domingo, 18 de abril de 2010

La Hermita


El benedictino catalán Andrés Ripoll y el poeta antioqueño Fernando González - 1953 ó 1954


Enero 9 /64

-La Hermita-

Al Amigo, Padre Andrés Ma. Ripoll, cuyo encuentro fue algo como haberse abierto o entreabierto la puerta del Silencio. (“Si conoces algo mejor que el silencio, escribe”). El Silencio o Dios es infinitamente mejor que los inteligibles o dioses.

¿Llegaré al Silencio? ¿Podré presentir, pregustar, preoír al Silencio antes de irme? Sí, ya. Si nos negamos ya, ya es Silencio. ¡Una hermita! Sólo deseo ya una Hermita para usted y yo, para oír el Silencio.

¿A quién obedece el silencioso? Al Silencio... y parece que obedece a todos y a todos..., pero es porque todos y todos no existen ya, existe El Silencio. Obedecer es Ser el Silencio. Todo lo demás es método, literatura, compra del silencio, inútil brega por conseguir el Silencio.

En el Silencio no hay humildad ni orgullo, obediencia ni mando, pobreza ni riqueza, bien ni mal ¡Es el Silencio! Nada hay por encima ni por debajo del Silencio, que es la Paz.

¡Una Hermita y un Amigo! Y “morir” o nacer en el Silencio. En todo caso, usted, Padre Ripol, y Hermita y ermitaño y Silencio, son Uno, epifanía de Uno.

El fin del hombre es dormirse en el Silencio. No se dirá “murió”, sino “lo recogió el Silencio”, y no habrá duelos, sino la fiesta silenciosa, que es Silencio.

Fernando González (1)


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