domingo, 3 de noviembre de 2013

'El país necesita un buen pacto agropecuario'


El Espectador
Héctos Sandoval
2 de noviembre de 2013

Luis Genaro Muñoz, gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, es consciente de que las soluciones a la crisis deben cobijar a todos los sectores. Advierte que si la caficultura continúa por la senda de bajos precios serán necesarios nuevos apoyos estatales.

/ David Campuzano
Luis Genaro Muñoz Ortega

El caucano Luis Genaro Muñoz Ortega, sucesor de Gabriel Silva Luján en la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) desde 2009 y cuya elección generó un fuerte debate en ese entonces entre los líderes del gremio, ha tenido que hacerle frente a una de las coyunturas más complejas de las últimas décadas.

Este administrador de 53 años, de hablar pausado, cuya carrera dentro del gremio cafetero ya supera las dos décadas, ha sido testigo de difíciles situaciones como la caída en el ingreso de los agricultores, la reducción de la producción, la multiplicación de la roya, los paros del sector y las divisiones entre los representantes. Sin embargo, está convencido de que el café no puede desaparecer y pese a numerosos tragos amargos, no deja de lado su optimismo.

A la hora de hacer cuentas, su mejor amiga es una calculadora Hewlett Packard que data tal vez de la época en la que el café sostenía a toda una flota mercante. Los números que le arroja el aparato y que observa mientras toma una taza de café, le están comenzando a mostrar poco a poco las cifras que esperaba como metas de una recuperación que, como él dice, no se logra de la noche a la mañana.

Es consciente de que 2014 no será fácil, pero sabe que las bases de la renovación son sólidas para que la caficultura vuelva a retomar la senda de las buenas épocas.

Desde el Gobierno se han oído voces que sugieren parar la siembra de café. ¿Un país como este debería dedicarse sólo al campo o a la industria?
Colombia es un país con inmenso potencial en muchas cosas; ha modernizado su industria aprovechando esta época de dura revaluación. Por otro lado, es un país juicioso en su mano de obra.
Tenemos un país de vocación eminentemente agrícola que no puede olvidar el olor del campo a café. Además, el auge minero-energético no es gratis; esta es una nación en desarrollo con una infraestructura por hacer. Este país lo que tiene es oportunidades. No veo una Colombia dedicada a esto o aquello.

Si uno fuera a acabar con el café en Colombia tendría que pensar primero que va a perder oportunidades. Los ciclos de precios malos pasan, no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo aguante.

Así como hace dos años estábamos viendo café a US$2 o más, hace cinco años estaba a US$0,45. Ahora hay una inmensa caída del 50% en el ingreso en los últimos 20 meses.
 

El balance mundial proyectado para el año cafetero 2013-2014, que está arrancando, es según los analistas deficitario en algo más de 7 millones de sacos. En arábicas, la cosa sigue igual; con balances muy precarios. 

Centroamérica está afectada junto con Perú, Ecuador y México. Centroamérica reclama ayudas para dejar atrás un tema que Colombia superó. Eso se irá sintiendo y por esa vía, se puede aliviar el precio internacional.

¿Qué tanto ha avanzado el café de Colombia en productividad?
Se ha avanzado sin duda alguna: se pasó de 7,8 millones de sacos el año pasado. Estaremos alrededor de 10,5 millones de sacos para el año civil (al 31 de diciembre), ese es un salto. Es un 35% de aumento en la producción de 2012 a 2013; eso también quiere decir incremento de la productividad que es el tema de fondo.

¿De cuántos sacos de 60 kilos por hectárea estamos hablando?
Estaríamos cerrando por encima de 14,5 sacos de verde por hectárea (el año pasado estábamos en 11,1 sacos y en 2010, en 10,8). Esto es un aumento de 30%.

¿Creció el área sembrada?
En seis años se pasó de 879.000 hectáreas a 938.000; es un incremento del 6,71%. La renovación de los cafetales ha llevado a una mejor productividad, con árboles más sanos. El clima, ni mandado a hacer, y también la fertilización a pesar de la estrechez de precios. Los factores de la producción cafetera están mejor que hace muchos años. Los árboles jóvenes están entrando en su mejor etapa productiva. Eso, combinado, dará un 2014 mayor.

Bajo esos fundamentos, ¿cómo se proyecta el 2014 cafetero?
Primero, desde el punto de vista de productividad, avanzando. Desde más áreas no estamos fomentando nuevas. Algunas regiones puntuales del país han crecido algo, pero por sustitución de ilícitos. El foco es romper el círculo de la pobreza.

Hay que trabajar mucho en rentabilización. Es decir, en cómo son rentables los cultivos y en cómo está la cadena insumo-producto. Qué hay que hacer en insumos agrícolas y en otros factores de costos no controlables como mano de obra, transporte y vías. La mano de obra se lleva el 45%.

Los Andes no tienen mucha opción de mecanizarse; una cosa es plano y otra es loma. Eso no se ha inventado en café. Desde esa perspectiva, tenemos igualmente razones para pensar que después de los paros cafetero y agrario Colombia de verdad haga un buen pacto nacional agropecuario. Esos recursos que están llegando al Minagricultura, que se usen bien para trazar políticas de mayor alcance y largo plazo. Los cafeteros le decíamos al Gobierno que no nos gusta andar pidiendo plata.
 

El ministro de Agricultura decía que le gustan poco los subsidios…

A nosotros nos gustan menos. Nuestro plan es y ha sido buscar sustentabilidad económica, social y ambiental. Hay circunstancias en una actividad que encierra mucha política desde el punto de vista de lo social.

La pequeña caficultura, el microfundio, no puede ser manejada sin política social, eso sería una gran torpeza. Entonces, hay que transitar hacia la sostenibilidad.

¿Hay planes del Gobierno para seguir dando ayuda al sector cafetero el próximo año? ¿Con estos $900.000 millones se cerraría el ciclo de apoyos?
No, pues nos quebramos donde se cierre el ciclo de apoyos. Vuelvo e insisto: la recuperación de la rentabilidad no es sólo reponer la producción. Hay otros factores en los cuales hay que trabajar. Eso no lo pueden hacer solos los cafeteros; toca en compañía el Gobierno, del Congreso, de la política. Si los precios permanecen por la vía que están, desafortunadamente se requerirán auxilios. El presupuesto está reflejando esa necesidad, en el sentido de que en el desmonte menos gradual del 4 por mil ha destinado al agro mayores recursos.

¿Qué tan preocupante luce un panorama de precios menores a US$1,20 por libra?
Por el lado de los precios, si bien es cierto que uno tiene razones tímidas para pensar que no vayan a bajar más, tampoco tiene motivos poderosos para creer que habrá una gran reactivación. Entonces 2014 será un año complejo, pero ayudará la mejor productividad. Esperamos que el ‘dólar Cárdenas’ se vuelva el dólar ‘supercárdenas’, repuntando mejor de lo que lo ha hecho hasta ahora.
Para fin de año esperamos las conclusiones de la comisión de expertos nombrada por el Gobierno, que encabeza Juan José Echavarría. Es para el Congreso Cafetero de noviembre. Hay expertos serios avanzando en temas como costos, productividad, precios e institucionalidad.
Hay que resolver una pregunta de fondo: cómo es viable la caficultura y qué hay que hacer para ello. No tenemos mayores avances. La Comisión se ha reunido con comités municipales, departamentales y grupos de caficultores con Dignidad Cafetera.

¿Cuántos millones de sacos se producirán el próximo año?
No me atrevo a dar una cifra tan temprano, porque sólo tengo los elementos macro para afirmar que será creciente. Si este año cierra alrededor de 10,5 millones de sacos, esperaría que tenga un par de unos seguidos por lo menos.

¿Qué les dice a quienes no creían en la renovación cafetera?
Que los planes son serios. Cuando se hizo el plan de productividad fue basado en razones técnicas, económicas y se hizo política para que fueran posibles. Se destinaron incentivos de ayudas para la renovación y se hizo énfasis en variedades resistentes. Nos hemos ido olvidando del cambio climático, hay que tener cuidado.

Cuando se vaya a opinar de los temas debe hacerse con información. Subirle el nivel al debate. En efecto, mucha gente decía que la renovación arrancó en 2009 y estamos en 2010, y esto no repunta. ¿Cómo va a repuntar si necesita mínimo tres años?


Siguiendo con los planes de renovación, ¿qué viene en 2014?
En 2013 tenemos una meta de cerrar alrededor de 100.000 hectáreas renovadas. De ahí en adelante hay que mantener la juventud, el estado ideal de los cafetales. Eso implicaría una renovación de 90.000 hectáreas el otro año. Ya se vuelve una práctica que puede llevar a Colombia a mantener su parque cafetero vigoroso para que algún día pueda “sincronizarse” la buena productividad con buenos precios.

De las hectáreas renovadas, ¿cuántas entrarán a producir en 2014?
El gran salto se dio en 2011 y 2012 con alrededor de 120.000 hectáreas. Éstas entran a su tercer año. Entre tercer y quinto son de buena producción. Entran 240.000 nuevas hectáreas. Colombia va a tener 555.000 hectáreas muy bien preparadas para la producción en 2014.

¿Cómo les va a las exportaciones?
Los nichos de especiales son los de mayor crecimiento sostenido en los últimos cinco años, es una tendencia clara.

Cerca de 160.000 productores trabajan en protocolos de producción, ha crecido el número de exportadores de microlotes en los últimos años. ¿Qué indica que los cafés sostenibles ya sean el 67% de exportación de especiales del país? Los cafés de preparación han cedido espacio. El mundo se fija en origen y sostenibilidad. El récord que llevamos es 1,2 millones de sacos exportados por el Fondo Nacional. El año pasado eran 832.000.

¿Hay razones para que la gente vuelva a un paro?
En el corto plazo hay unas angustias. Cuando la gente empieza a pasar trabajos y no encuentra respiros en su actividad, sigue teniendo un hueco en la rentabilidad. Ese es el principal jalonador de paros.

Los acuerdos firmados están para cumplirlos y ahí la Federación viene haciendo su tarea.
El paro agrario pasado mostró que el problema no era sólo cafetero: era agrario. En ese sentido, el país con todo el sentido común pide pararle bolas al campo, hacer una política agraria diferente, de desarrollo rural.
En lo que resta del Gobierno, ¿podrán verse al menos esbozos de las políticas necesarias para los próximos años?

Me parece que sí. Hay toda la intención, el Gobierno lo ha manifestado. Hay una sociedad interesada en participar. Podrá salir una mejor política. La coyuntura cafetera no se supera de la noche a la mañana.



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