Por: Mariana Suárez Rueda
El Espectador
El cardiólogo Mario Maranhao recomienda esta bebida para prevenir infartos, mejorar el estado de ánimo y reducir el riesgo de diabetes.

Contrario a las creencias cada vez más arraigadas de que esta bebida causa insomnio, problemas gástricos y hasta adicción, Maranhao, quien también asesora a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y durante más de 15 años ha investigado los efectos del café en el organismo, ha podido establecer que tres tazas diarias son la fórmula ideal para prevenir enfermedades del corazón, cáncer de hígado o de colon, diabetes tipo II, controlar males como el del párkinson y la depresión.
“El café, por ejemplo, contiene ácidos clorogénicos, los cuales elevan los niveles de serotonina y dopamina y estas sustancias a su vez contribuyen a mejorar el estado de ánimo de las personas deprimidas, y sabemos que la depresión aumenta el riesgo de infarto en el miocardio”. Además, cuenta, se ha comprobado que el café aumenta los niveles de atención de los estudiantes y ayuda a combatir los índices de obesidad, “pues es una bebida que puede reemplazar a las gaseosas”.
De hecho, asegura, en Brasil se implementó un programa para que en los colegios se diera café con leche en vez de refrescos y los resultados son asombrosos. “Los índices de sobrepeso entre los estudiantes disminuyeron y mejoró su nutrición, pues diariamente recibían un buen aporte de calcio”.
Aunque Maranhao reconoce que en exceso el café puede generar trastornos del ritmo cardiaco, irritabilidad, nerviosismo y dificultades para conciliar el sueño, asegura que es rico en antioxidantes (retrasan el proceso de envejecimiento y nos protegen contra algunas enfermedades), minerales, proteínas, lípidos y aminoácidos, componentes indispensables para una alimentación balanceada.
De hecho, cuenta, la OMS está estudiando la posibilidad de incluir el café dentro de la pirámide nutricional. Sin embargo, reconoce que hay algunos casos en los cuales esta bebida no se recomienda, generalmente se trata de personas que no toleran la cafeína o que sufren de insomnio. Pero advierte, Maranhao, el café tiene la misma cantidad de cafeína que un té negro, por eso no hay razón para prohibir que las mujeres embarazadas o los niños lo tomen.
“Hemos emprendido una gran lucha en mi país para derribar los mitos que los médicos tienen alrededor del café”. Desafortunadamente, concluye, en los currículos médicos no existe un área que se enfoque en la prevención “y es con la práctica y el tiempo que aprendemos a reconocer aquellos factores que contribuyen a una buena salud, como yo descubrí que lo hace el café”.
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