Manuel Felipe García*
3 de agosto de 2012
Si bien sigue siendo la bebida por excelencia en Asia, también es
cierto que los gustos han ido cambiando y que, poco a poco, bebidas como
el café empiezan a ser consumidas por sociedades como la China. Los que
han viajado por Oriente se maravillan de encontrar en cada esquina de
Pekín o Shanghái una tienda de café, bien sea de grandes cadenas como
Starbucks o de marcas asiáticas como la taiwanesa SPR.
Sin
embargo, su consumo sigue siendo muy bajo en China, representando menos
del 1% del consumo global, con cerca de 25.000 toneladas anuales. Pero
desde 2006, el crecimiento anual ha sido superior al 30%, lo que brinda
un buen parámetro del potencial que existe en el gigante asiático. China
se surte principalmente de cafés provenientes de Vietnam e Indonesia,
pero empiezan a ganar participación otro tipo de cafés, como el Arábica,
que es el que cultivamos en Colombia. Adicionalmente, en ese país, más
que en cualquier otro, la discriminación de precios funciona bastante
bien: un café de calidad superior, como el colombiano o el etíope, se
vende con un buen sobrecosto sobre los tradicionales.
China
requiere todo el café que se le pueda ofrecer, y Colombia podría
encontrar oportunidades interesantes en este campo. Si bien estamos
partiendo de una base muy baja, sería el momento de aprovechar para
posicionar el café como un producto prémium y diferenciado. Eso
reviviría el sector cafetero nacional y daría un nuevo impulso a las
familias que viven de nuestro producto más tradicional.
* Analista de Skandia
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