viernes, 5 de febrero de 2010

cartas cruzadas


Reproducimos por su interés, un artículo de opinión publicado el 11 de enero de 2010 en el diario santandereano Vanguardia, por el señor Donaldo Ortíz Latorre y la respuesta al mismo realizada por la Sra. Dalita Navarro, el 26 de enero en el mismo diario.

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Barichara se muere
Lunes, 11 de Enero de 2010 DONALDO ORTIZ LATORRE

Se muere, pero de sed, se muere porque la gestión de sus alcaldes hasta la fecha ha sido nula en asunto de aguas y ha sido nula porque primero la politiquería que un acueducto, primero una placa de bronce en una plaza que una buena planeación de sus necesidades y esa necesidad prioritaria era el agua para una población que ha hecho conocer a Santander más que ninguna otra, más que Socorro, más que Charalá, la cuna de la revolución comunera. Antes para mostrar teníamos a Girón, pero de esa población ya no queda sino un desorden inmenso. Los miles de turistas que habían planeado pasar sus días de descanso en esa región y específicamente en Barichara, sufrieron “las duras y las maduras” para bañarse, para comer, para disfrutar sus días como lo tenían dispuesto, pero no, en pleno siglo XXI, el agua hizo falta en toda la población y fue distribuida y debe seguir haciéndose en carro tanques y traída desde San Gil. Esos turistas se fueron descontentos y es posible no vuelvan o se demoren en volver y desanimen a otros a venir.

Barichara, como muchas poblaciones debe estratificarse porque hay muchos “señorítos” que han construido sus casas con grandes piscinas y que aprovechan la escasa agua, sólo para ellos, para bañarse, para desperdiciarla y hasta para lavar su lujoso carro mientras los demás, o sea el resto de la población nativa, no tiene muchas veces ni para bañarse las manos y menos para cocinar y para sus necesidades básicas. Por eso es necesario estratificar y que la señora Dalita pague más que los pobres de Barichara y también es necesario que se diseñen por parte de la comunidad o de los grupos que están velando porque el acueducto sea una realidad, un tanque que sea colocado en cada casa y se recojan las aguas lluvias, como lo ha dicho Hernán Villarroel y el padre de la parroquia porque cuando allá llueve, llueve como en Macondo.

La otra alternativa es promover en la comunidad la creación de “jagüeyes” comunitarios y por último ya cansados de “tanto sufrir” se realice una manifestación que obligue al alcalde a realizarlo en un tiempo determinado y una acción popular para que el acueducto sea un hecho y no se siga en esa población solo unos pocos “bañándose en agua” porque ese es el otro problema, los “señoriítos” solo piensan en ellos y no en la comunidad. ¿Habrán sembrado un árbol?

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"Es más fácil criticar que construir”
Martes, 26 de Enero de 2010 Dalita Navarro

El señor Donaldo Ortiz Latorre ha decidido mencionarme en su artículo “Barichara se muere” y lo hace de manera tan liviana e irresponsable que podría creerse que formo parte de una banda de “señoritos” que estamos matando a Barichara. Obviamente el señor Ortiz decidió que quienes hemos construido aquí nuestras casas somos simplemente depredadores. Pues no, muchos hemos venido a trabajar y a aportar experiencias de vida en favor de Barichara. Lo invito a visitar una hermosa casa colonial que rescatamos del ladrillo, el asbesto y el cemento, “sin un solo árbol”, para el pueblo de Barichara, casa digna, respetuosa de arquitectura colonial, austera y que con orgullo la Fundación Taller de Oficios de Barichara, fundación que represento, entregará al SENA el próximo año.

¿Habrán sembrado un árbol? , se pregunta el señor Donaldo; pues bien, le voy a procurar la información que no investigó antes de escribir. Permítame decirle que no solo he sembrado muchos árboles, soy la promotora desde hace 3 años de la Fundación Taller de Oficios Barichara y mi proyecto principal es “sembrar educación” y que los nativos rescaten su amor y orgullo por las tradiciones y oficios que se habían perdido en Barichara, música de cuerda, talla en piedra, orfebrería, música étnica para niños donde se les enseña a elaborar sus instrumentos, se enseña a bordar, cocinar, jardinería, diseño, forja, y aprovechando que soy ceramista de profesión, he dedicado mucho tiempo en trasmitirles mis conocimientos de más de 30 años.

Toda la enseñanza es gratuita para los alumnos del taller. Tenemos niños desde los 6 años hasta una gran señora nativa de 80 años que hace cerámica. Estoy dedicando tiempo también al pueblo de Guane, ese sí, olvidado de todos, enseñando y formando a un grupo de mujeres en desarrollar la cerámica tradicional de sus antepasados y que aprendan un oficio del que puedan vivir dignamente. Estoy a la espera de que me asignen un terreno donde les pueda instalar un horno comunitario para que puedan hacer sus quemas y organizar su mesas de trabajo y venta… ¿Me podría usted ayudar en este proyecto a través de su columna? Todo este apoyo y desarrollo lo conseguí con La Comunidad de Madrid, España, con Fonade, el SENA y con muchos “señoritos” que le apostaron a este proyecto.

En el Taller de Oficios se dan conferencias a la población como dice usted “nativa”, para mejorar su calidad de vida; mucha gente preparada ha sido invitada para darles a conocer cómo mejorar el ambiente, agua, a respetar y querer lo que tienen, expertos en patrimonio, etc. esos expertos importantes; “esos depredadores” no cobran por participar en este proyecto. Todo el personal que trabaja en el Taller es patiamarillo y ha aprendido a trabajar, defiende su proyecto y está pendiente de que la comunidad participe activamente.

Los aljibes, muchos en el pueblo de Barichara, eran tapados y cancelados por los nativos, hoy muchos comienzan a destaparlos y a aprovecharlos…aunque usted no lo crea, muchos de los que usted llama “señoritos” dan muy buen ejemplo, aportan y han ayudado al pueblo a desarrollarse mejor. Conozco Barichara desde hace 14 años, tengo casa desde hace 6 años, mucho ha cambiado y todavía falta, pero cada día va mejor.

Este mes de enero de nuevo se abre la Ludoteca Altos del Viento, bajo mi dirección con el apoyo de Instituto de Bienestar Familiar, se le construyó otra sala, se les hizo jardín, se arreglaron y adaptaron los baños donde tendrán participación madres comunitarias y llevarán a los pequeños a aprender jugando, con el apoyo también de personas que tienen sus “casas en Barichara” y que han dado de su tiempo y experiencia para colaborar en este proyecto como la arquitecta Angela Jiménez, quien donó los planos y doña Carlota Zuleta de Martinez, quien con su gran experiencia organizó la parte educativa.

Acabamos de restaurar el parque infantil de Barichara con nuevos juegos, con mantenimiento, batería de baños, mesa de piedra, “no de plástico”, con el apoyo de la empresa privada, para la diversión de los niños. He desarrollado un sin número de actividades con el rector del colegio y con el párroco. Tenemos un restaurante, Las Cruces, del Taller de Oficios, donde muchos cumplen con horas de práctica, exigidas por el SENA, atendido por alumnas que han salido del taller de gastronomía, ya, generando ingresos tanto para el taller como para ellas mismas…

Entonces, señor Ortiz, ¿no cree que para mí y para muchos de los que usted llama señoritos, pero que sí han aportado MUCHO a la comunidad de Barichara, sin ruido pero constantemente porque queremos el pueblo y no queremos que pase lo que le ha pasado a otros pueblos, sería más fácil acostarnos a criticar debajo de ese arbolito que hemos sembrando hace ya muchos años? Ahora dígame, ¿qué ha hecho usted por su comunidad y cuántos arboles ha sembrado…?

Perdone de nuevo señor Donaldo Ortiz Latorre, no es decir, ¡es hacer!

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