domingo, 13 de diciembre de 2009

el arte de escuchar


Irene Orce
en
Metamorfosis
Blog de coaching y desarrollo personal

La Vanguardia


(...)

Practicar el silencio


"La naturaleza le ha dado al hombre una sola lengua y dos oídos para que pueda escuchar el doble de lo que habla", Epícteto

Desde pequeños vamos al colegio para aprender a hablar y a escribir, pero nadie nos enseña a escuchar. Generalmente, casi por inercia, pasamos nuestros días limitándonos a oír. Y canalizamos nuestra necesidad de sociabilizarnos desarrollando distintos tipos de escucha. Así, solemos practicar la "escucha egocéntrica", que consiste en utilizar lo que nos está contando el otro para dar la vuelta a la conversación y desahogarnos explicando nuestros propios "dramas". O ejercemos la "escucha a traición", que nos lleva ajuzgar, culpabilizar, minimizar e incluso reírnos de aquello que está contando nuestro interlocutor.

Probablemente, la que más utilizamos es la denominada "escucha de buenas intenciones", que consiste en compadecer y tratar de convencer a nuestro interlocutor mediante consejos, intentando imponerle nuestro punto de vista. Sin embargo, con esta actitud no logramos mejorar su situación. Este resultado es fruto de la mala comunicación y nuestra falta de atención hacia el otro. Cambiar esta tóxica inercia está en nuestra mano y pasa por comprometernos con nosotros mismos y nuestras relaciones, trabajando nuestra capacidad de escuchar activamente.

Cuando escuchamos dejamos de juzgar, y creamos un espacio de silencio que nos permite responder a nuestro interlocutor desde la responsabilidad y la conciencia. La buena escucha crea un clima de empatía, de confianza y de autenticidad, en el que es posible comprender las necesidades, sentimientos y motivaciones de la otra persona. Los expertos en coaching, artistas de la escucha, afirman que la clave para escuchar es mantener nuestro diálogo interno en silencio cuando la otra persona está compartiendo. El objetivo es hacer de espejo, pues asumimos que nuestro interlocutor sabe mejor que nadie qué es lo que realmente necesita.

Aprender a escuchar (nos)

"Para saber hablar, es preciso saber escuchar", Plutarco

Para poder escuchar verdaderamente a los demás es imprescindible empezar por escucharnos a nosotros mismos. Escuchar es una actitud que nos permite comprender a la persona que nos está hablando. Así, cuando practicamos la escucha activa demostramos interés por el otro a través del 'feedback', le damos espacio para permitirle reflexionar y utilizamos la pregunta como herramienta para hallar la solución que está buscando.

Una pregunta bien formulada puede expandir la mente de nuestro interlocutor hacia nuevos horizontes, e incluso llevarle a realizar cambios importantes en su vida. A diferencia de un consejo -que trae consigo implícita la respuesta-, la pregunta motiva a nuestro interlocutor a ahondar en sí mismo, tratando de ver su situación con más distancia y objetividad. Así, preguntar de forma consciente promueve que la conversación se vaya concretando, dirigiéndose hacia la raíz del conflicto.

Eso sí, para practicar la escucha conscientemente hemos de estar conectados con nosotros mismos y con el momento presente. Gracias a este silencio y quietud internos aportamos calidad a la conversación. Escuchar nos permite experimentar nuestras interacciones con una mayor profunidad y plenitud. Supone un ejercicio diario, un compromiso por mantener relaciones más honestas, constructivas y auténticas. Aunque lo parezca, no es lo mismo oír que escuchar. Y sin duda, existe un abismo entre aconsejar y preguntar.

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