jueves, 21 de marzo de 2013

Tras las huellas del pasado: Los caminos reales de Santander


Vanguardia Liberal
4 de marzo de 2013
Xiomara Montañez Monsalve

Siglos atrás, estas sendas permitieron el paso de los indígenas, de las tropas colonizadoras y de extranjeros que transformaron el comercio en la región. Hoy, a pesar de que muchos se encuentran en completo abandono y no son custodiados, un grupo de personas trabaja en rescatarlos. ‘Vanguardia Liberal’ recorrió uno de los tramos restaurados, entre Zapatoca y Guane, y esto fue lo que encontró.  

NELSON DÍAZ/VANGUARDIA LIBERAL
Tras las huellas del pasado: Los caminos reales de Santander
(Foto: NELSON DÍAZ/VANGUARDIA LIBERAL)
Transitar los caminos empedrados que utilizaron los indígenas de la región siglos atrás para comunicar a sus pueblos y seguir las huellas de los conquistadores, quienes a paso de mula, escoltados por mestizos, abrieron trochas para trasladar a sus gobernantes y las riquezas, no es imposible hoy.

Recordar la entrada y salida de productos como el tabaco, el algodón, la quina, los sombreros y el oro, gracias al intercambio comercial propiciado por ‘el ingeniero de caminos’, el alemán Geo Von Lenguerke, no solo se pude hacer mediante los libros.

En el presente, como ocurrió siglos atrás, es posible conocer los tradicionales caminos reales de Santander, gracias a que un grupo de campesinos de corregimientos y veredas de Zapatoca y Guane se le han medido a la tarea de sacarlos a luz, con herramientas comunes como una pala, la carretilla y la porra.

La mayoría son labriegos de veredas y corregimientos como La Fuente, de Zapatoca, que liderados por un amante de la historia y del patrimonio de Santander, el barichara Fabio Adolfo Calderón, ha recuperado, piedra a piedra, estos senderos.

Gracias al trabajo adelantado durante un año, se pude llegar por los caminos reales al puente Ruedas, ubicado sobre el río Suárez e incluso divisar desde la parte alta del terreno a Guane y Barichara, sin ningún tipo de obstáculo. Solo están allí los imponentes paisajes que se roban las miradas de los caminantes. 

Cerca de 10 kilómetros están listos para que se proyecte un corredor turístico. Sin embargo, las alcaldías y la Gobernación de Santander aún no asignan recursos para que esto se haga realidad.

Despertar de la historia
Como un loco. Así calificaron a Fabio Adolfo Calderón algunos políticos y gestores culturales de Barichara, cuando él los buscó y les habló del proyecto para rescatar los caminos reales de Santander, en esta zona del departamento.  

Mientras transita parte del sendero, saliendo del corregimiento La Fuente, bajo la intensa lluvia y la neblina que ese domingo cubre a Zapatoca, Fabio asegura: “Alguien tenía que darme la mano, porque el proyecto no era algo traído de los cabellos”.

Finalmente, con el apoyo del Fondo de Promoción Turística y de algunos mandatarios locales de pueblos aledaños a los caminos, así como inversión privada, este hijo del constructor Adolfo Calderón, de quien tiene memoria el pueblo Guane, pues según dicen, “no hay una casa donde él no haya metido la mano”, arrancó con la restauración de este tramo en 2011.

Con cuadrillas de hasta 20 hombres, el barichara comenzó a levantar piedras, a encontrarse con cercas que les impedían el paso, a ver toda clase de reptiles al acecho y a convivir con el calor que caracteriza el cañón del río Suárez. Pero contaba, según él, con la mejor bebida hidratante y estimulante de la que se tiene memoria en cualquier campo de Santander, el guarapo. 

“Todo lo hicimos a punta de fuerza. No se usó dinamita, solo fuerza de porra. El resultado de esto es que las personas que estuvieron en este proyecto siguen siendo parte del él. Al levantar cada piedra también removieron la historia de sus antepasados”, comenta Fabio.

La fila de piedras de diversos tamaños, enterradas como fósiles; pequeños puentes sobre quebradas, rehabilitados con troncos de árboles; cultivos de tabaco, árboles frutales y florales, así como el ruido que producen las chicharras es lo que se ve y se siente al recorrer estos tramos.

“El camino nos lleva hasta el puente Ruedas o de Lenguerke, que se cayó hace más de cuatro décadas. De allí es fácil conectarse con Guane y Barichara. De hecho, también tenemos una deuda con este puente, pues nadie se ha preocupado por levantarlo de nuevo”, añade Fabio.

Otros relatos
Con ‘potecas’ de ahuyama, sopa de ruyas y carne oreada fueron alimentados los labriegos que repararon el camino. El ranchero del campamento fue el también quinesiólogo y rezandero de la zona, Cristóbal Rivera. Estos recuerdos, como el día en el que Leo Von Lenguerke dijo a sus ayudantes que no destruyeran los senderos dejados para los españoles, pues les servían para arrancar con la comercialización de la quina, su producto más conocido, quedaron grabados en la historia de esta región.

Los viajes con carretillas cargadas con piedras; la excusa de ‘Villo’, un campesino que solo trabajaba bebiendo guarapo, y el cansancio de Pirulo, quien tenía que cargar las piedras más pesadas a pesar de ser bajo de estatura, se fusionan con otras anécdotas vividas por los habitantes siglos atrás.

Por ejemplo, el día en el que Tomás Cipriano de Mosquera, para el año 1848, impuso a las poblaciones campesinas aledañas a los caminos reales el uso de carretas con reducción de peso en la carga durante el invierno y aumento durante el verano, así como un ancho determinado para las llantas.

Esto seguirá existiendo gracias a la labor de estos hombres, quienes le regresaron al presente más de 700 años de historia y que buscan apoyo para que su proyecto no muera. 

“Pudimos organizarnos por grupos. Mientras unos ‘porriaban’ las piedras, otros las buscaban, las acomodaban. Trabajábamos desde las 7:00 de la mañana hasta las 5:00 de la tarde. Creo que como los señores que hicieron esto siglos atrás, nosotros también marcamos la historia”, remata Óscar Miguel Sanabria Rueda, un zapatoca de 31 años, que hizo parte del proyecto.

Dato
El camino de piedra que conduce desde el municipio de Los Santos hasta Jordán Sube es otro de los senderos frecuentados por caminantes y turistas extranjeros, debido a su buen estado y a la belleza del paisaje.

Dato
El alemán Leo Von Lenguerke llegó a tierras santandereanas en 1852. Fue comerciante, ingeniero de vías, constructor e importador y exportador de productos como la quina, desde Girón hasta el río Magdalena.

1.300 kilómetros de caminos reales o vías antiguas tiene Santander.

Sobre la preservación de los caminos
En 2006, por medio de la ordenanza 021 del 7 de septiembre, la Asamblea de Santander prohibió la construcción de carreteras o vías férreas sobre el trazado de los caminos reales. Asimismo, ordenó la señalización de los caminos, poner en marcha planes para su recuperación por parte de la Gobernación y las alcaldías de los municipios que cruzan estos senderos y buscar su declaratoria como Monumentos Nacionales, en coordinación con el Ministerio de Cultura.

No obstante, hasta el momento las iniciativas se adelantan de manera independiente y no se contempla un presupuesto departamental para su restauración.

Testigos de esta obra
Gilberto Camargo Amorocho, arquitecto y líder de los caminantes en Colombia, asegura que Santander es un departamento en el que no es fácil encontrar “dolientes” para adelantar obras relacionadas con el patrimonio. “La Unesco declaró itinerarios culturales caminos como el de los Incas en Perú y el de Santiago de Compostela en España. Nosotros podríamos tener algo similar, que incentive el turismo en la región, pero el Estado debe invertir en estas propuestas”, asegura Camargo.

Ismael Umaña Rojas, concejal de Zapatoca, añade que Santander y Colombia tienen una deuda con Leo Von Lenguerke y no se le ha reconocido su importancia. “Hoy, frente a la gran quijotada que sacó adelante Fabio Calderón, solo resta apoyar la fases de recuperación que hacen falta y adquirir un compromiso en su mantenimiento y promoción”, concluye Umaña.


1 comentario:

Victoria Lizarazo dijo...

Buscando la forma de caminar por estos senderos. Un abrazo