miércoles, 30 de julio de 2014

Santos II y el Sector Agrario


El Espectador
Uriel Ortiz Soto
29 de julio de 2014

El despelote que hace unos días se presentó en el Instituto Colombiano Agropecuario Ica, cuando al gerente encargado, se le dio por tomarse atribuciones que no le correspondían, colocando en interinidad la institución técnica del Sector, es un indicio que el segundo período del Gobierno Santos, inicia, politizando a punta de mermelada para pagar favores reeleccionistas al senador Efraín Cepeda, desgraciadamente uno de los caciques del Conservatismo, amo y señor del Instituto Colombiano Agropecuario ICA.

Si esto ocurre solamente, con uno solo de estos personajes, qué diremos lo que vaya a pasar con otro cacique costeño, Senador Roberto Geleín, quién por más diez años ha sido el amo y señor del Banco Agrario, cuya constitución y filosofía es para prestar atención financiera a los pequeños y medianos productores.

Por esta columna hemos hecho graves denuncias sobre su manejo y resultados, pero, lamentablemente sus gerentes son tan fugaces, que una vez cumplida su paloma y muy seguramente su objetivo, alzan vuelo dejando serias dudas administrativas y prestamos irregulares, siempre a los potentados del sector agrario que finalmente se refunden en las cuentas del olvido.

No se justifica que tan importante entidad, lleve inoculado el mismo lastre de la desaparecida Caja Agraria, que hoy es un ente con el nombre de: Remanentes de la Caja Agraria en Liquidación, a cargo de la Fiduprevisora, donde se están cometiendo los más descarados abusos con los campesinos, que aparecen con sus predios hipotecados, no obstante haber cancelado sus obligaciones, en muchos casos desde hace cincuenta años.

Pero no podemos pasar por alto el caso del Incoder, del cual ha sido amo y señor el Senador Hernán Andrade, esta institución surgió sobre los despojos mortales de lo que fue el finado Incora, otro desastre del Sector Agrario, que no alcanzó a sobrevivir mayor tiempo, puesto que los punzones constantes de chanchullos y peculados, propiciados desde los altos Poderes del Estado, finalmente la llevaron a la tumba.

Lamentablemente el Incoder en sus más de 15 años de vida administrativa, no ha sido más que una vergüenza para el País y de frustración para el manejo del Régimen del Tierras. En la actualidad no existe ni siquiera el archivo documental sobre los terrenos baldíos y de los predios que han sido arrebatados fraudulentamente a los humildes campesinos por los: guerrilleros, paramilitares y demás organizaciones al margen de la Ley.

Esta es apenas una pequeña muestra de los caciques y” mermelados” que gracias al poder adquirido a punta de prebendas burocráticas, lograron buen caudal de votos para la reelección del presidente Santos, es bien sabido que para cada uno de ellos habrá desde luego una buena retribución, consistente en entregarles para su administración y manejo algunas entidades del Estado, esto sin importar que tan bien rodeado se encuentre el congresista de marras para llevar a esas posiciones a sus “coroneles” que son en últimas, quienes los secundan, rindiéndole todo tipo de pleitesía, sumisión y obediencia.

El Gobierno Santos debe saber, que aún sin posesionarse de su segundo mandato, ya aparecen serios nubarrones en los horizontes de nuestra Patria, y que todo esto frente al proceso de Paz, que tiene serias dudas y cuestionamientos en la opinión nacional e internacional, es un indicio muy grave para que nuestros campesinos en medio del desespero se lancen a la gran revolución por la conquista a la fuerza de sus derechos y deberes, que se encuentran secuestrados desde hace varias décadas en las altas esferas del Estado.

Es claro que el Presidente Santos inicia su segundo periodo con una inmensa deuda con el Sector Agrario. Si bien los paros y las protestas campesinas de los años 2012 y 2013, no se han repetido en el presente año, esto no quiere decir que todo esté conjurado.

Hay que tener en cuenta que los campesinos continúan esperando se les cumpla lo prometido, puesto que de lo contrario una vez posesionado el gobierno de Santos II, a los pocos meses se reiniciarán las protestas con mayor intensidad y la misma agenda de necesidades de siempre, traducida en promesas incumplidas, que no obstante haberse presupuestado para darles estricto cumplimiento, todo indica que no han pasado de ser promesas de campañas políticas.

Todo el País sabe muy bien que el campesino y sus necesidades, siempre ha sido el trampolín de las promesas incumplidas, candidatos: presidenciales, gobernadores y alcaldes; lo mismo que los congresistas, disputados, Concejales y Ediles, para hacerse elegir siempre acuden a ellos, prometiéndoles y el oro y el moro y cuando han logrado su objetivo los abandonan a su suerte.

Para desgracia de los promeseros de turno, el campesino de hoy en día y así quedó demostrado en los pasados paros agrarios, es persona muy versada en el manejo de los derechos y deberes que les corresponde, es decir, que ya no se dejan meter los dedos a la boca de los promeseros de turno, debido a la facilidad de las comunicaciones que llegan a sus municipios y veredas, mantiene muy bien informado de las políticas Conpes del Gobierno para el desarrollo de sus proyectos productivos.

Manejan un lenguaje, administrativo y jurídico, bien fundamentado para estructurar los proyectos de desarrollo y saben a ciencia cierta cómo hacerles seguimiento a través de las páginas de internet de cada una de las entidades del sector agrario.

Total, que al Presidente Santos II, le queda una tarea difícil que cumplir con el sector Agrario. Siempre lo hemos dicho a través de esta columna, que el proceso de paz, depende básicamente de la reestructuración que se le haga, tal cual lo expusimos en nuestra columna: Desarrollo Rural Integrado, la cual fue plagiada por el exministro Rudolf Hommes R, en la revista la Ley, edición No.32, de Abril y Mayo /2014, página: 7.

urielos@telmex.net.co
urielos@hotmail.es


martes, 29 de julio de 2014

café


El Espectador
21 de julio de 2014



http://www.elespectador.com/opinion/caricaturista/magola/cafe-imagen-505811



sábado, 26 de julio de 2014

El valor de la humildad


El País
13 de julio de 2014
Bojra Vilaseca

Soberbios, prepotentes, sabios por naturaleza, creemos que nuestra forma de vivir es la que vale Máscaras de la vida moderna que nos engañan y dificultan la posibilidad de seguir creciendo.

Ilustración de João Fazenda


La gran mayoría estamos convencidos de que nuestra forma de ver la vida es la forma de ver la vida. Y que quienes ven las cosas diferentes que nosotros están equivocados. De hecho, tenemos tendencia a rodearnos de personas que piensan exactamente como nosotros, considerando que estas son las únicas “cuerdas y sensatas”. Pero ¿sabemos de dónde viene nuestra visión de la vida? ¿Realmente podemos decir que es nuestra? ¿Acaso la hemos elegido libre y voluntariamente?

Desde el día en que nacimos, nuestra mente ha sido condicionada para pensar y comportarnos de acuerdo con las opiniones, valores y aspiraciones de nuestro entorno social y familiar. ¿Acaso hemos escogido el idioma con el que hablamos? ¿Y qué decir de nuestro equipo de fútbol? En función del país y del barrio en el que hayamos sido educados, ahora mismo nos identificamos con una cultura, una religión, una política, una profesión y una moda determinadas, igual que el resto de nuestros vecinos. ¿Cómo veríamos la vida si hubiéramos nacido en una aldea de un pueblo de Madagascar? Diferente, ¿no? Y entonces, ¿por qué nos aferramos a una identidad prestada, de segunda mano, tan aleatoria como el lugar en el que nacimos? ¿Por qué no cuestionamos nuestra forma de pensar? ¿Y qué consecuencias tiene este hecho sobre nuestra existencia?

Para responder a esta última pregunta tan solo hace falta echar un vistazo a la sociedad. ¿Vemos a seres humanos felices al volante de los coches en medio de un atasco de tráfico? ¿Vemos a personas que se sienten en paz saliendo por la tele? ¿Vemos mucho amor en los campos de fútbol o en las empresas? La ignorancia es el germen de la infelicidad. Y ésta, la raíz desde la que florecen el resto de nuestros conflictos y perturbaciones. No existe ni un solo ser humano en el mundo que quiera sufrir de forma voluntaria. Las personas queremos ser felices, pero en general no tenemos ni idea de cómo lograrlo. Y dado que la mentira más común es la que nos contamos a nosotros mismos, en vez de cuestionar nuestro sistema de creencias e iniciar un proceso de cambio personal, la mayoría nos quedamos anclados en el victimismo, la indignación, la impotencia o la resignación.

Muchos estamos perdidos en el arte de vivir plenamente. ¿Y quién no lo está? Demasiada gente nos ha estado confundiendo durante demasiados años, presionándonos y convenciéndonos para que hagamos cosas que no nos conviene hacer para tener cosas que no necesitamos tener. Observemos los resultados que estamos cosechando en las diferentes dimensiones de nuestra existencia. ¿Qué vemos? Si nuestra vida carece de sentido, reconozcámoslo. No nos engañemos más. Si nos sentimos vacíos, asumámoslo. Dejemos de mirar hacia otro lado. El autoengaño es un déficit de honestidad. Esta cualidad nos permite reconocer que nuestra vida está hecha un lío porque nosotros nos sentimos así en la vida. A menos que admitamos que tenemos un problema, nos será imposible solucionarlo. Lo único que conseguiremos será crear nuevos problemas, cada vez más sofisticados.

La honestidad puede resultar muy dolorosa al principio. Pero a medio plazo es muy liberadora. Nos permite afrontar la verdad acerca de quiénes somos y de cómo nos relacionamos con nuestro mundo interior. Así es como iniciamos el camino que nos conduce hacia nuestro bienestar emocional. Cultivar esta virtud provoca una serie de efectos terapéuticos. En primer lugar, disminuye el miedo a conocernos y afrontar nuestro lado oscuro. También nos incapacita para seguir llevando una máscara con la que agradar a los demás y ser aceptados por nuestro entorno social y laboral.

A su vez, esta cualidad nos impide seguir ocultando debajo de la alfombra nuestros conflictos emocionales. Así, nos da fortaleza para cuestionarnos, identificando la falsedad y las mentiras que pueden estar formando parte de nuestra vida. De pronto perdemos el interés en justificarnos cada vez que alguien señala alguno de nuestros defectos. Y aumenta nuestra motivación para desarrollar nuestro potencial como seres humanos. En la medida que la honestidad se va integrando en nuestro ser, sentimos frecuentes episodios de alivio por no tener que fingir ser quien no somos.

A pesar del sufrimiento y del conflicto que vamos cosechando, en ocasiones nos cuesta mucho considerar que estamos equivocados. ¿Quién lo está? Así, solemos utilizar una serie de mecanismos de defensa para mantenernos en nuestra zona de comodidad. Entre estos destaca la arrogancia de creer que no tenemos nada que cuestionarnos, ni mucho menos algo que aprender. Así es como evitamos remover el sistema de creencias con el que hemos fabricado nuestro falso concepto de identidad.
Y lo mismo hacemos con la soberbia, que nos lleva a sentirnos superiores cada vez que nos comparamos con alguien, poniendo de manifiesto nuestro complejo de inferioridad. De ahí surge la prepotencia, con la que tratamos de demostrar que siempre tenemos la razón. También empleamos la vanidad, haciendo ostentación de nuestros méritos, virtudes y logros.

Eso sí, el gran generador de conflictos con otras personas se llama orgullo. Principalmente porque nos incapacita para reconocer y enmendar nuestros propios errores. Y pone de manifiesto una carencia de humildad. Etimológicamente, esta cualidad viene de humus, que significa tierra fértil. Es lo que nos permite adoptar una actitud abierta, flexible y receptiva para poder aprender aquello que todavía no sabemos.
La humildad está relacionada con la aceptación de nuestros defectos, debilidades y limitaciones. Nos predispone a cuestionar aquello que hasta ahora habíamos dado por cierto. En el caso de que además seamos vanidosos o prepotentes, nos inspira simplemente a mantener la boca cerrada. Y solo hablar de nuestros éxitos en caso de que nos pregunten. Llegado el momento, nos invita a ser breves y no regodearnos. Es cierto que nuestras cualidades forman parte de nosotros, pero no son nuestras.

La paradoja de la humildad es que cuando se manifiesta, se corrompe y desaparece. La coletilla “en mi humilde opinión” no es más que nuestro orgullo disfrazado. La verdadera práctica de esta virtud no se predica, se practica. En caso de existir, son los demás quienes la ven, nunca uno mismo. Ser sencillo es el resultado de conocer nuestra verdadera esencia, más allá de nuestro ego. Y es que solo cuando accedemos al núcleo de nuestro ser sabemos que no somos lo que pensamos, decimos o hacemos. Ni tampoco lo que tenemos o conseguimos. Ésta es la razón por la que las personas humildes, en tanto que sabios, pasan desapercibidas.

En la medida que cultivamos la modestia, nos es cada vez más fácil aprender de las equivocaciones que cometemos, comprendiendo que los errores son necesarios para seguir creciendo y evolucionando. De pronto ya no sentimos la necesidad de discutir, imponer nuestra opinión o tener la razón. Gracias a esta cualidad, cada vez gozamos de mayor predisposición para escuchar nuevos puntos de vista, incluso cuando se oponen a nuestras creencias. En paralelo, sentimos más curiosidad por explorar formas alternativas de entender la vida que ni siquiera sabíamos que existían. Y cuanto más indagamos, mayor es el reconocimiento de nuestra ignorancia, vislumbrando claramente el camino hacia la sabiduría.

Para cultivar la modestia

LIBRO
‘El prozac de Séneca’
Clay Newman
(Debolsillo)
Concebido como un medicamento para el alma, este libro promueve la filosofía estoica para afrontar los problemas de la vida cotidiana. En vez de aliviar los síntomas por medio de pastillas, este autor nos invita a cultivar la sabiduría que erradica de raíz el sufrimiento.

PELÍCULA
‘Siete años en el Tíbet’
Jean-Jacques Annaud
Relata los años que el famoso escalador austriaco Heinrich Harrer pasó en el Tíbet. Y de cómo sus valores y aspiraciones occidentales fueron desvaneciéndose tras conocer al actual Dalái Lama y los fundamentos filosóficos del budismo.


jueves, 24 de julio de 2014

El cambio climático modificará la fragancia de las flores


El País
David García Vázquez
23 de julio de 2014

La variación del olor podría afectar al comportamiento de los polinizadores

Encinas, flores y jaras en el parque natural de Hornachuelos (Córdoba). / pedro retamar

El cambio climático conllevará severas sequías, subidas del nivel del mar y un sinfín de catástrofes por todos conocidas. Pero el aumento de temperatura también implicará otra alteración que, a primera vista, no parece muy perniciosa: la del aroma de las flores. A mayor temperatura, más producción de compuestos orgánicos volátiles de las plantas, aquellas sustancias químicas que desprenden y que determinan tanto la intensidad como la calidad de su olor. Un cambio que además de modificar la fragancia del planeta podría afectar a la polinización de las plantas.

Según las predicciones más optimistas del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), órgano dependiente de la ONU, la temperatura de la tierra podría aumentar en un grado a finales de siglo. Con esta previsión a la baja, las flores llegarían a producir 1,4 veces más de compuestos orgánicos volátiles. Y si las temperaturas llegaran a aumentar hasta cinco grados, el panorama más pesimista planteado por el IPCC, las plantas generarían hasta 9,4 veces más de sustancias aromáticas, según revela un estudio realizado por inves tigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF).

No todas las flores reaccionarán igual al cambio de temperaturas. Las que ahora desprenden menos fragancias, como la de la encina, verán aumentar su producción de sustancias fragantes en mayor proporción que aquellas que ya son altamente aromáticas.

Además de este aumento en la producción de sustancias fragantes, algunas plantas también modificarán la composición de su perfume. Y el olor que desprenden las flores es, al fin y al cabo, uno de sus canales de comunicación con otros seres vivos, por lo que los científicos prevén que el nuevo aroma repercutirá en el comportamiento de algunos insectos polinizadores, sus auténticos reproductores.

“Hay polinizadores que confían en mayor grado del aprendizaje constante de las fragancias de las flores de su entorno, mientras que otros se basan en preferencias innatas. Por tanto, se espera que algunos polinizadores puedan adaptarse y responder de forma más dinámica que otros a los cambios en la composición química de los olores”, asegura Josep Peñuelas, investigador del CREAF.

Pañuelas advierte de que en pruebas realizadas se ha observado un mayor índice de fallo en los insectos cuando el aroma de la flor cambia, lo que pondría en peligro la reproducción de estas especies. Pero no todo son malas noticias para las plantas. Aquellas que aumenten la intensidad pero no modifiquen la calidad de su fragancia conseguirán estimular más a los polinizadores.

 

miércoles, 23 de julio de 2014

Cuidar las relaciones


El País
Miriam Subirana
20 de julio de 2014

Las personas nos nutren, pero con frecuencia no les dedicamos el tiempo necesario.

Debemos huir de encuentros rutinarios, cuidar los detalles y cultivar las buenas conversaciones
Las relaciones son fuente de felicidad y de sufrimiento. Encontramos felicidad en una buena amistad, un buen amor, una conversación, un compartir íntimo y lleno de sentido o en una aventura compartida. Todo esto nos nutre. Sin embargo, las relaciones también son las que más sufrimiento nos causan. Debido a malos entendidos, riñas y conflictos, pueden suponer una causa de pesar constante. Desafortunadamente, a veces es la pérdida de un ser querido la que nos hace sentir que quizá deberíamos haber cuidado más la relación. Cuántas veces hemos escuchado que en el lecho de muerte, las personas se arrepienten de no haber cuidado mejor a sus amistades o familiares, de no haber dedicado más tiempo a conversar y a estar con ellos. “Muy pronto en la vida es demasiado tarde”, dice Marguerite Duras.

A veces cuidamos más las relaciones en momentos difíciles. En cambio, en momentos mejores podemos caer en dar por supuesto que uno ya tiene a esa persona, sea marido, esposa, amigo, colaborador. Y entonces deja de sentirle, de cuidarle, de estar más atento a su presencia y a lo que le ocurre y necesita. Cuando se inicia una relación se cuidan los detalles. Con el tiempo, cuando uno ya ha integrado a esa persona en su círculo relacional cercano, a menudo deja de cuidarla con atención. No escucha, no dedica tiempo, no percibe si la otra persona está pasando por momentos delicados.

Cuidarnos unos a otros es esencial para que las relaciones florezcan. Somos seres relacionales. Las personas dan sentido a nuestro ser y hacer. Nos construimos con el otro. Las relaciones se convierten en un proceso de revelación propia y ajena, en las que uno se descubre a sí mismo descubriendo al otro.

¿Qué hace que las relaciones prosperen? “El poder personal no se puede desarrollar ni sostener si la persona no logra ver a otros y sentirse vista por los demás, valorados y valorar. Ésta es la dinámica relacional central, la fuente que permite vivir plenamente” (Joan Quintana).

Si las amistades y las relaciones son tan importantes, es una prioridad cultivar una actitud apreciativa y prestar atención a no caer en la trampa de las expectativas, plantear las conversaciones necesarias, escuchar, estar por el otro, no evitar el conflicto sino afrontarlo mediante la comunicación no violenta, acompañar en el sufrimiento y dedicar el tiempo necesario. Veamos cada uno de estos aspectos.

Cuando estamos muy cerca de alguien y creemos que le conocemos bien, podemos caer en el hábito de fijarnos más en lo que no nos gusta y nos acostumbramos a quejarnos. Dejamos de apreciar el valor que nos aporta. Tenemos la sensación de que es el otro el responsable de nuestra insatisfacción.

Cuando uno se queja de algo es porque le importa. Si no le importara, ni prestaría atención, ni dedicaría energía a protestar. Cuando recibimos un reproche de alguien cercano, merece la pena ver qué es lo que realmente nos está diciendo. Detrás de las frustraciones hay un anhelo no cumplido. ¿Cuál es? ¿Qué es lo que realmente quiere la otra persona? ¿Hasta qué punto podemos satisfacerlo o cómo hacerle aterrizar en la realidad de lo que somos y podemos ofrecer? Cuando las quejas son nuestras, podemos reformularlas para expresarlas como una petición, un anhelo, en vez de con rabia o intención de culpabilizar.
 
Hay veces que la frustración es fruto de darse cuenta del autoengaño en el que uno ha vivido respecto a una relación. Aparece la decepción. La persona se cae definitivamente del pedestal: no es como pensaba que era. En esos casos, cuidar la relación implicaría procurar que la separación sea lo más ética y respetuosa posible. Siendo consciente de que es bueno salir del espejismo en el que se estaba. Es una liberación incluso mientras causa dolor. En estos casos, a veces, la relación que más tenemos que cuidar es la que mantenemos con nosotros mismos. Cuidarnos para no caer en la desesperación ni en la depresión. Necesitamos escuchar y escucharnos. “El cuidado de uno mismo es la condición de posibilidad para ­ar­ti­cular correctamente atender a otro” (Francesc Torralba).

Plantear las conversaciones necesarias. Uno de los factores clave del cuidado de las relaciones radica en tener las conversaciones acerca de los temas que importan con las personas que nos importan. Estar presentes y disponibles para conversar, dialogar y aclarar. ¿Qué facilita un buen diálogo? La actitud apreciativa, de escucha y de plantear con claridad y respeto nuestras peticiones. Nos cuesta conversar cuando la relación es fuente de frustración y de quejas. Las quejas, decía, son peticiones encubiertas, y las frustraciones suelen ser sueños o anhelos no cumplidos. Por tanto, para facilitar encuentros que nos permitan un acercamiento, podemos preguntar qué es lo que la persona realmente quiere, y hablar desde ese aspecto y no de lo que no se quiere.

Al charlar sobre los anhelos, abrimos las puertas a una conversación generativa que nos ayuda a aclarar lo que deseamos y hacia dónde queremos ir. En cambio, si nos focalizamos en lo negativo con un discurso de lo que falta, nos anclamos en la queja y no vemos ni nos abrimos a imaginar soluciones.

A menudo vamos tan deprisa que cuando hablamos con otra persona, lo hacemos de forma rutinaria y aburrida, sin chispa. No somos comunicadores creativos. Vemos la relación como una irrupción en lo que teníamos previsto, en nuestros planes no entraba la presencia del otro. Planificamos reuniones y acciones, lugares y horarios. Si vivimos aferrados a lo que hemos planificado, dejamos de escuchar las señales que nuestro cuerpo y el momento nos dan. Vivimos en la mente planificadora que quiere lograr sus objetivos.

A veces nos forzamos a cumplir los planes que nos hemos marcado y los compromisos que hemos adquirido. Otras veces nos obligamos a seguir los horarios impuestos por otros. Vamos tirando del carro sin parar, sin respirar a conciencia ni escuchar. Las personas pasan por nuestro lado o las tenemos delante, y no hay tiempo para ellas porque debemos cumplir con nuestros planes. Así, la vida va pasando. Compromisos cumplidos, pero oportunidades y encuentros perdidos. Paseos no compartidos, conversaciones no mantenidas, personas no atendidas, oportunidades desperdiciadas de reencuentros con el otro, porque teníamos que hacer otra cosa marcada por el plan. Cuando actuamos de esta manera, nos instalamos en las planificaciones de la mente y queremos que la realidad las cumpla. En cambio, si vivimos estando presentes en el momento, abrazaremos estos encuentros.

Un amigo mío que trabaja en banca desde hace 38 años me comenta su experiencia a raíz de un cambio de actitud que le aportó un gran crecimiento personal e incrementó su motivación para ir a trabajar. Sintió que cada encuentro con el cliente era de hecho la oportunidad de un hallazgo personal real. Por ello, nos explica, cada vez que recibe a alguien lo convierte en una verdadera re-unión. En ese momento, lo más importante es estar presente con quien tiene enfrente. Así la persona se lleva algo más que una solución financiera.

Cuando alguien está delante de otra persona, pero su mente está en el pasado o en el futuro, en lo que tiene que hacer luego o en lo que pasó antes, no está presente y la comunicación que se establece es pésima, porque ni escucha ni habla. Se pierde la oportunidad de un encuentro real y se queda en uno común, ordinario, sin nada nuevo ni especial.

Sea consciente de que su presencia y ­actuación influyen. Crea en sí mismo. Recuerde que el poder está en lo que ocurre en ese preciso momento. Considere sagrado cada encuentro con alguien e incremente esa actitud de interés único, sea quien sea la persona que está frente a usted. Si está con un cliente, esté plenamente con él. Si es su hijo, entréguese completamente. Haga que cada persona con la que tenga oportunidad de encontrarse sienta que es la más importante para usted en ese momento. Conviértalo en una experiencia inolvidable. Comparta lo mejor de sí mismo. Dele sentido a la conversación y evite huir con conversaciones superfluas y miradas distraídas. Haga que su persona y su ser aporten diferencia, calidad, cuidado y claridad.


Apreciar y confiar

 

El mejor cuidado lo manifestamos en entornos de confianza. En ocasiones surge la dificultad de confiar en nuestros colaboradores. Dominan los miedos, en especial cuando se siente que hay mucho que perder. Desde el miedo es difícil asumir riesgos y plantear conversaciones para llegar a acuerdos. Para recuperar la confianza necesitamos valorar lo que tenemos delante. Como explico en el libro Indagación apreciativa, “cuando apreciamos, avanzamos: nuestra mente se abre a recibir, a reconocer nuevos datos y aprender. Apreciando sentimos asombro y curiosidad, descubrimos lo mejor de lo que es y nos abrimos a ver lo que podría ser”. Apreciar con esfuerzo apasionado y absorbente nos ayuda a generar una imagen positiva del futuro que deseamos. “Cuando apreciar al otro se convierte en una actitud vital, incrementamos la calidad de nuestras relaciones y contribuimos a que se manifieste lo mejor de las personas.”

PARA SABER MÁS

LIBROS

‘Enseñanzas sobre el amor’. Thich Nhat Hanh. (Oniro, Barcelona)
‘Cuidarse a sí mismo para ayudar sin quemarse’. Francesc Torralba, Luciano Sandrin y Nuria Calduch-Benages. (PPC Editorial)
‘Ética del cuidar’. Francesc Torralba. Mapfre Medicina
‘Relaciones poderosas’. Joan Quintana y Arnoldo Cisternas. (Kairós)

viernes, 18 de julio de 2014

Un exministro colombiano, condenado a 17 años de prisión


El País
Elizabeth Reyes L
18 de julio de 2014


Andrés Felipe Arias fue sentenciado por el escándalo de un programa agrario emblemático de la época de Álvaro Uribe.

Andrés Felipe Arias, el exministro sentenciado / Revista Semana

El exministro de Agricultura Andrés Felipe Arias uno de los políticos más cercanos al expresidente y hoy senador Álvaro Uribe Vélez, fue condenado este jueves a pagar 17 años de prisión y una multa que supera los 15 millones de dólares. Arias, de 41 años, está vinculado al escándalo de Agro Ingreso Seguro, AIS, un programa bandera de la época uribista que buscaba ayudar con subsidios a los productores agrícolas de medianos ingresos que se vieran afectados por los Tratados de Libre Comercio. Muchas de estas ayudas acabaron en manos de grandes empresarios que cometieron irregularidades para acceder a millonarios subsidios, las cuales - según la Corte Suprema de Justicia - conocía el exministro.

Arias, que buscó ser candidato presidencial para suceder a Uribe en 2010, ya había sido inhabilitado por la Procuraduría General de la Nación para participar en política durante 16 años. La condena había sido anunciada hace dos semanas, pero faltaba por conocerse el tiempo de prisión al que se enfrentaría Arias, que desde el jueves se convirtió en prófugo de la justicia ya que desde mediados de junio salió de Colombia y se encuentra en Estados Unidos, donde se ha especulado que habría pedido asilo político.

Precisamente, la canciller María Ángela Holguín confirmó desde Brasil, donde participa de la cumbre de los BRICS, que Arias está en Miami, donde hizo trámites en el consulado colombiano. “Les solicitaríamos (a Estados Unidos) que lo deporten, pero esperaríamos que él mismo vuelva”, dijo Holguín antes de que se conocieran los años de condena. Luego, la Corte emitió una orden de captura internacional contra el exministro que deberá ser expedida por la Interpol.

Arias fue desde 2005 y hasta el 2009 uno de los ministros estrella del segundo Gobierno de Uribe y de los más jóvenes en la historia de Colombia. Nacido en Medellín y conservador, graduado con honores de la Universidad de los Andes y becario de la Universidad de California (UCLA) a este político le pusieron el sobrenombre de Uribito por su afinidad con el expresidente. Sin embargo, el escándalo de Agro Ingreso Seguro, cuyo proceso en la Fiscalía y en la Corte se prolongó por más de tres años, le costó su carrera política y, finalmente, su libertad.

Desde el uribismo la sanción ha sido interpretada como una persecución política. El expresidente Uribe ya había confesado la condena de su alfil le generaba tristeza, sin embargo ha reiterado que se trata de un fallo con tinte político, saliendo en su defensa. “Nos duele profundamente la injusta condena al exministro Andrés Felipe Arias, antecedida y rodeada de una serie de elementos que configuran una clara persecución política, de la cual es víctima”, dice un comunicado firmado por Uribe y Oscar Iván Zuluaga, el rival del presidente Juan Manuel Santos en las últimas elecciones presidenciales. También insistieron en que Arias no robó “un solo centavo del presupuesto público”.

Esta no es la primera vez que un funcionario del Gobierno de Uribe huye del país para evitar responder por sus acciones. Ya ocurrió con el antiguo comisionado de paz, Luis Carlos Restrepo, de quien se desconoce su paradero desde que se le investiga por la desmovilización irregular de un falso grupo guerrillero. Lo mismo sucedió con la exdirectora de la agencia de inteligencia del Estado (DAS), María del Pilar Hurtado, quien se resguardaba en Panamá desde finales de 2010 después de ser acusada por participar de un espionaje masivo y campaña sucia a periodistas, magistrados de las altas cortes y opositores. Hurtado perdió hace un mes la calidad de asilada política en el vecino país después de que la Corte Suprema panameña determinara que su asilo era inconstitucional. Su paradero también es un misterio.



domingo, 13 de julio de 2014

Starbucks, el gigante del café, llega a la tierra de Juan Valdez


El Tiempo
12 de julio de 2014


La cadena de cafeterías más grande del mundo abre esta semana su primer local en Colombia. 

El primer local de Starbucks del país se abre en Bogotá esta semana, en el parque de la 93.
Foto: Rodrigo Sepúlveda / EL TIEMPO

El primer local de Starbucks del país se abre en Bogotá esta semana, en el parque de la 93.

Esta semana, casi un año después de anunciar su desembarco, la cadena de cafeterías más grande del mundo abrirá su primer punto de venta en Colombia.

Una cuadrilla de obreros le da los últimos toques al flamante local de Starbucks en la primera planta de un edificio de la carrera 13 con 93A, en el marco del concurrido parque de la 93, en el norte de Bogotá. La inauguración está prevista para el miércoles, con la presencia de Cliff Burrows, presidente para las Américas, Europa, Oriente Medio y África, y de Pablo Arizmendi, director general para América Latina.

Se espera que en los próximos meses abra cafeterías en la calle 67 con 7.ª, en el centro comercial Gran Estación, en la Torre 95 y en la Zona G, con un promedio de 20 empleados cada una.

El negocio, que aspira a tener medio centenar de puntos de venta en los próximos cinco años, será operado por Estrella Andina, una sociedad en la que Dominalco Colombia (administradora de la franquicia de Domino’s Pizza) participa con el 70 por ciento, y Litoempaques, con el 30.

Detrás de Dominalco se encuentra el grupo mexicano Alsea, mientras que Litoempaques es propiedad de Nutresa, firma controlada por el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA). Este es el mayor conglomerado del país, con inversiones en unas 180 compañías, entre las que se destacan Bancolombia, Noel, Colcafé y Suramericana.

El timonel de Estrella Andina es el mexicano José Riveroli Otero, presidente de Alsea Colombia, que además de Domino’s Pizza opera las franquicias Chili’s , P. F. Chang’s y Burger King.

La nueva sociedad se registró con un capital de 3.330 millones de pesos. Se calcula que la inversión en cada tienda está alrededor del medio millón de dólares (unos 930 millones de pesos).

Los beneficiarios de la llegada de este nuevo jugador no serán únicamente los consumidores. 

Los productores también pueden estar complacidos, pues la multinacional de Seattle (EE. UU.) anunció que “Colombia será el primer mercado del mundo en el que nos comprometemos a servir solo café local”. En consecuencia, se espera que se eleven sus adquisiciones del grano nacional, que hoy se acercan al medio millón de sacos anuales (el 15 por ciento de sus compras totales).

El tamaño de Starbucks es, por lo menos, inquietante para sus competidores: ingresos globales por 14.892 millones de dólares anuales, establecimientos en 62 países, 19.767 tiendas (entre propias, franquicias y representaciones) y 160.000 empleados. Su promedio de facturación por punto de venta es de 753.377 dólares anuales (alrededor de 1.400 millones de pesos).

Sin embargo, la apuesta de la compañía no parece ser desbancar a los líderes actuales del mercado, encabezados por Juan Valdez (187 locales), al menos a corto plazo.

“No venimos a competir con Juan Valdez. En los mercados donde tenemos presencia aumentamos el consumo y esperamos que Juan Valdez se beneficie de eso”, subrayó el año pasado su presidente mundial, Howard Schultz, que vino al país para anunciar la entrada al mercado local.

¿Por qué Colombia terminó por atraer finalmente al coloso de las cadenas de cafeterías? Según analistas, el momento es perfecto, pues los colombianos no solo han aumentado su nivel de conocimiento y apreciación de las bebidas a base de café, más allá del tinto, sino que hoy tienen un poder adquisitivo mayor que el de hace unos años, que les permite pagar 5.000 pesos o más por un capuchino.

La mesa está servida. A partir de esta semana, Starbucks y Juan Valdez, dos de las marcas de mayor recordación global, se enfrentarán en Colombia, el cuarto productor mundial del grano, un país para el que este producto es tan importante que cafetero es sinónimo de colombiano en el mundo entero.

Los colombianos consumen cada vez más, en la calle y en la casa

Luis Bernardo Naranjo Ojeda, de LosDatos.com, quien hizo una medición de las empresas más grandes que tienen el café como producto, dice que son 27 y que el número de establecimientos es de 600. Estas compañías generaron ingresos por 580.000 millones de pesos el año pasado, un aumento de 8,7 por ciento respecto al 2012.

Juan Valdez Café domina la categoría. “Van a tener una pérdida de mercado, pero eso tarde o temprano lo tenían que enfrentar”, le dijo a la agencia ‘AFP’ Eduardo Sarmiento, director del Centro de Estudios Económicos de la Escuela Colombiana de Ingeniería, en relación con la llegada de Starbucks. Sin embargo, los representantes de la empresa colombiana se declaran tranquilos y destacan el espacio que han ganado y la identificación de los colombianos con su marca.

Pero el buen momento de este producto no se limita al café preparado. La venta de café molido, el que más se consume en los hogares y en las cafeterías corrientes, aumentó 2,7 por ciento en kilos en enero, frente al mismo mes del 2013. Según el programa ‘Toma Café, se trata del mayor crecimiento en diez años. Y en la categoría ‘premium’, el desempeño es aún mejor, con incrementos de dos dígitos desde el 2011. Este año fue del 10 por ciento.


 

viernes, 4 de julio de 2014

A solas con sus pensamientos


El País
Javier Sampedro
3 de julio de 2014

Las personas aborrecen quedar a solas con sus pensamientos, prefieren una descarga eléctrica

Christopher Gould (Getty Images)

 

No pienses en nada, deja la mente en blanco. Se dice pronto, pero no resulta nada fácil. En cuanto se pone uno a la tarea, resulta que nada empieza a ser algo. Peor aún, algo inaprensible y efímero como un espectro, un itinerario absurdo sin memoria del origen ni aspiración a un destino, una patera a la deriva sin la menor esperanza, una pesadilla de oscuridad y vacío. ¿Te ha pasado alguna vez? A los voluntarios del experimento de Timothy Wilson, un psicólogo audaz de la Universidad de Virginia, sí les ha pasado, y no una vez sino 11: durante los 11 interminables experimentos a los que han sido sometidos, y que seguramente no olvidarán en lo que les quede de vida.

El concienzudo estudio de Virginia muestra por encima de toda duda razonable que los humanos odiamos quedarnos solos con nuestros pensamientos, aunque solo sea 10 minutos. Si te dejan solo sin el móvil ni la tableta, sin el libro ni la música, tu pensamiento no logra concentrarse en nada y se limita a vagar de una cosa a otra de la forma más torpe e inútil. La experiencia es tan desagradable que el 67% de los hombres y el 25% de las mujeres prefieren recibir una descarga eléctrica antes de acabar esa experiencia pavorosa, esos 10 minutos de eternidad. Increíble pero cierto, y publicado en Science.

Pocos artículos técnicos vienen encabezados por una cita poética, pero en este caso Wilson, de manera comprensible, no ha tenido más remedio que recurrir al Paraíso perdido de Milton: "La mente es su propia morada, y en sí misma puede hacer un cielo del infierno, un infierno del cielo". Y sobre todo lo segundo, cabría añadir tras este trabajo.

"Nuestra investigación", dicen Wilson y sus colegas de Virginia y Harvard, "muestra que la mayor parte de la gente prefiere estar haciendo algo –incluso dañarse a sí mismos— que no hacer nada o sentarse en soledad con sus pensamientos". Los 11 experimentos muestran de distintas formas que los participantes, antes de quedarse solos consigo mismos, prefieren escuchar música, navegar por la red o mandar mensajes con su smartphone. Incluso recibir una desagradable descarga eléctrica y largarse a su casa antes de que pasen los 10 minutos. Cabe preguntarse qué ha sido de la proverbial gandulería que se le supone a la especie humana.

Los 10 minutos son solo un promedio: los experimentos oscilaron de 6 a 15 minutos –esto último ya una tortura—, e incluyen a gente de los 18 a los 77 años de todo tipo de extracción social y nivel académico y cultural. "Aquellos de nosotros que anhelamos tener un poco de tiempo para no hacer nada más que pensar", dice Wilson, "seguramente encontramos estos resultados sorprendentes; para mí desde luego lo son; ni siquiera la gente mayor mostró la menor debilidad por quedarse sola pensando".

El primer autor del estudio no cree que ese horror al vacío sea una consecuencia del ritmo frenético de la sociedad actual o la seducción incesante de las novedades tecnológicas. Más bien piensa que esa interminable sucesión de innovaciones técnicas es una consecuencia de nuestra sed natural de actividad. Primero fue el horror al vacío, y después vino Whatsapp a paliarlo. Antes había libros y punto de cruz para la misma función.

Wilson y sus colegas intentan averiguar ahora a qué se debe esa pasión de la gente por hacer cualquier cosa en lugar de no hacer nada. "Todo el mundo disfruta de vez en cuando soñando despierto", dice el psicólogo, "o fantaseando sobre cualquier cosa, pero este tipo de pensamiento parece ser placentero solo cuando ocurre espontáneamente, no cuando se le pide explícitamente a la gente que lo haga". Pedir a alguien que deje la mente en blanco no parece ser una gran ayuda.

La mente es en verdad su propia morada, dijo Milton. Pero, como señaló otro poeta, en ninguna parte se está como fuera de casa.

 

miércoles, 2 de julio de 2014

aprendiendo a trabajar




Hay enseñanzas, aprendizajes, sabidurías que se transmiten de generación a generación... como en este caso, donde los niños aprenden de sus mayores. Ayer estuvimos elaborando un bocashi más, donde un vecino y estos niños estuvieron muy atentos al trabajo... participaron de todo, de los materiales utilizados y cómo no, de la mezcla de los mismos...