miércoles, 19 de febrero de 2014

Verano, calor y lluvias torrenciales


El Espectador
Juan Pablo Ruiz Soto
18 de febrero de 2014

Este período de verano ha sido bastante atípico en diversas regiones del país.

En Bogotá, Cali y Medellín hemos tenido días muy calientes y momentos de lluvias cortas y torrenciales. En la alta montaña de la cordillera oriental, en la zona de páramo, la percepción de los campesinos es que el verano empieza más tarde, es decir, no a mediados de diciembre, sino casi a mediados de enero. Ahora el sol y las heladas son más fuertes y los incendios forestales más frecuentes. En los Llanos Orientales la situación es crítica, el verano ha sido seco, caliente y largo; los ríos se están secando y el ganado empieza a morir por falta de agua y alimento. En la costa Caribe el paisaje está amarillo y varios ríos no están entregando agua al mar. Este fenómeno antes ocurría sólo con ríos pequeños, pero ahora también se presenta con los grandes, como el Ranchería y el Jerez, y aún falta tiempo para que el verano termine.
Si por Colombia hace más calor de lo normal y empieza la sequía y en algunos puntos hay aguaceros cortos y torrenciales, en Estados Unidos y Japón el frío es intenso y cae mucha nieve. En todo el mundo hay manifestaciones de climas extremos y esto es lo que desde hace algunos años predecían los modelos del cambio climático (CC).

Ante las evidencias, el Gobierno de los Estados Unidos ha reconocido el tema del cambio climático y, aunque los republicanos se oponen a que se tomen medidas y se asigne presupuesto, Obama promete que lo hará. Los gobiernos de Estados Unidos y China, en la reciente visita de J. Kerry —secretario de Estado de los Estados Unidos— a China, emitieron un comunicado conjunto, según el cual los dos países, que son los mayores emisores en el mundo de gases efecto invernadero, realizarán esfuerzos e invertirán recursos para atenuar el CC. Kerry, en su visita a Indonesia, comparó el cambio climático con armas de destrucción masiva.

En Colombia hubo un fuerte verano en 2009 y las olas invernales de 2010 y 2011 generaron inundaciones que afectaron el 7% de la población y destruyeron el 14% de la malla vial no concesionada. El impacto de los climas extremos generó preocupación por el CC y han surgido esfuerzos en los diferentes niveles del Gobierno para disminuir nuestra vulnerabilidad ante el CC; incluso se diseñó un Plan Nacional de Adaptación al CC.

Si recorremos el país, no vemos intervenciones a nivel del paisaje que nos permitan afirmar que estamos realizando acciones para atender el impacto del CC. Empecemos por lo mínimo: divulgar la legislación existente referida a la conservación de las cuencas, incentivar a los campesinos y terratenientes para que en áreas críticas de las cuencas altas cambien producción por conservación y migren a tecnologías amigables con el medio ambiente, y sancionar a quienes no protejan las fuentes de agua. Si no actuamos con contundencia, el impacto negativo para todos será muy grande y costoso, pues el CC seguirá manifestándose.


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