El Espectador
Indalecio Dangond B
19 de diciembre de 2014
Este ha sido un buen año para el financiamiento del sector agroindustrial.
De acuerdo con las cifras de Finagro, entre enero y noviembre se desembolsaron créditos por un monto de 7.4 billones de pesos, lo que representa un crecimiento del 22% respecto al mismo periodo en el 2013.
Este
aumento en las colaciones de créditos al sector empresarial del agro
obedece a tres factores fundamentales: 1) La supresión de tramites
inoficiosos por parte de Finagro. 2) La puesta en marcha de una línea de
crédito para normalizar pasivos financieros a empresas que habían visto
afectados sus flujos de caja y 3) Las bajas tasas de interés que la
banca está ofreciendo en el mercado, las cuales oscilan entre el 5% y
10% efectivo anual.
El
financiamiento del sector agropecuario –y hay que decirlo con toda
claridad- se debe al fondeo obligatorio (unos 7 billones de pesos al
año) que las entidades financieras (exceptuando al Banco Agrario) hacen a
Finagro mediante la compra de unos Títulos de Desarrollo Agropecuario.
Como ha habido un buen comportamiento del sector, la banca privada está
sustituyendo estas inversiones en títulos por créditos con recursos
propios a la agroindustria, comercializadores de alimentos, proveedores
de insumos y de maquinaria agrícola. De los 7.4 billones de pesos
colocados a noviembre de este año, el 68% fueron con recursos de la
banca privada. El 32% restante, se hizo través de créditos redescontados
por Finagro.
Aquí viene el lado
flaco del asunto. Mientras los créditos para el sector empresarial
(industria, comercio, agro insumos, maquinaria y equipos) siguen
aumentando vertiginosamente, los del sector productivo continúan en
picada. Este año, los créditos para siembras y compra de ganado cayeron
en un -19% y -17%, respectivamente. Los créditos al pequeño productor
siguen sin despegar y solo representan el 20% del monto total de los
créditos desembolsados. Por su parte, el financiamiento de las alianzas
estratégicas (industriales con pequeños campesinos) prácticamente
desapareció. Si la Misión Rural no hace ajustes inmediatos al Sistema
Nacional de Crédito Agropecuario para incentivar el crédito a los
productores del campo, en poco tiempo no habrá alimentos para
transformar y mucho menos para comercializar.
A
buena hora el ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri, comenzó a
tomar medidas de choque para incentivar el acceso al crédito de los
productores del campo. Esta semana el Banco Agrario comenzó a
simplificar sus rubros de créditos, a reducir sustancialmente los
tiempos de los desembolsos y a crear cupos rotativos de créditos para
cultivos de ciclo corto. Asimismo, se inició un programa de
fortalecimiento técnico a las Umatas, se duplicó el presupuesto del
subsidio al seguro agrario contra riesgos climáticos y se está
trabajando en la consolidación de las cadenas productivas para asegurar
la comercialización de los productos a un precio justo de mercado.
Solo
resta liberar al 100% el respaldo de los créditos a los productores a
través del Fondo Agropecuario de Garantías –FAG-, impulsar líneas de
créditos leasing y factoring agropecuario y solicitar a la Junta
Directiva del Banco de la República que amplíe la validación de los TDA
clase “A”, para que la banca privada salga a colocar unos 3 billones de
pesos en créditos para pequeños productores.
En
el tintero: Siguen las renuncias de los buenos funcionarios que
quedaban en el Gobierno. Esta vez el turno fue para el presidente de
Finagro, Luis Eduardo Gomez.
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