martes, 24 de marzo de 2015

Una camiseta hecha con café


El Espectador
24 de marzo de 2015
Edwin Bohórquez Aya

En Twitter: @EdwinBohorquezA

¿Se imagina usted una prenda que elimina olores, absorbe la humedad y repele los rayos ultravioleta? Eso fue lo que desarrollaron los cafeteros colombianos con una empresa taiwanesa. 

Una camiseta hecha con café
foto: Gustavo Torrijos - El Espectador
Paradójicamente todo comenzó en un Starbucks, el principal competidor de la marca Juan Valdez en Colombia. Allí, en Taipei, muy lejos de Colombia, mientras una pareja de emprendedores tomaba una taza de café, vieron que una señora de la zona le hacía una petición un tanto extraña a los empleados del local. Lo que buscaba no era una bebida caliente y fresca, eran los residuos que quedaban en las máquinas tras la preparación. 

Entonces la pareja indagó la causa, el por qué. La señora, con el conocimiento que tienen las abuelas sabias, les dijo: “el café absorbe olores y, además, la humedad. Yo lo llevo para mi casa, la pongo en el clóset, al lado de los zapatos”. Esa fue, sin querer, la puntada inicial de la prenda que, años más tarde y al otro lado del mundo, permitiría a investigadores colombianos desarrollar la primera camiseta hecha con residuos de café en el mundo.

La pareja, dueña de una compañía que elaboraba ropa deportiva, se llevó con inquietud la historia que les acababan de contar. Hablaron con su equipo de investigación y con un tanto de ‘borra’, como se le conoce al residuo del café una vez ha sido preparado, les pidieron que indagaran sobre las propiedades del grano y sus moléculas. Lo hicieron con atención y se toparon con una joya industrial sin igual. Y lo mejor de todo, que la podían combinar con un material que ya estaba en su línea de producción, el pet (plástico reciclado), que iba en la misma ruta ecológica que promulgaban en la compañía por su ADN ambiental.


A la borra, más conocida como ripio, se le hizo un trabajo especial en Colombia, en Chinchiná, Caldas. Se le sacó el aceite, el olor y el sabor a café, se le adicionó esa fibra de pet que trabajaba la firma taiwanesa y entonces obtuvieron un hilo de poliéster que pasa a ser el componente de la prenda. “Vimos que tenían la patente de elaborar esa fibra textil con la ‘borra’. Se interesaron en hacer el desarrollo pero con Café de Colombia, porque es una de las marcas más reconocidas del mundo y porque tiene muy buenos atributos.

Básicamente las propiedades que se le confieren a la molécula del café son tres: repele los rayos ultravioleta, absorbe la humedad y absorbe los olores. Con estos elementos conjugados se convierte en una combinación ideal para las camisetas que usan deportistas de alto desempeño”, cuenta Constanza Mejia, directora de la fábrica Buencafé Liofilizado de Colombia, de propiedad de los cafeteros del país y quien adelantó la investigación local.


Así conocieron a Sintex, la empresa de Taiwán que quería aliarse con los colombianos y gracias a la Federación de Cafeteros, se creó un clúster de empresas nacionales y extranjeras para unir esfuerzos, utilizar los subproductos del café y generarle mayor valor al productor. Con la fibra en mano, la tela fue fabricada por Lafayette, que es un reconocido productor de hilos y de confección de telas en poliéster; el diseño corrió por cuenta de Procafecol y la confección final estuvo a cargo de Supertex, que hace la marca Arena. Así es como están haciendo las camisetas de los residuos de café que hoy se vende en las tiendas Juan Valdez.


El lanzamiento se hizo a finales de 2014 y ha sido todo un éxito. “Estamos esperando esa prueba de mercado para mirar cómo el consumidor colombiano acepta la prenda y luego impulsarlas en otras prendas u otras marcas. 

Lo que sigue es que Sintex nos haga licenciatarios de la patente para tratar la borra en Colombia y que quede apta para integrarla al hilo de poliéster. Aún estamos en conversaciones con ellos para definir cómo hacemos ese uso de patentes y el uso de la marca Café de Colombia, además de saber quién puede ser el inversionista”, apunta Mejía.

Y es que, ¿quién iba a creer que uno se podía vestir con el café? Pues el objetivo de los cafeteros colombianos es que no sean sólo camisetas, la idea es que esté en muchas prendas de vestir por medio de los textiles. 

Incluso, ya se está mirando la posibilidad de llevarlo a otras aplicaciones, como unas cortinas, pues no se decolorarían con el sol y además ofrecerían una protección contra los rayos ultravioleta. Así que, además de tomar el mejor café del mundo, ¿usted compraría una camiseta hecha con residuos del grano?

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