lunes, 28 de abril de 2014

Campesinos secuestrados


El Espectador
*Luis Carlos Vélez
27 de abril de 2014

Todos tenemos una relación directa con los campesinos del país. Es tan simple como esto: si no fuera por ellos no habría alimentos en nuestras mesas. Punto. Son determinantes, no sólo para la economía, sino para nuestra supervivencia.  


Su relevancia nacional los hace tradicionalmente objetivo político. Cada cuatro años son usados por los candidatos de turno que buscan tener votos y les prometen todo lo que se imaginan, pero nunca les cumplen. Y eso es lo que está pasando en este momento, a semanas de las elecciones presidenciales.

Por estos días todos se acordaron de ellos y los están utilizando como carne de cañón. Desde el Gobierno, que manda a su ministro de Agricultura para evitar un nuevo paro, hasta las Farc, que hacen todo para convencerlos de que protesten y exijan poner en discusión temas que no entraron en la agenda de las negociaciones de paz en La Habana, pasando por algunos sectores cafeteros afines al Centro Democrático que quieren que el campesinado se levante en contra del gobierno Santos.


También es desafortunado ver cómo, a pesar de haberse quemado en las elecciones legislativas, César Pachón, vocero de la Dignidad Papera, es el hombre que más trabas le mete al diálogo entre las partes. Digo desafortunado porque para nadie es un secreto que su agenda es política. Abundan las fotos que evidencian que hizo parte de la campaña de la defensa del restituido alcalde Gustavo Petro y que su objetivo no es otro que el de buscar visibilidad, generar desconcierto y defender las banderas del Polo Democrático.

En realidad, todos quieren algo de los campesinos y poco están dispuestos a retribuirles. Lo único que quieren es sacar provecho de una situación de por sí complicada para ellos, venderles mentiras, ganar votos y generar un clima de malestar nacional previo a los comicios.

Los campesinos están secuestrados por los intereses políticos del Gobierno, los partidos políticos y las Farc. Y ese será el escenario que tendrán que enfrentar de ahora en adelante, teniendo en cuenta que se materialice un acuerdo de paz.

Las Farc ya entraron en la disputa política en las zonas más apartadas del país, ahora con menos fusil pero con más mentiras, y eso está calando en el campesinado. Nuestros campesinos no son un botín político, son esenciales en nuestras vidas y parte fundamental de nuestra nación. Este no es un momento de paro, es un momento de reflexión, análisis y solución. Ojo que ya se le vieron las orejas al burro.

* Luis Carlos Vélez, director de Noticias Caracol.





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