miércoles, 23 de marzo de 2016

Agua que no has de beber, no la dejes ir por el caño


El País
Julio César Casma*
22 de marzo de 2016


Latinoamérica registra avances importantes en agua y saneamiento, pero aún queda mucho para alcanzar la meta de acceso universal.
 Muchos podrían pensar que el agua que usamos para asearnos, preparar nuestras comidas y realizar diversas actividades siempre estará disponible y esto no es necesariamente cierto. El agua, como todo recurso natural, es limitada y puede acabarse.

 

familia rural junto a un pozo de agua potable en Paraguay. Banco Mundial
Quienes no tienen acceso a la red de agua potable conocen mejor del tema. En América Latina, a pesar de los avances sociales y económicos recientes, 106 millones de personas aún no cuentan con un baño digno en casa y 34 millones no tienen acceso a agua potable de forma sostenible. ¿Es realmente posible que la población hoy día y las futuras generaciones puedan contar con ambos servicios de manera continua?

En el Día Mundial del Agua que se celebra cada 22 de marzo, les dejamos seis de los principales desafíos a los que se enfrenta el sector de agua y el saneamiento en América Latina.
  1. Garantizar agua para una población en crecimiento

En la actualidad, el 91% del mundo tiene acceso al agua potable y sólo el 68% tiene acceso a un baño en condiciones adecuadas. Sin embargo, con el constante y rápido crecimiento de la población, la cantidad de agua que se necesitará será cada vez mayor, y la dependencia a fuentes adicionales de agua también aumentará, sin mencionar su impacto en los presupuestos.
Esto ocurre especialmente en Latinoamérica, la región con mayor crecimiento urbano en el mundo. Si bien Brasil, Colombia y Perú son tres de los países con más agua dulce a nivel global, un porcentaje importante de la población aún no cuenta con servicios adecuados de agua potable y saneamiento.
  1. Ampliar los servicios de agua y saneamiento hasta los lugares más alejados

En la región, 8 de cada 10 pobladores rurales tienen acceso a agua potable. En las áreas urbanas, esta cifra es del 97% de la población. Encontrar nuevas formas de llevar agua y saneamiento a los lugares más alejados permitirá mejorar la calidad de vida, salud, rendimiento académico y productividad laboral en las zonas rurales.
  1. Baños dignos al alcance de las familias

Sin un baño en correcto estado, las familias seguirán expuestas a problemas de salud. Pero contar con uno en casa tiene un alto grado de complejidad. A diferencia de un celular o un televisor, los baños no se pueden comprar listos para usar ni tienen una línea de orientación al consumidor. A esto se suma el elevado costo que supone la construcción de un baño, a la vez que la falta de financiamiento restringe las posibilidades de muchas familias.

Dar respuesta a esta compleja situación requiere de la participación no sólo de los gobiernos. La empresa privada también juega un rol fundamental. En Perú, donde uno de cada cuatro habitantes no cuenta con un inodoro en condiciones adecuadas, el proyecto MiBaño, una iniciativa del sector privado y del Banco Mundial encabezada por la Sociedad Nacional de Industrias del Perú, promueve el saneamiento en todo el país a través de baños prefabricados y completos que se pueden comprar prácticamente listos para usar.
  1. Verificar y reparar fugas en tuberías para evitar pérdidas

Otro de los grandes desafíos del agua y del saneamiento en América Latina es la baja calidad del servicio. Aunque las estadísticas muestran que una gran parte de la población tiene acceso a estos servicios, la realidad puede ser distinta.

Un porcentaje alto de cobertura no indica si el servicio es eficiente, lo cual sucede en casi todos los países. En diferentes lugares, el agua solo llega un par de horas a la semana y usualmente no es pura o de buena calidad. El problema principal es que gran parte del agua potable se pierde durante su transporte a los hogares, en las tuberías rotas o sin mantenimiento. Mejorar la calidad del servicio implicaría también determinar si el costo de las tarifas es suficiente para proveer un buen servicio a la vez que son acordes con los ingresos de los usuarios.

Una vez que el agua ha sido usada, debería seguir un tratamiento ya sea para regresar al medio ambiente o para su posterior reutilización. Sin embargo, en toda la región, aún el 70% de las aguas residuales se arroja al medio ambiente sin recibir un tratamiento adecuado
  1. Seguridad hídrica ante todo

Tres cuartas partes del mundo están cubiertas de agua, sin embargo, sólo el 2% de este total es dulce. Asegurar agua suficiente para cubrir las necesidades de la población es unos de los mayores retos para los próximos años.

La variabilidad climática que produce sequías, aunada al incesante crecimiento de las ciudades aumenta el estrés hídrico, y si no se aprovecha mejor cada gota, será cada vez más difícil brindar agua potable, regar los cultivos, o generar la energía que requieren las industrias y las ciudades.
Según los expertos, es indispensable que América Latina revise y modernice sus políticas relacionadas al agua y saneamiento, así como la forma en la que se gestionan los servicios, la planificación, el financiamiento y el mantenimiento de los mismos.
  1. Involucrar a todos

Para disminuir las brechas que existen en agua y saneamiento se necesita, además, de mayores inversiones, reordenar las instituciones responsables y sus enfoques en la gestión de ambos servicios. No es una tarea de un solo actor, se necesita contar también con el apoyo del sector privado, la sociedad civil y de la cooperación técnica y financiera de organismos multilaterales de desarrollo. Todos estos participantes son claves para enfrentar los problemas regionales de agua y saneamiento.

Como parte de los esfuerzos por concretar el acceso universal al agua y saneamiento, recientemente se celebró en Lima, Perú, la conferencia LATINOSAN 2016. En ella, representantes de 16 países de América Latina y el Caribe acordaron trabajar conjuntamente para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el año 2030. La meta establecida es la de proveer servicios sostenibles de agua potable y saneamiento para toda la población de la región, asegurando la futura disponibilidad del recurso frente al cambio climático y al aumento de la demanda.

* Julio César Casma es productor online del Banco Mundial / Con colaboración de Yehude Simon, oficial de comunicaciones de la Práctica Global de Agua del Banco Mundial.

 

martes, 22 de marzo de 2016

La filosofía rescata los placeres sencillos y ocultos


El País
Winston Manrique Sabogal
19 de marzo de 2016


Dos filósofos invitan a rebelarse contra las felicidades prometidas y a perder el miedo a los sentimientos

 …un asomo a la ventana para explorar la belleza de la calle, un silencio en casa que desvela los ruidos armoniosos de la vida, un beso que por temor se queda en la comisura de los labios… 

 

Un lector en el Parque del Retiro de Madrid.
Ahí están, nadie los ve o los quiere ver, ni los aprecia, ni los valora; son los placeres ocultos, secretos o sencillos de la vida. Instantes, gestos o emociones secuestradas por los hábitos, los prejuicios, los miedos, la vorágine del tiempo o las ambiciones de sueños inabordables. Al rescate y descubrimiento de esos pequeños y cotidianos placeres, gozos y alegrías verdaderas y accesibles invitan varios expertos y filósofos en sus libros de aire epicúreo. Piden no dejarse extraviar en los espejismos de felicidades prometidas por el mundo contemporáneo. Lo hacen tras varios años en que la filosofía había reflexionado sobre esos conceptos más en abstracto.

“¿Qué significa estar plenamente vivo, en vez de estarlo solo a medias o al 20%?”, se pregunta el historiador y pensador Theodore Zeldin, exdecano del St. Anthony College de Oxford. Tras esa pregunta, surge otra: “¿Cómo elegir entre las múltiples formas de escapar al sufrimiento y a la frustración, entre las diversas variantes de la religión (existen 4.200), entre ideales tan dispares como los de los estoicos y los de los románticos, el Renacimiento y los enciclopedistas, la ciencia y la tecnología, y así sucesivamente? Aunque hay más donde elegir que nunca, es inevitable la confusión. A desentrañar esa búsqueda ha dedicado los últimos 25 años Zeldin. El resultado lo cuenta en una treintena de historias reales de aliento reflexivo en el libro Los placeres ocultos de la vida. Una nueva forma de recordar el pasado e imaginar el futuro (Plataforma).

Crear una atmósfera

El ser humano ha convertido la búsqueda de la felicidad en un laberinto al desdeñar lo básico y convertir lo sencillo en una complicación, viene a decir el italiano Giuseppe Scaraffia en Los grandes placeres (Periférica). Una obra con más de medio centenar de pistas sobre esas dichas subestimadas a través de episodios vividos por personajes de la cultura bajo títulos que dejan claro el camino: Amueblar el vacío, Modales, Flores, Paseo, Indulgencia, Lágrimas... Según el filósofo italiano, “hemos olvidado que la felicidad no es un estado de ánimo edificante, y sí la suma de muchos pequeños placeres que en conjunto crean una atmósfera”.

…los buenos modales anhelados por todos pero aplicados por pocos, un minuto de atención para escuchar las ideas del otro, una caricia furtiva al amigo para dar optimismo en días grises…

Pero el sistema y el mundo contemporáneo exigen expectativas sobredimensionadas como vía para alcanzar la felicidad, coinciden los dos pensadores. A lo que Scaraffia añade que no nos contaron cómo buscarla. Pero recuerda que “Stendhal que pidió ir ‘a la caza de la felicidad’ dijo: ‘Hay que saber lo que te hace feliz y convertirlo en hábito’. Y para construir la felicidad se requiere sensibilidad, paciencia, cultura y memoria”.

Lo cierto, afirma Zeldin, es que los seres humanos se aburren: “Unos menos que otros. Incluso a quienes les gusta la rutina y siguen ligados a los hábitos familiares, de vez en cuando anhelan sorpresas diferentes. La economía mundial se basa en poner remedio al aburrimiento”.

El mundo digital es un ejemplo. Es un obstáculo o un amigo Internet para los pequeños placeres? Giuseppe Scaraffia lo tiene claro: “Internet no es el enemigo de los placeres de la vida. Es un amigo. Puedo escuchar en alguna plataforma la música rara que me gusta y que no comparto con nadie o ver pinturas y descubrir a nuevos artistas”.

Zeldin es más escéptico. Considera que siempre se ha esperado demasiado de las nuevas tecnologías, que invariablemente han producido efectos colaterales inesperados. “Evidentemente, Internet no ha sido un sustituto apropiado de la experiencia completa de contacto personal íntimo que proporciona a los seres humanos su placer más profundo. Sin embargo, no tiene sentido echar toda la culpa a la Red. El aislamiento de los individuos también se ha acentuado por el crecimiento de las ciudades monstruo. Yo disfruto de los placeres sencillos y también encuentro placer en investigar cómo se podría acabar con esa clase de barreras”.

Buscar la belleza

La solución está al alcance de todos. Está en descubrir el placer en cada cosa que se haga o en el trabajo, en aprender a disfrutar de la belleza que llega a través del cualquier sentido o del intelecto o de los sentimientos, recuerdan los filósofos. “La belleza es un prodigio cotidiano y un lujo de primera necesidad, casi siempre un proceso de transformación y tanteo, casi nunca una obra cumplida y cerrada”, escribe Antonio Muñoz Molina en el prólogo de El libro de la belleza. Reflexiones sobre un valor esquivo (Turner), de María Elena Ramos.

El alma debe ser entrenada, como diría Plotino, recuerda Ramos. Y así el hombre, escribe la experta, “debe tornar la mirada hacia el interior de sí mismo, donde habría de encontrar grandes bienes que son precisamente la señal dejada en el alma humana por la creación. Pero si aún no encuentra esa belleza al interior, deberá hacer un trabajo más consciente y paciente, semejante al del escultor”.

No se trata tanto de hacer la vida mejor, sino de convertirla en algo más interesante, afirman Zeldin y Scaraffia. Los filósofos piden desterrar prejuicios, vergüenzas y miedos para evitar la sensación de haber malgastado la vida. Recomiendan quejarse menos y buscar metas más emocionantes, arriesgar en la aventura. Sentir. Vivir un olor que recupera un paraíso perdido o ante una buena noticia de alguien decirle al oído: “Estoy contento”.

Quitarse las máscaras


En el teatro de la vida, la gente para protegerse enmascara sus verdaderos deseos y olvida los placeres sencillos y cotidianos, explica Theodore Zeldin. A eso, agrega el filósofo inglés, se suma el hecho de que muchas personas están encorsetadas en prejuicios y tradiciones que los llevan a convertirse en lo que creen que quieren ser. No se aceptan. Son profundas autotraiciones porque, añade Zeldin, “el prejuicio es el obstáculo más firme a la apertura de la mente. No obstante, si bien arruina las vidas de aquellos a los que discrimina, aumenta la autosatisfacción de los que lo abrigan: los conforta en sus hábitos y los libra del esfuerzo de tener que escuchar atentamente opiniones ajenas. Esa es la razón por la que el prejuicio sobrevive tan obstinadamente”.

“La ambición convencional suele chocar con los anhelos más profundos, mientras el fingimiento y la hipocresía han impregnado muchos aspectos de la vida”, se lamenta Zeldin. Esta civilización, asegura el experto, “nos invita a cubrirnos la cara con una máscara adecuada a nuestra posición en ella, y nos disuade de hablar con demasiada honestidad de lo que pensamos y sentimos de verdad. Por eso propongo que ninguna ley, ni ninguna institución pública pueden hacernos verdaderamente felices. Tan solo en la seguridad de la estricta vida privada es posible intercambiar abiertamente pensamientos profundos e inexpresables”.

La mayor revolución del último siglo han sido las nuevas relaciones entre las personas de todos los sexos y edades, afirma Zeldin. “Una revolución que está incompleta, y muchas cosas dependen de cómo prosiga. Las personas están hambrientas de afecto —no solo de recibirlo, sino también de darlo”.



lunes, 21 de marzo de 2016

Estudian salvavidas para los cafeteros afectados por El Niño


El Espectador
1 de marzo de 2016

El ministro de Agricultura se comprometió a evaluar con el Banco Agrario y Finagro los temas de crédito del sector cafetero.

Ayudas materializadas en la Vereda Santa Helena
de Barichara, Santander
Medidas tendientes a apoyar a los cafeteros afectados por el fenómeno de El Niño, evaluaron el Gobierno y la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) durante el comité celebrado en la mañana de este martes.

El gerente de la FNC, Roberto Vélez Vallejo, se mostró complacido con el trabajo conjunto que se llevó a cabo y con la disposición del Gobierno Nacional por apoyar de forma integral a los cafeteros colombianos, dice el informe de prensa.

Gobierno y cafeteros analizar con el Departamento para la Prosperidad Social la posibilidad de la vinculación de familias cafeteras a programas de estabilización socioeconómica que permitan atender las necesidades básicas primarias.

El ministro de Agricultura se comprometió a evaluar con el Banco Agrario y Finagro los temas de crédito del sector cafetero, incluido, créditos favorables para renovación por zoca.

Tanbién se acordó analizar la viabilidad de iniciar, con recursos del Gobierno y del Fondo Nacional del Café, un programa de reactivación de la caficultura que incluirá llevar acabo renovaciones por zoca o siembra para recuperar los cafetales afectados por el fenómeno climático, dcie el infornme de prensa.

El actual fenómeno climático ha sido considerado por diversas agencias como uno de los tres más intensos de la historia, lo que hace necesaria una mayor corresponsabilidad y un trabajo conjunto entre todos los actores para avanzar hacia el desarrollo de una caficultura rentable y sostenible, remarca el comunicado de la Federación.

Al término de la reunión se conoció que la Federación está por concluir un exhaustivo estudio en campo, sobre una muestra estadísticamente representativa de más de 7 mil fincas, en todos los departamentos cafeteros, cuyos resultados servirán de base para que las medidas adoptadas en conjunto estén aún más ajustadas a la realidad del impacto de El Niño en la caficultura colombiana.

Las medidas evaluadas para ayudar a los cafeteros afectados por el fenómeno de El Niño serán presentadas en la próxima reunión del comité de cafeteros.

domingo, 20 de marzo de 2016

La ruta del café de Colombia llega a Madrid


Dirigentes Digital
Adriana Andecochea
11 de marzo de 2016

Diez establecimientos de Madrid participan en esta iniciativa. Así, el cliente podrá identificar donde tomar café de calidad y descubrir que Colombia sabe a café y que Madrid toma café de Colombia.

Supracafé es una marca española de cafés de alta calidad 100% arábica, especializada en hostelería con hacienda propia en Colombia. Con la intención de fomentar el consumo y la calidad de estos cafés, diez establecimientos formarán parte de una ruta cafetera por la capital.

La acción tendrá una duración del 10 al 24 de marzo y los establecimientos participantes estarán identificados con carteles y materiales específicos en los locales.

Paisaje Cultural Cafetero, un lugar mágico 

El Paisaje Cultural Cafetero de Colombia es Patrimonio Cultural de la Humanidad desde el 2011. La Unesco consideró que es "ejemplo de un centenario paisaje cultural sostenible y productivo, en el que el esfuerzo colectivo de varias generaciones de familias campesinas forjaron excepcionales instituciones productivas, sociales y culturales".

Localizado en las estribaciones central y occidental de la Cordillera de los Andes, el Paisaje Cultural Cafetero tiene una extensión de 141.000 hectáreas y agrupa zonas específicas de 47 municipios de los departamentos de Quindío, Risaralda, Caldas y Valle del Cauca.

Este inmenso paisaje verde, en el que sobresalen las colosales palmas de cera, árbol nacional de Colombia, es un escenario único para disfrutar de la naturaleza y adentrarse en los secretos y rituales de esta bebida milenaria. 

Las haciendas son uno de los elementos arquitectónicos más característicos de la cultura cafetera. De vivos colores y amplios pasillos, las hay para todos los gustos.

Algunas son verdaderos hoteles, y en otras se puede convivir con los propietarios. En ellas, podrá acercarse al proceso de cultivo y producción del café. Acomodarse en sus hamacas, disfrutar del típico desayuno cafetero a base de fruta, zumo, arepa y queso, y gozar del paisaje del entorno mientras saborea un buen café para empezar bien el día.

Los locales participantes serán las cafeterías de Mamá Framboise, las de Cafelito, Pangea que es trata de un café y agencia de viajes, las cafeterías de Monkeey koffee y las Pastelerías Mallorca.

sábado, 19 de marzo de 2016

Filosofar es aprender a morir


El Pais
Carlos Pardo
29 de febrero de 2016

'Apuntes sobre el suicidio', del británico Simon Critchley, no es un superficial alegato en favor de la autoinmolación, sino una confrontación con un tabú de nuestra cultura

 

El británico Simon Critchley (1960) no es únicamente filósofo. Catedrático en la New School for Social Research de Nueva York, especialista en el pensamiento de Emmanuel Lévinas y Jacques Derrida, sus libros son un ejemplo de escritor en un sentido amplio, con dotes literarias y pensamiento preciso. Como ejemplo, algunos publicados en España: La demanda infinita (fundamentación ética del pensamiento libertario apoyada en Lévinas), Muy poco… casi nada (magistral historia del nihilismo), Sobre el humor (“el problema más serio que existe”) o El club de los filósofos muertos (manual de filosofía a partir de la muerte de los filósofos). Además, Critchley participa, junto al novelista Tom McCarthy, en la Sociedad Necronáutica Internacional, un casi ficticio movimiento de “vanguardia estética”, consciente de lo añejo de la etiqueta: mezclan ironía, situacionismo, experimentación, pensamiento político y trabajo en las redes.

 

A pesar de la cantidad de títulos sobre el suicidio (por ejemplo, el monumental Semper dolens. Historia del suicidio en Occidente, del sabio Ramón Andrés, recién publicado en Acantilado), Critchley sale airoso de las comparaciones. Apuntes sobre el suicidio es un libro cercano a su experiencia y, quizá por eso mismo, pudoroso y breve. Lo escribe en un momento de desmoronamiento como reflexión que imposibilita su propio suicidio: “Esto no es una nota de suicidio”, comienza. Tampoco es un “tema para especialistas universitarios”. Su modelo es una escritura que le sirva de anclaje en el presente, zigzagueante, erudita y bienhumorada. Es decir, Montaigne. Apuntes sobre el suicidio remite al ensayo Que filosofar es aprender a morir, donde Montaigne, partiendo de una frase de Cicerón (cuyo origen está en el Fedón), encuentra la raíz del pensamiento especulativo en la conciencia de la muerte. También para Critchley la historia de la filosofía es paralela a la historia de la muerte voluntaria, desde el ejemplo del suicida Sócrates.



La presencia de este final garantiza nuestra libertad. “La capacidad de suicidarse es lo que nos identifica, cuando menos parcialmente, como humanos”, escribe. Y añade: “El mundo puede someternos al cautiverio, la humillación, el desencanto, la enfermedad…, pero no puede arrebatarnos la posibilidad del suicidio. Pues en tanto conservemos este poder en nuestras manos, seremos, en un sentido mínimo pero real, libres”.


Pero estos Apuntes sobre el suicidio no son un superficial alegato en favor del suicidio, sino una confrontación con un tabú de nuestra cultura: “Abrir un espacio para pensar acerca del suicidio como un acto libre que no debería ser objeto de repulsa moral o condenado en voz baja”.

Por un lado, desmonta la idea del suicidio como crimen contra Dios o, en su versión moderna, contra el Estado. Por otro, no ahorra argumentos contra su estetización: el suicidio como homicidio en los actos terroristas, el suicidio como acto de fe irracional (“los verdaderos pesimistas no se quitan la vida”) y el suicidio como herida narcisista.

Este último aspecto es quizá el más valioso del ensayo. Critchley analiza las notas de suicidio: “El suicida no quiere morir solo, sino en compañía de una o más personas, a quienes la nota va dirigida”. Sobrecogen algunos ejemplos como: “Querida Betty: Te odio. Con todo mi amor. George”.

Con elegante erudición, Simon Critch­ley dialoga con unos pocos autores: el libertino de comienzos del siglo XVIII Alberto Radicati, el poeta John Donne y su “derecho a la autodestrucción”, el superviviente del Holocausto Jean Améry, suicida tardío, o el novelista francés Édouard Levé, autor de dos libros imprescindibles, Autorretrato y Suicidio, antes de suicidarse él mismo. También Camus, Blanchot, Cioran, Virginia Woolf… Y Hume, cuyo breve escrito Sobre el suicidio cierra este volumen.


De ellos extrae una idea que tiene tanto que ver con la muerte como con la vida: debemos aprender a vivir sin poder contestar a la pregunta por el sentido de la vida, cada instante como un éxtasis, la indiferencia del mundo como un don.

Apuntes sobre el suicidio. Simon Critchley. Traducción de Albert Fuentes. Alpha Decay. Barcelona, 2016. 112 páginas. 14,90 euros