miércoles, 3 de marzo de 2010

Kierkegaard sobre la oración


"El hombre que vive en la temporalidad se imagina y cree que en la oración lo esencial, la finalidad de su esfuerzo, es que Dios oiga lo que él le pide. Y sin embargo, según el eterno significado de la verdad es justo al revés: la oración no se basa en que Dios oiga lo que se le pide que haga; en realidad la oración se fundamenta en que el que reza no deje de rezar hasta que llegue a ser él mismo el que oiga lo que Dios quiere. El hombre de la temporalidad malgasta sus palabras y, en consecuencia, se vuelve exigente cuando reza: pero el que reza de verdad se limita a escuchar".

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