sábado, 21 de septiembre de 2013

restaurantes en Barichara


El Espectador
Por: Para serle franco
20 de septiembre de 2013

Barichara, en Santander, es sinónimo de piedra tallada, tapia pisada, paisaje, tranquilidad, viento suave, arte, poesía, diseño, música y cultura.

Y allí se continúa germinando también una vocación gastronómica. Ya escribí sobre el restaurante Las Cruces; hoy lo hago sobre otros dos muy buenos ejemplos.

El restaurante Barichara a la Piedra, está ubicado 1 km antes de llegar al pueblo, en un paraje con árboles altos y frondosos y grandes piedras, bañado por una quebrada con un pozo grande de agua refrescante en donde al antojo se puede disfrutar de un relajante chapuzón. Es un restaurante sin paredes, abierto a la naturaleza. La comida es llevada a la mesa en placas rectangulares de piedra volcánica previamente calentadas en un horno a alta temperatura. Apenas el chef coloca la porción de carne respectiva en cada piedra, se lleva de inmediato a la mesa y allí se va cocinando al tiempo que se va disfrutando bocado a bocado. Hay opciones de pescado, pollo o carne de res, previamente adobadas con salsas muy buenas, una de ellas de varias pimientas dulces, otra de pesto casero. Y a estos placeres, hay que brindarles buen maridaje con una botella de vino blanco y frío. Un gran aplauso a Patricia y Diego por la magnífica idea de montar Barichara a la Piedra, y, además, en este bello y pétreo escenario universal. Teléfono: 321 468 3027.
El restaurante La Nube, en el hotel de su mismo nombre, ofrece un desayuno de huevos machacados con carne oreada, diferente y delicioso. Hay que echarles ojo a sus cocteles naturales energéticos. El más sorprendente, el Sueño Profundo, hecho de lechugas, perejil, limón y sal, es sencillamente fuera de serie, hace gemir de gozo. Y no es una broma, es literalmente un jugo de lechugas y es magnífico. O el Bronceado Natural, con zumos de zanahoria, naranja, tomate, manzana y limón. O el Energía para el Camino, con yogur casero, uvas, germen de trigo y miel. Cocteles frutales superiores a la mayoría de los que se ofrecen en los restaurantes más afamados de Bogotá. Al almuerzo me encantaron el cabro al romero y la carne oreada sobre rodajas de pepino. Se merece un gran aplauso pues las dos preparaciones enaltecen estos platos santandereanos, el cabro y la carne oreada, con unas variaciones que no diluyen o esconden su textura y sabor original. Dirección: calle 7ª Nº 7-39, teléfono: 7 726 7161.

Indicador CLAP (calidad-local-atención-precio)

otorgado a los restaurantes: BUENO.

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paraserlefranco@yahoo.com


 

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