El hongo de la roya naranja ya ha asolado las cosechas de Centroamérica y empieza a afectar a las mexicanas, especialmente en Chiapas
El País
Mari Luz Peinado
28 de julio de 2013
Una planta de café afectada por el hongo de la roya. / EFE |
Hace 125 años que la familia de Thomas Edelmann comenzó a
producir café en las fincas que ahora él administra. En la zona alta de
Tapachula, en el Estado mexicano de Chiapas - muy cerca de la frontera
con Guatemala-, tres parcelas que suman aproximadamente 800 hectáreas
conforman la Finca Hamburgo. Sus propietarios se enfrentan a una epidemia que ya ha arrasado los cultivos de café de Centroamérica.
El hongo de la roya naranja (Hemileia vastatrix) empieza a afectar de
manera preocupante a las plantaciones de México, el tercer productor de
café de América Latina, tras Colombia y Brasil.
En agosto del año pasado aparecieron en esta finca las
manchas amarillas en las hojas de las plantas que evidencian la
presencia de la roya. Fue uno de los primeros lugares en los que se
detectó la plaga de este hongo de rápida propagación. “Este brote
atípico y muy agresivo ha venido migrando desde el sur del continente a
través del viento y de la gente que trabajamos en las fincas. El año
pasado nos pilló desprevenidos y tuvimos que tirar la mitad de las
plantas del cafetal. El contagio es cuestión de horas”, explica Thomas
Edelsonn, el productor de esta finca enclavada en la Sierra Madre.
Tradicionalmente, la altitud ha sido un factor que ayudaba a
evitar la propagación de la roya, pero el aumento de las temperaturas
por el cambio climático y los cambios en los periodos de lluvias han
hecho que la situación sea más propicia para este hongo, que se da con
más facilidad con el calor y la humedad. La potencia de este brote hace
que afecte por igual a las fincas muy cuidadas y con plantas jóvenes que
a los terrenos más descuidados. A las grandes explotaciones y a los
pequeños productores.
“Pero Chiapas es la que vive la situación más preocupante porque allí se concentra el 80% de los terrenos afectados. Además, este Estado es el principal productor de café del país, con cerca del 40% del total”, explica Gabriel Barreda, coordinador ejecutivo de AMECAFE, la Asociación Mexicana de la Cadena Productiva del Café.
Los problemas económicos que puede conllevar la plaga son la cara más
visible del problema. La roya ha hecho perder más de 270 millones de
dólares en Guatemala, el país más afectado de Centroamérica, según la Organización Internacional del Café.
También ha provocado pérdidas de hasta el 40% de la cosecha en Costa
Rica, Panamá, Nicaragua, República Dominicana, El Salvador, Honduras,
Jamaica y Perú. En México, AMECAFE calcula que, de momento, la cosecha
ha caído un 10% pero advierte: “El impacto más fuerte de la producción
es el que se dará el ciclo que viene, en la cosecha 2012-2013”.
La aparición de las manchitas amarillas pone en marcha una
cadena de acontecimientos con gran calado social: los pequeños
productores -cuyos ingresos dependen muchas veces en más de un 80% del
café - ven cómo se desvanece su principal fuente de ganancias; los
grandes productores contratan menos personal para la campaña y el Estado
deja de recibir divisas derivadas de la exportación.
En menos de un mes comenzará la recolecta de café chiapaneco. A la Finca Hamburgo llegarán tan solo la mitad del millar de trabajadores que Thomas Edelsonn contrataba otros años para la campaña. Sabe que, como máximo, este año conseguirán recoger la mitad de los aproximadamente 8.000 sacos de café - el 80% para exportar al extranjero - que obtienen en cada cosecha. Eso si la roya naranja no ataca al 50% de las plantas que se salvaron de la anterior campaña.