Es característico, muy característico, que los campesinos de esta zona de Santander -no se si los del resto del país son iguales-, arrojen las basuras al rededor de la casa. Paquete de arroz que se abre en la cocina, plástico que sale volando por la ventana; insecticida que se aplica en un cultivo, embase que pasa a adornar los surcos; planta que siembran, al lado queda la bolsa donde venía la mata y así sucesivamente. Si algo viene empacado ya sea en papel o plástico, donde se abre, allí queda el emboltorio.
Hay que reconocer eso sí, que no todo el mundo actua de igual manera, no podemos generalizar, no pueden pagar justos por pecadores, como se deice comunmente. De hecho en educación ambiental, suelen invertir energías, tiempo y discurso ciertas entidades como la Feredación de Cafeteros o Protabaco. Tal vez será por eso que no todo mundo entra a programas de estas entidades, pues entre otras cosas, 'obligan' al campesino a tener cierto orden en la finca: conducciones de aguas residuales, reciclaje de basuras, control de plaguicidas, cuarto de herramientas, etc y claro, no todos están dispuestos a tales sacrificios... Eso sí, una finca que ingresa dentro de un plan de estas entidades, se convierte en una finca modélica. Aunque a veces es más cuestión de mentalidad, iniciativa o sentido común, que de ingresar en programas, donde les dicen qué es lo que tienen que hacer y cómo hacerlo. Como dice el dicho: 'el trabajo bien hecho, no tiene fronteras y el mal hecho no tiene futuro'.
La nueva propiedad, camino de nuestra casa, es de una pareja
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