Era la segunda vez que lo intentábamos. La primera fue el año pasado y la creciente era tal que la quebrada no nos dejó pasar. En aquella ocasión cambiamos de dirección y nos fuimos a otras orillas, pero regresamos sin lo que buscábamos...
Esta vez, también en invierno, -vaya terquedad-, lo volvimos a intentar y por el mismo lugar. Y aunque la quebrada bajaba crecida nos animamos a pasar... y pasamos... es que todo lo teníamos preparado: el día para ir hasta el río, la ayuda y un camioncito contratado para que nos trajera los trofeos: piedra de río!
Y por el camino se sumó al paseo casi todo un árbol, eso sí, partido en varios trozos. Preguntámos en una 'casita' (uno siempre se pregunta si vive gente en este tipo de casas), a la orilla del camino, si nos venderían un 'cují' grueso para poner de 'botalón' en el centro de una corraleja, ya se sabe para cuando hay que amarrar ganado y esas cosas, y sí, conseguimos uno con horqueta y todo. Y desde el lado mismo de esta casa se contempla la bella vista de la cascada de la foto, también conocida como "El salto del mico".
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