El Espectador
Por: Para serle franco
20 de septiembre de 2013
Barichara, en Santander, es sinónimo de piedra tallada, tapia pisada, paisaje, tranquilidad, viento suave, arte, poesía, diseño, música y cultura.
Y allí se continúa germinando también una vocación gastronómica. Ya escribí sobre el restaurante Las Cruces; hoy lo hago sobre otros dos muy buenos ejemplos.
El
restaurante Barichara a la Piedra, está ubicado 1 km antes de llegar al
pueblo, en un paraje con árboles altos y frondosos y grandes piedras,
bañado por una quebrada con un pozo grande de agua refrescante en donde
al antojo se puede disfrutar de un relajante chapuzón. Es un restaurante
sin paredes, abierto a la naturaleza. La comida es llevada a la mesa en
placas rectangulares de piedra volcánica previamente calentadas en un
horno a alta temperatura. Apenas el chef coloca la porción de carne
respectiva en cada piedra, se lleva de inmediato a la mesa y allí se va
cocinando al tiempo que se va disfrutando bocado a bocado. Hay opciones
de pescado, pollo o carne de res, previamente adobadas con salsas muy
buenas, una de ellas de varias pimientas dulces, otra de pesto casero. Y
a estos placeres, hay que brindarles buen maridaje con una botella de
vino blanco y frío. Un gran aplauso a Patricia y Diego por la magnífica
idea de montar Barichara a la Piedra, y, además, en este bello y pétreo
escenario universal. Teléfono: 321 468 3027.
El restaurante La
Nube, en el hotel de su mismo nombre, ofrece un desayuno de huevos
machacados con carne oreada, diferente y delicioso. Hay que echarles ojo
a sus cocteles naturales energéticos. El más sorprendente, el Sueño
Profundo, hecho de lechugas, perejil, limón y sal, es sencillamente
fuera de serie, hace gemir de gozo. Y no es una broma, es literalmente
un jugo de lechugas y es magnífico. O el Bronceado Natural, con zumos de
zanahoria, naranja, tomate, manzana y limón. O el Energía para el
Camino, con yogur casero, uvas, germen de trigo y miel. Cocteles
frutales superiores a la mayoría de los que se ofrecen en los
restaurantes más afamados de Bogotá. Al almuerzo me encantaron el cabro
al romero y la carne oreada sobre rodajas de pepino. Se merece un gran
aplauso pues las dos preparaciones enaltecen estos platos
santandereanos, el cabro y la carne oreada, con unas variaciones que no
diluyen o esconden su textura y sabor original. Dirección: calle 7ª Nº
7-39, teléfono: 7 726 7161.Indicador CLAP (calidad-local-atención-precio)
otorgado a los restaurantes: BUENO.
Sus comentarios serán bienvenidos a:
paraserlefranco@yahoo.com
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