La fuerte división que vive la dirigencia cafetera en Colombia puso a los expertos en la materia a hablar claro y de frente sobre lo que necesita el sector.
El Espectador
14 de mayo de 2014
No se trataba sólo de cobrar la cabeza del presidente de la
Federación, como sucedió el miércoles en la tarde cuando Luis Genaro
Gutiérrez, quien había liderado el gremio durante seis años, tomó la
decisión de dar un paso al costado. Se trata de darle un vuelco a la
institucionalidad.
Rubén Darío Lizarralde,
exministro de Agricultura, dejó claro que lo que hay que hacer en
Colombia es “reestructurarla”. Y por eso explica que “es fundamental que
el documento que produjo la Misión Cafetera no sólo se publique, sino
que se discuta, porque yo personalmente creo que en función de esa
discusión van a salir cosas muy importantes para propiciar esa
reestructuración de la que hablo, de todo el sector”.
¿A
qué se refiere? “Hay que ver, por ejemplo, el precio, porque dicen que
el precio se ha caído dentro del país un 25%. Debemos analizar cuánto de
ese café es verdaderamente colombiano, porque una cosa es que se caiga
el precio interno y consumamos café importado, y otra cosa es el precio
internacional y cómo se transa afuera. Se debe observar cuánto le cuesta
al cafetero sacar ese café y exportarlo. Hay que revisar toda la cadena
de valor para saber en dónde están los costos que no contribuyen a nada
y que se deben eliminar. Hay que hacer un análisis de fondo antes de
tomar cualquier decisión”.
Pero, de acuerdo con
Óscar Gutiérrez, de Dignidad Cafetera, el gran problema está en el
estatuto cafetero, por que es “antidemocrático”, advierte. “En Colombia
vale más el voto de tres productores grandes que de 5.000 pequeños, a
eso me refiero con antidemocrático. Al final el gobierno Santos volverá a
poner a un dirigente que haga lo que ellos quieren y seguiremos en las
mismas”.
Por eso, dice que el cambio estructural
se dará el día que sean los mismos cafeteros los que escojan su líder,
que sea capaz de bajar las tasas de los créditos, visibilice los altos
precios de los fertilizantes y que, además, democratice la Federación.
“Por eso hicimos Dignidad Cafetera. Hay que hacer una gran movilización
que busque la democratización”.
Lizarralde, por
su parte, dice que hay que dejar de pensar sólo en subsidios como una
solución sectorizada al agro y la tarea está en tecnificar el campo para
que sea competitivo tanto internamente como de cara al comercio
internacional. “Algo que ya han logrado los floricultores. Deberíamos
seguir ese ejemplo”.
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