Siempre que pienso en San José, e irremediablemente cada 19 de marzo -como hoy-, no puedo dejar de pensar en aquella imagen que vi alguna vez en el Monasterio de la Brataña Francesa de las Hijas de Jesús de Kermaria y aún más en este año 2010, en que las Hijas de Jesús celebran los 150 años de la salida de Bignan para Kermaria en Locminé,(Francia) y desde entonces la Casa Madre de la congregación. Muy pronto también Kermaria llegó a ser centro de peregrinación a San José. Allí está este San José pensador, el hombre del silencio.
San José, nos gusta mirarte, tú el silencioso.
El índice sobre los labios, nos invita a guardar silencio,
a alejarnos de este mundo conversador y ruidoso
para entrar en el silencio donde seremos toda escucha del Otro, de los otros,
silencio-atención al Señor que va a hablar.
Nos gusta rezarte, tú el Pobre.
Tú aprendiste a lo largo del tiempo lo que quiere decir
ganarse la vida con el sudor de la frente.
Tú también has experimentado las largas caminatas agotadoras,
las puertas que se cierran delante de ti,
la falta de un lugar apropiado para acoger al recién nacido,
el camino del exilio huyendo de la persecución de un tirano imbécil...
Pobre de corazón, tú lo has sido.
Has atravesado tantas noches, pero siempre has creído en la Luz
Como Maria y con gran disponibilidad tu has dicho si,
a ese hijo misterioso que no era tuyo.
Con Maria, simplemente lo educaste
a él que no tuviste el tiempo de conocer
y que nosotros llamamos, sin embargo, el Hijo de Dios.
San José, la tradición cristiana te honra con el bello nombre de Justo.
Justo, has sabido renunciar a tus proyectos por ajustarte al proyecto de Dios
en el cual tú has entrado sin comprender,
pero desbordando de fe en el Dios de tus padre
que no traiciona jamás su palabra.
Justo, tu puedes ensenarnos a aventurarnos, nosotras también
en el camino del SI
un si sin reservas, como el tuyo,
un si creador de vida y felicidad.
Michelle Paul H.J.
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