sábado, 28 de abril de 2012

Radio Nacional de Colombia desde Barichara


El Atardecer presente en el pueblito más lindo de Colombia: Barichara

 

Visionar a partir del minuto 6...  


Barichara es un municipio de Santander que se encuentra ubicado a 118 km de Bucaramanga, cuenta con 8.000 habitantes y está a 1.300 metros sobre el nivel del mar. Se caracteriza por ser el pueblito más lindo de Colombia, pues su arquitectura es artesanal y sus calles en piedra. Los cultivos de tabaco, la elaboración de piedras, cerámicas y artesanías son el punto fuerte de su economía.

A tan solo 445 km de Bogotá, Barichara más conocido como la “tierra de los Patiamarillos”,  es uno de los 17 municipios que conforman la provincia Guanentina, ofrece variedad de actividades turísticas y una gastronomía que complacen a los comensales con  el cabro, la pepitoria, el mute santandereano, las carnes oreadas y por supuesto la hormiga Culona, una tradición alimentaria de 200 años en Santander.

“El turismo es uno de los medios de sostenibilidad del municipio, toda vez que ofrece variedad de actividades que varían en la practica de deportes extremos, museos, parques ecológicos y miradores entre otros que permiten que los turistas lleguen y no quieran salir. Así mismo es tradicional el mercado campesino, en el que  ofrecen todos los productos locales y participa la comunicad en pleno”, aseguró Alexander Jiménez, guía turístico de Barichara.

Otro de los eventos clave que se viene desarrollando en Barichara es el “Festival de Cine Verde”, el cual  busca a través de los medios audiovisuales concientizar a las personas para que se sensibilicen con el medio ambiente, lo cuiden y lo vean como algo propio de la naturaleza.

“A través del cine, la cultura, la información, la educación y el entretenimiento estamos llevando a cabo este festival que ofrece el mejor cine ambiental del mundo, para que la gente tenga alternativas de visualizar su país y que mejor que de una manera lúdica para transmitir el conocimiento de conciencia ambiental a los colombianos. El festival se efectuará del 18 al 22 de septiembre y las convocatorias están abiertas para que participen con el  mejor documental, mejor animación, y las mejores realizaciones ambientales. España y Alemania por su parte serán los países invitados que complementaran esta iniciativa ambiental”, afirmó el creador del festival Totó Vega.

Los micrófonos del programa El “atardecer”, estuvieron el pasado jueves 26 en Barichara compartiendo con su gente, sus autoridades locales y sobre todo la socialización que hubo con la gente cálida que acudió de manera muy juiciosa a la cabina, aportando su colombiólogia y haciendo del programa algo maravilloso.

viernes, 27 de abril de 2012

rosa primaveral



 
En Barichara también florece la primavera

martes, 24 de abril de 2012

los insumos venenosos


por: Dharmadeva
El Espectador


Para ilustrar mejor el tema que hoy tratamos, permítame el lector que le narre una experiencia personal.

En la década de los noventa, por doce años consecutivos estuve enclaustrado en una escuela de yoga en la India, en una zona rural bastante silenciosa. Al ashram, como se conoce en hindi a un monasterio, el mundo entraba dosificado con gotero: no había televisión, ni teléfono (ni soñar un celular), ni periódicos o revistas, ni radio, y mucho menos internet. Cuando se terminó el período de encierro salí, por fin, al mundo.
Desde luego, enfrentarse de nuevo con el mundanal ruido abrupto y literal fue muy difícil. El sistema nervioso había perdido sus mecanismos de defensa, el cerebro estaba casi limpio de estímulos inútiles, la vida monacal era sencilla, la comida austera y limpia y las necesidades pocas. Pero estas condiciones, casi las de un indígena selvático enfrentado por primera vez a la ciudad, me permitieron comprender en carne propia la importancia de aprender a seleccionar lo que comemos, lo que vemos, lo que escuchamos, lo que leemos, con quién nos relacionamos y aun lo que pensamos. Me di cuenta, por ejemplo, de que la gente en general no sólo se aguantaba el frenesí de una ciudad y sus diversas poluciones visuales, auditivas, olfatorias y emocionales, sino que además, con tanto ruido adentro, llegaban a sus casas a oír más radio y ver televisión, o se refugiaban en el ruido subliminal de los centros comerciales. Desde luego, a mis ojos de salvaje, estábamos enfermos. (Y lo estamos. Un informe reciente señala que el 25% de las mujeres en EE.UU. toman drogas psiquiátricas y en Colombia el cáncer es epidemia, como lo son las jaquecas, los desórdenes de atención y la hiperactividad en los niños, la colitis, el insomnio y otros males).
Hay venenos que no podemos controlar y otros que sí podemos. Los primeros, como la música a volúmenes atroces en el bus y en el centro comercial; la contaminación de toda clase en la ciudad con las vallas, los humos tóxicos, los pitos, la radiación electromagnética y el mal carácter de los habitantes, los controlan otros. Son, de alguna manera, inevitables.
Pero hay otros insumos (nótese que se trata de un término económico) que podemos y debemos manejar pues están aún en nuestras manos, y es imprescindible hacerlo para preservar la sanidad física y mental. Los consejos más obvios se resumen en simplificar el estilo de vida, buscar más naturaleza y silencio, desintoxicarse el aparato digestivo con ayunos y purgas o técnicas de yoga, utilizar plantas medicinales en vez de medicinas de farmacia, disciplinarse para disminuir las horas de uso de aparatos electrónicos, y su contenido, que estimulan hasta la adicción y causan ‘diarrea mental’, y respetar los ciclos naturales como higiene del sueño. Si no seleccionamos lo que entra por todos los sentidos, otros, pues así se benefician, escogerán lo que nos esclavice, envilezca y contamine.

sábado, 21 de abril de 2012

lo llevamos dentro




 la vida está llena de dificultades
lo importante es volverse a levantar
y luchar hasta el final
lo llevamos dentro

tema musical: "The Blower's Daughter" Damien Rice
quien por cierto estuvo cantando en Barichara en favor del agua.


viernes, 20 de abril de 2012

carranga sinfónica






Como el mismo Jorge Velosa lo dice: "Un homenaje a los campesinos de Colombia"

miércoles, 18 de abril de 2012

El espejo de la soledad


La Vanguardia
15 de abril de 2012


Nuestra singularidad es la condición previa para nuestra eventual soledad, pero no su causa, que es de carácter relacional, apunta Heleno Saña. Y si buscamos la compañía de los otros, no es necesariamente por instinto gregario, sino por el reconocimiento de que su proximidad no es sólo molestia o pugna sino que constituye condición para el amor, la amistad o la vida social.

Tenemos el presente
Ramón Bayés

A lo largo de la vida suelen darse momentos de soledad deseada, iberadora, y otros, en los que, sumergidos en mares de soledad no deseada, nos limitamos a agitar brazos, piernas y neuronas para mantenernos a flote; incluso existen algunos en los que el sentimiento de soledad se hace tan intolerable que deseamos la muerte como única vía de escape.

En unas páginas memorables sobre las vivencias de enfermedad, Laín Entralgo señala que sentirse enfermo es, esencialmente, percibir con mayor o menor intensidad: amenaza, malestar, miedo, impotencia, succión por el cuerpo y soledad. "La soledad -comentaba recientemente Louise Hawkley, llegada a Barcelona para participar en una Jornada sobre La soledad, organizada por la asociación Amics de la Gent Gran- "es como el hambre o la sed, un estado de carencia".

Una investigación empírica publicada en The Lancet hace pocos años señalaba la importancia del aislamiento social -probable semilla de soledad no deseada- como posible factor facilitador de las demencias. Un análisis de los resultados encontrados permite, además, observar que lo relevante para evitar el deterioro cognitivo no es la existencia de un vínculo afectivo sólido sino las interacciones variadas con pareja, amigos, familiares, niños, vecinos, etcétera

"Lo nuclear -sugiere el sociólogo Norbert Elías en su ensayo La soledad de los moribundos- no es vivir solo sino sentirse solo y Eric Cassell escribe que "los que sufren no son los cuerpos, son las personas". Y al llegar a este punto debemos preguntarnos: ¿qué es una persona?

Cierto día un amigo le comentó al filósofo británico Gilbert Ryle que le gustaría conocer la universidad y Ryle se prestó a acompañarlo. Le mostró las bibliotecas, los laboratorios, las aulas; le presentó a profesores y alumnos, observaron el desarrollo de unas clases, pasearon por el campus. Al terminar la visita, el amigo le preguntó a Ryle: "Bien, ¿pero dónde está la universidad?". Es fácil, escribe Ryle, caer en un error categorial. Las bibliotecas, laboratorios, profesores, alumnos, aulas, etcétera. permiten que exista la universidad pero no son la universidad; la universidad pertenece a otra categoría.

Y lo mismo ocurre con la persona. La persona no es el organismo; no es la mente; no es el cerebro, no es el entorno, y es, a mi juicio, insatisfactorio limitarse a decir que es un producto bio-psico-social. La persona es el resultado final -siempre provisional mientras viva- de una historia interactiva individual elaborada en entornos físicos, culturales, sociales y afectivos específicos, a través del lenguaje y otras formas de comunicación. En síntesis: como la universidad, la persona no tiene res extensa es una biografía en desarrollo, única e irrepetible. La persona es el viaje. Entender a la persona es entender la soledad.

Para terminar este breve y variopinto recorrido citaré un párrafo de la autobiografía de Archie Cochrane, el padre de la llamada "medicina basada en la evidencia", que es, a mi juicio, sumamente esclarecedor en el tema que nos ocupa: "Otro acontecimiento en el campo de concentración de Elsterhorst me afectó profundamente. Entrada la noche los alemanes trajeron a mi barracón un joven prisionero soviético. La enfermería estaba llena; el prisionero estaba moribundo, chillaba y yo no quería despertar a los enfermos por lo que lo llevé a mi habitación. Lo examiné. Sufría de graves cavernas en ambos pulmones y de roce pleural grave. Pensé que esto último era la causa de sus gritos. No tenía morfina, sólo aspirina y ésta no le producía ningún efecto. Estaba desesperado. Casi no sabía ruso y en el barracón nadie lo hablaba. Finalmente, de forma instintiva, lo senté en mi cama y lo abracé; sus gritos cesaron casi inmediatamente y murió tranquilo en mis brazos pocas horas más tarde. Lo que causaba los chillidos no era la pleuresía sino la soledad. Fue la mejor lección que he recibido en la vida sobre el cuidado de los enfermos que van a morir. Me sentí avergonzado de mi error diagnóstico y mantuve la historia en secreto".

En cuanto a mí, a ti lector, al enfermo, al que está en duelo, al que envejece, a los que, poco a poco, vamos perdiendo en el viaje a familiares y amigos, ¿qué podemos hacer tras aceptar que la muerte forma parte de la vida?.

Tal vez admitir el hecho de que nadie ha vivido nunca en el pasado ni en el futuro; que lo único que tenemos es el presente, el aquí y el ahora; y que el secreto de la felicidad -objetivo irrenunciable de todos nosotros– consiste en desear lo que somos y tenemos, no lo que no somos ni tenemos. Aceptemos algunos de los momentos de soledad que nos ofrece la vida, como regalo valioso y tratemos de aliviar con una sonrisa los momentos de soledad no deseada de aquellos con quienes compartimos un tiempo y un espacio, nuestros compañeros de viaje.

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Una Buena Esperanza

Marc Antoni Broggi

Tolerar la soledad propia y mitigar la de los demás: éste sería un buen punto de partida.

Se debe aprender a estar solo, a retirarse dentro de sí para conocerse y tolerarse. El miedo a hacerlo es temor a la vida, a ver cómo es y a aceptar nuestra condición: "
¿Què és la veritat?", se pregunta Espriu: "La solitud de l'home / i el seu secret esglai". Uno debe poder vislumbrar este espanto y hacérselo propio, metabolizarlo. Cultivar los momentos de soledad es una forma saludable de detenerse y ordenar en silencio aspectos internos (sentimientos, recuerdos, creencias); es una ocasión de construirse, de reconstruirse. "A mis soledades voy / de mis soledades vengo / porque para andar conmigo / me bastan mis pensamientos".

Es razonable un cierto gusto por este refugio. Incluso puede ser que, como Robinson Crusoe, el espanto venga de descubrir una huella inesperada en la arena de nuestra "isla", de ver que ninguna está completamente aislada, ninguna soledad es lo bastante hermética. Porque, si cierta soledad es inevitable, también lo es la presencia de los demás: incluso nuestro silencio está poblado de sus voces. Tarde o temprano descubrimos que nuestro verdadero y más sólido refugio es la convivencia mutua. Que ella enriquece incluso nuestros momentos de soledad con recuerdos y la esperanza de vínculos más estrechos. Y es una buena esperanza porque depende de nuestro esfuerzo.

Precisamente quien frecuenta la soledad estaría más dispuesto a compartirla, a ofrecer su hospitalidad: es decir, a recibir al otro tal como es, siempre distinto pero también herido por un "íntimo y secreto espanto" que debemos entrever y acompañar. Acompañar no es imponer una presencia, sino saber estar allí. Puede que todo el mundo deba sufrir y morir solo, se dice; pero nadie debe sentirse abandonado por la indiferencia de alrededor. Es fundamental que note que se le ve y mira, quizás admira, por pasar lo que está pasando, por ser humano y padecer lo que padecemos. Conociendo su fragilidad, se le debe acompañar "en el sentimiento" y ayudar contra el sufrimiento. Debemos aprender a darnos un apoyo cálido para evitar la fría soledad no deseada.

La buena compañía dignifica a quien la recibe y a quien la da. Y ayuda a respetar mejor cada intimidad. Nos humaniza. Más que las humanidades, será la disposición humanitaria, la solidaridad activa, la que nos ayude a hacer un mundo menos inhóspito y desolado y más habitable; quizá más alegre.

domingo, 15 de abril de 2012

Menos acción, más meditación


Miriam Subirana
El País
5 de febrero de 2012

Las prisas y los continuos ruidos que provienen del exterior distraen nuestra atención y energía. Reservar unos momentos para meditar nos aporta beneficios cognitivos y psicológicos.

La meditación es el camino para aquietar y silenciar las maquinaciones de la mente complicada. Meditar es restaurar el estado de nuestra verdadera naturaleza interior para vivir en armonía. Nos abre a la comprensión intuitiva y a un alto grado de concentración, que no se basa en el pensamiento racional. Es una forma de acallar los ruidos que distraen nuestra atención y energía constantemente.

La meditación ofrece múltiples beneficios comprobados científicamente. Un equipo de psiquiatras, liderado por el hospital General de Massachusetts, realizaron un estudio que documenta cómo la práctica de la meditación afecta positivamente a nuestro cerebro. Según sus conclusiones, publicadas en Psychiatry Research, seguir un programa de meditación durante ocho semanas puede provocar considerables cambios positivos en las regiones cerebrales relacionadas con la memoria, la autoconciencia, la empatía y el estrés. Lo que hasta ahora pertenecía al ámbito espiritual nos transforma físicamente y puede mejorar nuestro bienestar y salud.

"Aunque la práctica de la meditación está asociada a una sensación de tranquilidad y relajación física, los médicos han afirmado que la meditación también proporciona beneficios cognitivos y psicológicos que persisten durante el día", explica la psiquiatra Sara Lazar, autora principal del estudio.

Meditar nos da la experiencia de serenidad y concentración esenciales para la construcción de una auténtica autoestima y para afianzar la confianza en uno mismo y en los demás.

DEBIDO A NUESTRA ADICCIÓN a la acción, no vemos el valor de sentarnos un rato en silencio contemplativo. La meditación bien practicada ofrece resultados relativamente pronto. Se puede meditar en grupo y con los ojos abiertos. Alguien nos puede guiar en la meditación, pero no necesitamos un maestro. Es bueno canalizar bien el pensamiento y no necesitamos un mantra para hacerlo.

En definitiva, no hay excusas para no meditar. Nos frenan la adicción a la acción, la pereza y la falta de visión. Estamos acostumbrados a presionarnos, a actuar cada vez más rápido, y así creemos que no tenemos tiempo. La disponibilidad del tiempo y cómo se usa es decisión de cada uno. "Tengo amigos empresarios que meditan brevemente entre reunión y reunión, unos segundos", nos explica Gaspar Hernández. "Esta sencilla práctica les ha cambiado la vida. Dejan de ser esclavos de las circunstancias externas".

Para empezar, cree un lugar de paz. Resérvese un lugar en casa que pueda usar para meditar, aunque solo sea un sillón. Y, a ser posible, hágalo también en su lugar de trabajo. Coloque en ese lugar dos o tres objetos que representen para usted la paz. En ese espacio tendrá la oportunidad de preparar el día cada mañana y, por la noche, descargar su mente de los pensamientos, sentimientos o vivencias que le carguen de malestar.

Dedíquese durante un par de minutos a crear y establecer las reglas mentales para su espacio de meditación. Imagine que el espacio está rodeado de una burbuja invisible. En el momento que entra en la burbuja deja de preocuparse, de recordar el pasado, de juzgar y criticar. Si advierte que vuelve a caer en esos hábitos, regrese con suavidad a un espacio interior libre de esos impulsos mentales.

Mike George, coucher de inteligencia emocional, nos explica de forma resumida los siete hábitos que pueden sabotear su meditación y retrasar la recuperación de la paz interior: 1. Preocuparse. 2. Pensar en el pasado. 3. Juzgar. 4. Criticar. 5. Culparse. 6. Ser catastrofista. 7. Dudar.

Siga el consejo de Anthony de Mello, jesuita famoso por sus libros de espiritualidad: "Medita, contempla los muros; observa tus ideas, tus hábitos, tus apegos y tus miedos, sin emitir juicio ni condena de ningún tipo. Limítate a mirarlos y se derrumbarán". Visualizar le ayudará a superar esos hábitos saboteadores. Consiste en crear imágenes positivas en su mente fortaleciendo su voluntad para alcanzar aquello que afirma con una buena actitud. Con la visualización intensifica las experiencias de afirmaciones positivas y de automotivación. Visualizar le ayuda a concretar y a clarificar sus metas. Por eso, muchos deportistas olímpicos utilizan esta técnica.

Puede crear y escribir afirmaciones acerca de lo que le hace sentir pleno:

- Confío en que cada desafío aparece porque soy capaz de afrontarlo.

- Soy libre para decidir cómo me siento y para ser feliz.

- Respeto mi intuición.

- Soy fuerte y puedo ser. Yo puedo.

- Me atrevo a ser diferente.

- Creo en mí.

Escriba sus afirmaciones, y cada mañana medite sobre ellas para vivirlas durante el día.

EMPIECE A MEDITAR. Encuentre un lugar tranquilo y acogedor. Una música suave y una luz tenue pueden ayudarle a crear un ambiente adecuado. Siéntese cómodamente, manteniendo la espalda recta y relajada. Respire hondo y relaje los hombros y brazos. Con los ojos abiertos, elija un punto enfrente de usted y descanse ahí la mirada. Así no se dormirá.

Cuando el cerebro pasa de crear ondas beta (de acción) a ondas alfa (de relajación) tiende a dormirse. Meditar con los ojos abiertos le ayuda a entrar en un estado de ondas alfa sin dormirse. Las ondas alfa regeneran el sistema nervioso, inmunitario y hormonal.

Gradualmente aparte su atención de todas las distracciones. Dirija su atención al interior del entrecejo. Observe sus pensamientos, no los juzgue ni se deje llevar por ellos, solo obsérvelos. Decida crear pensamientos de paz. Sienta su presencia. Repita pensamientos e imágenes positivas referidas a su persona formulados como afirmaciones. "Soy un ser de paz", "soy vida". Déjese inundar por la serenidad. Reconozca los buenos sentimientos que surgen. Visualícese siendo así en sus relaciones y circunstancias habituales. El poder de la visualización meditativa radica en ayudarnos a crear la realidad que visualizamos. Observe su respiración y termine su meditación cerrando los ojos durante unos instantes, creando un silencio completo en su mente.

La técnica y sus beneficios

1. Libros

- 'Misión de amor. Viaje espiritual de un médico', de Roger Cole (Kier).

- 'Transformar la ira en calma interior. Claves para recuperar tu equilibrio emocional', de Mike George (Oniro).

- 'A la luz de la meditación. Una guía para meditar y alcanzar el desarrollo espiritual', de Mike George (Kier).

- 'La meditación. Introducción a la técnica, sus tradiciones y sus beneficios', de Erica Smith y Nicholas Wilks (Oniro).

2. Película

- 'El fin es mi principio', de Jo Baier.

3. Música

- 'El mejor álbum de relajación del mundo' I y II, de varios autores (EMI-Odeón).

Mantener nuestra vitalidad

Detenerse, observar, reevaluar, controlar pensamientos y sentimientos y cambiar creencias requiere energía. No una energía que obtendrá de fuera, sino la energía de la verdad que lleva dentro. Cuando lo olvidamos, nos contaminamos con el estrés y las preocupaciones innecesarias y aparecen los miedos que nos bloquean. Necesitamos mirar hacia dentro y aprender a nutrir nuestro ser. Para conseguirlo hay que dedicarle un tiempo. Igual que cada día reservamos un rato para comer y cuidar el cuerpo; nos debemos preguntar qué alimento le damos a nuestra mente para que cree pensamientos positivos que produzcan sentimientos de bienestar.


inauguración VI Cumbre de las Américas



martes, 10 de abril de 2012

we love you



lunes, 9 de abril de 2012

El día de la memoria


Editorial
El Espectador


Hoy, 9 de abril, es un día que significa mucho para la historia de Colombia.

El principal acontecimiento que conmemora esta fecha es que hace 64 años murió asesinado Jorge Eliécer Gaitán, uno de esos íconos liberales que encarnaban algún tipo de progreso para el país, así como un discurso avanzado de lucha de clases, de desigualdad social, y una esperanza de cambio a largo plazo para el pueblo colombiano.

Su asesinato, uno de los más duros del siglo XX, cometido por fuerzas y móviles que aún se desconocen, fue para la sociedad capitalina de entonces una especie de reflejo de la época de la Violencia que vivía el resto de Colombia en sus espacios rurales. Las imágenes, muy probablemente, se revivirán hoy en la mente de muchos: el tranvía en llamas, los saqueos, los incendios, el cadáver descompuesto y vuelto un despojo de Juan Roa Sierra, el presunto perpetrador, asesinado acaso muy prematuramente por cuenta del ajusticiamiento veloz de las masas que lo arrastraron por las calles.

Este fue un evento que muchos analistas tienden a identificar y etiquetar como el origen de un segundo período de violencia en espiral del que Colombia aún no logra salir. Es por eso un deber recordarlo en la memoria y tenerlo presente, siempre que se pueda, como objeto de un análisis mayor.

El legislador ha optado porque este día, asimismo, sea el de Memoria y Solidaridad con las Víctimas. No sólo de aquellas que quedaron sin reparación alguna desde la época de la Violencia, sino también de las que abundan hoy en día por ese círculo que al parecer no sabemos cómo romper de una manera adecuada y permanente. Pese a la significación histórica del día, es una oportunidad para solidarizar a la sociedad colombiana con aquellas personas que han sufrido los percances del conflicto.

Es una oportunidad, también, para definir discursos y realidades en torno a las víctimas. A reconocerlas como tal y no entrar en un negacionismo perjudicial y a veces inconsciente. El músculo legal más claro en estos momentos es la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, que por sus efectos pragmáticos inmediatos (y pese a las críticas que hemos hecho o los obstáculos de implementación que hemos mencionado en este espacio) es un instrumento jurídico al que hay que darle impulso y hacerle seguimiento.

Puede que se presenten conflictos en torno al significado de la fecha (que la gente, cada vez menos, tiende a ver bajo la lupa partidista), pero ese es un asunto que, como decía ayer Gonzalo Sánchez en estas páginas, es uno de los rasgos propios de la memoria. Y ese es un asunto que debe respetarse a toda costa. El mejor de los escenarios, sin embargo, es conmemorar ambas fechas dentro de una convivencia pacífica de ideas: como una experiencia en la que, al mismo tiempo que se honra la memoria de un día importante para el país y sus víctimas centenarias, sirva también para poner en el foco de la escena a los perjudicados de hoy. A su lucha. Con el fin nada despreciable de que sea hoy, y no dentro de 64 años, que sus derechos se reivindiquen, sus situaciones particulares perdidas se restituyan y la verdad de lo ocurrido en sus vidas y las de sus familiares se sepa.

Falta entonces que aquellas organizaciones de la sociedad civil sepan leer el nuevo significado del día de hoy y lo simbolicen de una manera efectiva, con el fin de movilizar no sólo a la sociedad, sino también a las víctimas. Creemos firmemente que la reconciliación puede llegar más fácil si se usan correctamente este tipo de medidas simbólicas.

domingo, 8 de abril de 2012

Lo que hay que decir


El escritor alemán se opone a un ataque israelí contra Irán

Günter Grass 4 de abril de 2012
EL País

Por qué guardo silencio, demasiado tiempo,

sobre lo que es manifiesto y se utilizaba

en juegos de guerra a cuyo final, supervivientes,

solo acabamos como notas a pie de página.

Es el supuesto derecho a un ataque preventivo

el que podría exterminar al pueblo iraní,

subyugado y conducido al júbilo organizado

por un fanfarrón,

porque en su jurisdicción se sospecha

la fabricación de una bomba atómica.

Pero ¿por qué me prohíbo nombrar

a ese otro país en el que

desde hace años —aunque mantenido en secreto—

se dispone de un creciente potencial nuclear,

fuera de control, ya que

es inaccesible a toda inspección?

El silencio general sobre ese hecho,

al que se ha sometido mi propio silencio,

lo siento como gravosa mentira

y coacción que amenaza castigar

en cuanto no se respeta;

“antisemitismo” se llama la condena.

Ahora, sin embargo, porque mi país,

alcanzado y llamado a capítulo una y otra vez

por crímenes muy propios

sin parangón alguno,

de nuevo y de forma rutinaria, aunque

enseguida calificada de reparación,

va a entregar a Israel otro submarino cuya especialidad

es dirigir ojivas aniquiladoras

hacia donde no se ha probado

la existencia de una sola bomba,

aunque se quiera aportar como prueba el temor...

digo lo que hay que decir.

¿Por qué he callado hasta ahora?

Porque creía que mi origen,

marcado por un estigma imborrable,

me prohibía atribuir ese hecho, como evidente,

al país de Israel, al que estoy unido

y quiero seguir estándolo.

¿Por qué solo ahora lo digo,

envejecido y con mi última tinta:

Israel, potencia nuclear, pone en peligro

una paz mundial ya de por sí quebradiza?

Porque hay que decir

lo que mañana podría ser demasiado tarde,

y porque —suficientemente incriminados como alemanes—

podríamos ser cómplices de un crimen

que es previsible, por lo que nuestra parte de culpa

no podría extinguirse

con ninguna de las excusas habituales.

Lo admito: no sigo callando

porque estoy harto

de la hipocresía de Occidente; cabe esperar además

que muchos se liberen del silencio, exijan

al causante de ese peligro visible que renuncie

al uso de la fuerza e insistan también

en que los gobiernos de ambos países permitan

el control permanente y sin trabas

por una instancia internacional

del potencial nuclear israelí

y de las instalaciones nucleares iraníes.

Solo así podremos ayudar a todos, israelíes y palestinos,

más aún, a todos los seres humanos que en esa región

ocupada por la demencia

viven enemistados codo con codo,

odiándose mutuamente,

y en definitiva también ayudarnos.

Traducción de Miguel Sáenz. El texto original en alemán se publica hoy en el diario Süddeutsche Zeitung.

sábado, 7 de abril de 2012

Clara Esperanza




Te hemos recordado María, en el Viernes Santo al pie de la cruz, viendo tu aceptación a los planes de Dios que para nosotros son incomprensibles tantas veces: aceptar la muerte de un hijo, injusta y hecha a causa de los pecados; y tu perdón generosísimo, María. Hemos visto también, María, en el Sábado, tu soledad serena, tu esperanza clara, inalterable, limpia; esperanza fundada: tenías razones para esperar. Nos introdujimos un poco en tus relaciones con la divinidad, con Dios Padre en la soledad y el silencio, con el Hijo Jesucristo en la Cruz y con el Espíritu Santo en tu espera.

Muchas veces, nosotros nos desfondamos, nos hundimos, nos angustiamos. ¿Por qué? Porque hemos esperado, como si fuera de Dios, lo que nosotros queremos, nuestros propios deseos; pero no somos dioses; nuestros deseos, por muy buenos que sean, no tienen por qué cumplirse. Veamos, en cambio, qué nos promete Cristo de parte de Dios. Eso no puede fallar de ninguna manera. María en su Sábado Santo está siendo Ella misma un testimonio. Ella es signo de esperanza entre nosotros; que ella nos ayude siempre a tener esperanza en la palabra de Dios.

En este sábado de la esperanza, que María nos mueva a esa plenitud. Esperanza pura, esperanza nítida, clara; “clara esperanza” se le podría llamar a la Virgen del Sábado. Esperanza sin mezcla: no se apoya más que en las promesas de Cristo, con total confianza. Esperanza clara, es decir, esperanza iluminada por su total fe.

viernes, 6 de abril de 2012

viernes santo



jueves, 5 de abril de 2012

semana santa Barichara 2012








martes, 3 de abril de 2012

electricidad, agua y pisos



Ultimando detalles: instalaciones eléctrica e hidráhulicas, pisos, puerta, ventanas y piedra... del beneficiadero de café...

lunes, 2 de abril de 2012

les estamos esperando






Sargento José Libardo Forero Carrero, Subintendente Jorge Trujillo Solarte, Intendente Carlos José Duarte, Subteniento Jorge Romero Romero, Soldado Luis Alfredo Moreno Chagüezá, Intendente de la Policía Wilson Rojas Medina, Sargentro Primero Luis Arturo Arcila, Sargento viceprimero Róbinson Salcedo Guarín, Sargento viceprimero Luis Alfonso Beltrán, Sargento Primero César Augusto Lasso




domingo, 1 de abril de 2012

Un vuelo de palabras por las víctimas




Por: William Ospina
El Espectador

1 de abril de 2012

Ya sin pavor viera este cielo/ si pudiera volver a verte, escribió hace muchos años el poeta Antonio Llanos. Y Aurelio Arturo, el hombre del sur, dijo, hablando sin duda a un ser hondamente querido y perdido: Déjame ya ocultarme en tu recuerdo inmenso.

Forma parte de la herencia de la condición humana ese recibir y perder, ese saborear y abandonar los dones del mundo. Ir cada quien, como decía Emerson, renunciando a su mundo estrella por estrella. Así expresó también Borges uno de los rasgos patéticos de nuestra existencia cotidiana: Si para todo hay término y hay tasa,/ y última vez y nunca más y olvido,/ ¿quién nos dirá de quién, en esta casa/ sin saberlo nos hemos despedido?

Pero en Colombia, hace mucho tiempo, las tragedias comunes de la condición humana se multiplican y se agravan hasta lo indecible. No es mentira decir que Colombia es un pozo de dolor humano muy profundo, y que en pocos sitios es tan necesario ese llamado a la solidaridad y a la compañía que hizo Barba Jacob en sus más altos versos: Apoya tu fatiga en mi fatiga/ que yo mi pena apoyaré en tu pena.

Cada vez se habla más entre nosotros de las víctimas, pero eso no significa que la tragedia sea reciente. La violencia es nuestra peor tradición, y si ahora hablamos de esto más que antes es porque hay una creciente voluntad de hacer visible el dolor de millones de personas, de buscar la verdad de los hechos y la reparación de las ofensas.

Esto es necesario por muchas razones distintas. Los crímenes y los despojos, los hechos y los dolores tienen que aflorar a la comprensión y al lenguaje. Pasar de los hechos a la conciencia de los hechos es ya una conquista. Pero convertir en palabras el dolor es también un bálsamo, el comienzo de un remedio. Lo cantan los versos iniciales del Martín Fierro: Aquí me pongo a cantar/ al compás de la vihuela/ que al hombre que lo desvela/ una pena extraordinaria,/ como el ave solitaria/ con su cantar se consuela.

Pero poco sería pedirle al lenguaje que nos dé apenas conciencia y consuelo. El lenguaje brota de los nervios vivos, del tejido de la memoria y de las fuentes de la emoción, pero es también el instrumento que cohesiona a las sociedades. Nombrar lo que se vive, lo que se teme, lo que se espera, más que una manera de crear la conciencia personal, es una forma de buscar una respuesta compartida.

Por eso la iniciativa de la Alta Consejería para la paz y la reconciliación y de Idartes, el Instituto Distrital de las Artes, de convocar a un ejercicio colectivo de expresión verbal por las víctimas de las violencias colombianas es tan valiosa y merece una participación multitudinaria. En preparación para el Día Nacional de la Memoria, convocado para el 9 de abril, la fecha más significativa de nuestra historia, se ha pedido que cada quien exprese con una frase, con una reflexión, con un verso, ese cúmulo de dolor, de nostalgia, de desesperanza y de esperanza, la experiencia de las víctimas de la sociedad colombiana. Ese ejercicio es necesario y es la manera de formar un coro en el que cada voz conserve su tono personal y su acento único.

La soledad es como esas lluvias que viniendo del mar avanzan por la noche. Todos lo hemos sentido: todos podemos expresarlo. El relato y la poesía deben dejar de ser el oficio de unos especialistas y convertirse en el grito de una comunidad. Todos tenemos historias, sentimientos, dolores y sueños. Y todos tenemos el lenguaje capaz de transmitir esa emoción, de compartir esos sentimientos, de atrapar su sentido profundo.

Que no haya entonces nadie que no se sienta capaz de hacer una frase, un verso, ese vuelo de palabras, como lo llamó Arturo, en que vayan concentrados su asombro, su indignación, su solidaridad y su afecto. Porque no queremos olvidar, comprendemos el grito de Borges: Sólo una cosa no hay, es el olvido. Porque sentimos que los seres que amábamos y que desaparecieron no pueden morir, entendemos por fin esas palabras de Quevedo: Su cuerpo dejarán, no su cuidado/ serán ceniza mas tendrán sentido/ polvo serán, mas polvo enamorado.

Pero no se trata sólo de hablar de las víctimas y de expresar su dolor, sino de comprender que en una sociedad tan llena de injusticias, ofensas y exclusiones, donde hay tanto miedo, tantos peligros, tanta incertidumbre, todos de alguna manera somos víctimas: de la arbitrariedad de unos, de la crueldad de otros, del egoísmo de los demás, y también de nuestra propia insensibilidad, de esa extensa falta de solidaridad y de compromiso. No se puede ignorar ni acallar el profundo dolor de las víctimas, pero también es urgente superar esa condición, encontrar el camino para dejar de ser víctimas.

Alguien dijo una vez con dureza: Ser maltratado no es un mérito. De nosotros depende, de nuestra inteligencia, de nuestra decisión de ser de veras una comunidad, no permitir que la injusticia se prolongue y condene a un pueblo talentoso, laborioso y valiente, a la eterna condición de víctima. Todo pueblo tiene que ser capaz de reemplazar a una dirigencia indigna y de abrirle camino a un verdadero proyecto de respeto, de dignidad y de alegría. La suerte de los pueblos depende fundamentalmente de sí mismos.