viernes, 10 de abril de 2009

cruz compartida


La cruz no oprime a quien la lleva, sino que levanta el mundo.
Cuando se me impone silencio, me comunico con todos.
En mi soledad me siento en comunión con todos los hermanos.

Cuando no puedo hacer nada, soy capaz de hacer todo.
Cristo, en la cruz, tiene los pies clavados. Y, sin embargo, aquel es el momento en que va por todos los caminos del mundo para llevar a los hombres la salvación.
Cristo, en la cruz, tiene las manos clavadas. Y, sin embargo, aquella tremenda "limitación" es el gesto sin fronteras con que abraza el mundo entero.

Ahí está la paradoja de la cruz. El árbol de la muerte se transforma en árbol de la vida.




1 comentario:

Arturo Gómez dijo...

Esta foto me hace recordar que todos llevamos siempre alguna cruz.

Saludos desde Lima.