jueves, 3 de marzo de 2011

Una mañana cualquiera - Gabriela Adamesteanu

Reseña escrita por: Elena en El Correo de Vizcaya


Empiezo este libro en Rumanía, concretamente en Timisoara, en una reunión de trabajo de una semana. Y me pareció buen momento para buscar algún autor o autora rumana, contemporánea a ser posible, y así escapar tímidamente de mi abismal ignorancia sobre la literatura del país, completamente desconocida para mí. Una reseña de Territorios de El Correo vino en mi ayuda y me puso en bandeja hace una o dos semanas un título, el que tengo entre manos, que me ayuda a conciliar el sueño y a reconciliarme de nuevo con el castellano aunque sólo sea por una horita en mis agotadas tardes rumanas (la lengua vehicular de trabajo es el francés).

En la primera parte acompañamos a Vica un día en su periplo por Bucarest. Vica es una anciana con una situación económica difícil. Visita a su cuñada y sobrino, a la hija de la señora para la que hacía en otros tiempos las labores del hogar,..... En estas idas y venidas nos adentramos en la historia de Rumanía, en los difíciles últimos años del comunismo. Es la historia de la vida cotidiana, de las historias familiares y personales. Vamos sabiendo de los recuerdos que la vieja y malhumorada Vica va desgranando acerca de pasado de su antigua señora, Sophie, y su familia. Unas veces son recuerdos de conversaciones y de hechos, otras son meras suposiciones e inferencias más o menos noveladas. Se transcribe casi directamente el discurso oral en lenguaje vulgar de Vica.

En la segunda parte, la visión se centra en un tiempo concreto, hacia 1915, cuando Rumanía dudaba entre mantener su neutralidad en la Gran Guerra o tomar partido en uno u otro bando. Asistimos a la conversación entre cuatro personajes bien definidos, Sophie (como personaje central); su entonces primer marido, el profesor Mironescu; su hermana menor, Margot, y su amante, el joven Titi Iolomiteanu. Un hecho banal en apariencia, la llegada antes de tiempo de Titi a la cita con los Mironescu, adquiere una vital importancia y da lugar a múltiples interpretaciones. Desencadena en los cuatro personajes posicionamientos y discursos internos contradictorios. Aunque la conversación mantenida se centra en acontecimientos exteriores, los preparativos para una más que posible entrada de Rumanía en la I Guerra Mundial, las tensiones emocionales tejidas en torno al personaje de Sophie están siempre a flor de piel. En cuanto a la técnica literaria, me parece magistral el tratamiento del cambio del punto de vista y la alternancia de miradas y modos de aprehender y vivir un mismo acontecimiento. También es remarcable el tratamiento de la transición entre el pensamiento y el discurso, con todas sus contradicciones, lo que nos ayuda a situar los personajes y a conocerlos por lo que piensan, por lo que dicen y por lo que hacen. Y todo ello en un marco histórico apasionante y poco conocido por nosotros, el momento en el que Europa pierde definitivamente su conciencia de superioridad en el mundo civilizado, desde una pequeña y joven nación que teme por su supervivencia.

Si en la primera parte escudriñábamos el pensamiento casi sin hilazón ni discurso lógico de Vica, y en la segunda somos testigos de una conversación a cuatro con recurso al pensamiento y al cambio del punto de vista, en la tercera parte la técnica que utiliza Gabriela Adamesteanu es la transcripción del diario del profesor Mironescu en 1916, con una Bucarest bajo los efectos de los bombardeos alemanes, pues Rumania se ha unido al fin al bando de los aliados contra las potencias centrales. Paralelamente asistimos a las difíciles relaciones del matrimonio una vez conocida la infidelidad de Sophie.

La cuarta parte nos retrotrae de nuevo a un tiempo incierto de la dictadura comunista, probablemente a los 70, en el mismo salón en el que dejamos pendiente en la primera parte la conversación entre Vica e Ivona, la hija de Sophie. Por estas dos personas, testigos de unos hechos del pasado, personajes interpuestos en suma, vamos conociendo la vida y avatares de los actores fundamentales de esta historia en el periodo de entreguerras, en la II Guerra Mundial y tras la llegada de los comunistas al poder. Como en la primera parte, no son los acontecimientos exteriores, los hechos históricos los protagonistas, sino la forma en que aquellos dejaron huella indeleble en la vida de estos.

“Una mañana perdida” como metáfora de una desilusión personal y colectiva, de una promesa no cumplida, de una vida desaprovechada, confundida, equivocada, que hubiese debido desarrollarse de otra manera, truncada por los acontecimientos. “Apenas se ha despejado el cielo, el sol vuelve a desaparecer tras la primera nube. Una hermosa mañana arruinada...., perdida....”

Una novela sólida, apasionante, emocionante, escrita desde el corazón, pero con una técnica depurada, magistral. Con una destacada descripción de personajes y una magnífica ambientación histórica. Recomendable.

---

Gabriela Adamesteanu nació en 1942 en Targu Ocna, Rumania. Ha trabajado en edición literaria y científica y ha sido el editor en jefe de la revista 22desde 1991. Ella es la presidente del Centro PEN de Rumania. Sus premios y honores incluyen un 2002 Hellman Hammett Grant, administrado por la organización Human Rights Watch, y el 2004 Ziarul de Iasi Premio Nacional de Narrativa, y ella también ha recibido subvenciones para sus traducciones del francés. Es autora de las novelas Intalnirea[reunión], Dimineata pierduta [desperdiciado la mañana], y Drumul fiecarei egal al zile [El Camino de la Igualdad de todos los días] y las colecciones de cuentos-Vara primavara [Primavera-Verano] yDaruieste ti- o zi de Vacanta [Dése un día de fiesta].


Fragmentos:


- Y el último placer que nos queda es la comida.

- Cuánto tuvo que quererlo ella para que ahora, cincuenta años después de su muerte, todavía espere, confusa y absurdamente, el día de su retorno. Que en un santiamén el mundo pudiera dar marcha atrás, que todo volviera a ser como antaño.

- Mira adónde hemos llegado. Quieres ayudar a alguien que te parece necesitado, a quien conoces de toda la vida, y terminas dependiendo tú de él. Llegas al extremo de darle cualquier cosa con tal de que te deje en paz de una vez por todas. Esa es la suerte de los generosos...

- (...) se ha hecho una idea de qué significa ser abogado: conocer a la gente tal y como es en realidad, no como finge ser. (...) ¿Qué podía significar ser abogado cuando, después de cuarenta y seis, se entraba en la sala con la sentencia ya dictada y con testigos amañados? ¿Para qué servía el abogado cuando los juicios empezaron a celebrarse a puertas cerrada?

- "Para aguardar las apariencias hay que hacer acopio de toda la energía, y así se logra incluso vivir como dios manda".

- Ha podido comprobar de lo que es capaz, medir sus propias fuerzas: ha logrado abrirse camino, alcanzar una posición, porque ni en Occidente son las cosas de color de rosa como las pintan algunos. Pero al menos allí solo tiene que dar cuenta de sus propios errores. Al menos sabe que es libre. Al menos puede viajar a donde quiera y cuando quiera. Al menos tiene lo que aquí ni en toda su vida habría conseguido. Al menos...

- Pero a veces quienes han tenido la fuerza suficiente para resistir se dan la oportunidad de disfrutar de lo que tanto esperaban.

- ¡Qué rápido pasa la juventud, madame! Y parece, no sé, como que por dentro una no siente que haya cambiado, ¿verdad? Solo cuando se mira en el espejo...

- El vestíbulo está en penumbra, pero la oscuridad no me molesta. ¡El mundo es tan feo a plena luz! Y más aquí, en la ciudad, con escaparates sin pizca de gusto, y gente mal vestida, y calles sucias, y parques y zonas verdes descuidados.

- Al fin y al cabo o es más que una pobre vieja a quien los comunistas despojaron de todo cuanto tenía, y el futuro nada puede ofrecerle, a parte de pesares.

- ¡Oh, nuestros sólidos, mediocres sentimientos familiares, nacidos de la costumbre, de la confianza, de la tolerancia! ¡Nuestros mediocres y profundos sentimientos familiares, que otorgan a la vida el necesario equilibrio, que liberan nuestro espíritu y así le permiten dedicarse a fines superiores!.

- ¿Por qué la vida, que durante mucho tiempo sigue su curso lógico y tranquilo, te lleva inadvertidamente a un punto en el que ya no es posible retroceder?

- En días tan turbulentos, la honradez deja de ser moneda corriente. (...) Todo el mundo hace predicciones sobre qué pasará, cómo terminará todos: mal, comenta la mayoría. Así pues quien sabe desenvolverse sale adelante. Quien es capaz de amasar fortuna lo hace -suministro de alimentos, especulación, permisos de exportación-; es una época en la que quien sabe cómo sacar provecho se enriquece.

- ¿Conclusión? Una sola: es bueno escuchar las confesiones de los otros, pero más vale tener la boca cerrada con candado. Porque, cuanto menos sepan de ti, menos vulnerable eres. Lo cierto es que todo el mundo ocultua los hechos que no considera conveniente que se conozcan.

No hay comentarios: