miércoles, 13 de mayo de 2009

musgo y eucalipto


Es inevitable, el
musgo y el ecucalipto, siempre me recuerdan mis años mozos, por eso será que cuando los veo no puedo dejar de fotografiarlos.

En navidades, -supongo que por entonces era ilegal al igual que ahora-, algunas veces íbamos a buscarlo para el pesebre: el bosque húmedo, su olor, su textura, qué agradable... e incluso, algunas veces llegamos a colocarlo detrás de los acuarios y qué bella esa sensación de algas y de bosque marino.

Crecí con el olor a eucalipto, aquellas lomas de Motavita, sus ramas detrás de la cabecera de la cama de mis padres, esa fragancia tan intensa y tan profunda.

Por cierto, esta no es zona de eucaliptos, más sin embargo aquí tenemos uno, no precisamente el de esta fotografía...






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