, como Luis Buñuel cuando en sus memorias, ‘Mi último suspiro’, hablaba de cómo se vivía en los años 20 y 30.

Sí, quizá. Tengo nostalgia de cuando nos sentábamos en un café para hablar de cine y de literatura. Discutíamos mucho. Quizás exista todavía, pero cada vez menos. Como me gusta mucho el cine, me gusta hablar de cine. Uso el e-mail y el iPod. No tengo incomodidad con ese mundo de tecnología sino que lo uso a favor mío y no en mi contra. Por ejemplo, en lugar de cargar una maleta llena de CD puedo viajar más liviano y cargar toda mi música en el iPod. Fabrico mi propio entorno. No quiero ser esclavo de esos aparatos. Nada odio más cuando voy al cine que salga un tipo hablando por el celular o buscando algo en Wikipedia. En esa pantalla de cuando yo era niño, donde aparecía Gary Cooper en una gran pradera llena de indios, ahora aparece un tío buscando en Google. Me dan ganas de salir del cine y que me devuelvan el dinero de la boleta.

Y esa percepción del mundo, ¿cómo influye en su narrativa actual?

Pues ahora me he dedicado a una película que no tiene nada que ver con estas cosas. Se llama El artista y la modelo y la escribí precisamente con el guionista Jean Claude Carriére, que trabajó clásicos con Luis Buñuel. Se estrenará en octubre de este año. Es la historia de un artista de 81 años que recibe en su estudio a una joven modelo. Me interesa la técnica tradicional del pintor. El encierro, la manera que tiene de atreverse con sus lienzos y no resolverlo con eso que llaman hoy intervenciones. Es la vida y la muerte. Cuento estas historias, que pueden ser un trippie porque quiero ir al cine y ver otra cosa que la pantalla de un ordenador. Quiero que las películas me lleven a otro sitio y no a mi casa. Como lo que me provoca, por ejemplo, la lectura que estoy haciendo de Los anillos de Saturno, de Sebald. Estoy viajando con este libro en su versión en inglés, eso es magnífico. Lo canta muy bien Leonard Cohen en su Tower of songs. Debajo de mí está Sinatra y el otro y el otro. En el cine, me pasa lo mismo. Están Renoir y Buñuel y Wilder. Tienes que dar la vida por honrar esa tradición y aportar tu granito de arena.