Al salir en la mañana, una sobrina le dió un dinero, para que 'tuviera' para el viaje, para lo que necesitara, para lo que le sirviera.
De camino se encontró a un hermano, aquel que no veía hace 'tiempos'. Aquel mismo dinero que le dió la sobrina, él se lo entregó a su hermano. Tenga, una ayuda, para lo que necesite. (A veces no sabemos quién ayuda a quién, muchas veces el que necesita más acaba ayudando al que menos lo necesita) Todo termina siendo 'una cadena de favores' hasta que alguien la rompe.

Y vaya curiosidad, justo este mismo día había en el pueblo un remate. Se trataba de 3 animales, dos terneras y

La enfermera fue solicita, atenta, se podría decir que cariñosa. Rellenó la solicitud (ya se sabe, los papeles); le recibió los medicamentos, ella se los dosificará; le ubicó en su nueva habitación, junto a la cama de sus nuevos compañeros de camino.

Y él quería pasar las fiestas de navidad junto a los suyos... Quiénes son los suyos, quienes serán los suyos en adelante? No importa, ahora no tiene importancia.
De todas maneras la imagen es como aquella que muchos hemos imaginado a veces. Es dura, es triste, es dolorosa, es hasta angustiosa. Sobre todo el momento del adiós, el momento de la despedida, del abrazo, del qué decir, de la última palabra...
Dejó entrever unas lágrimas al despedirse, claro está, como varón que se respete, como hombre de 'pelo en pecho'....
De regreso, se atravesó por el camino 'tacat', un nuevo perrito que a partir de ahora hará compañía a Marot.
PD: I a Badalona un badiu més...
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