Te digo lo que me dijo una vez el padre Arrupe ante un tema espinoso sobre el que tenía que escribir, con un nuncio bastante enfadado por medio: “Vaya usted a la capilla, medítelo en silencio ante el sagrario, y aquello que sienta en lo profundo de su ser, hágalo libremente”. Eso hizo él, y todos recordamos muy bien lo que le sucedió.
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