sábado, 22 de febrero de 2014

Un pequeño olvido


El Espectador
Diana Castro Benetti
21 de febrero de 2014

Resulta difícil existir pero no debería serlo. 

Inventamos roles y vamos remodelando las máscaras para hacernos más difícil lo que puede ser fácil. Es difícil, por ejemplo, ser empleado, amigo o gerente y empresario. Es difícil ser madre, hija o directora. Es difícil expresar el talento o ajustarse a la norma. Muy difícil resulta ser la sonrisa, una amargura o la ausencia. Más difícil aún es servir a muchos como para algunos lo es mantener el camino de la ética. Resulta arduo llenarnos de títulos y luego vivir los conceptos. Más difícil resulta cargar con las opiniones que no son las nuestras o las acciones recordadas desde un pasado distante. Soñar el futuro siempre será cosa de insuperables imaginarios como todas las utopías.

Pero lo que realmente resulta muy complejo es soltar el peso de lo que atiborra para darle cabida a la sencillez. Vivir sin pretensiones o en un mundo de lo suficiente, de lo simple, de lo apenas necesario, es la más ardua tarea para quienes se han decidido por otros itinerarios. Muy difícil resulta decir no a los lujos, a las ventas, a los ofrecimientos superfluos o a lo soñado en forma de amores fáciles, de riquezas rápidas o de poderes de ostentación.

Hoy es de lo más difícil vivir despacio y cocinando a fuego lento. Es difícil darle tiempo a las miradas de los hijos o a los abrazos de los amigos. Es difícil entrar en el tiempo de la escucha del alma de un desconocido y más difícil aún percibir los sonidos del viento en cualquier bulliciosa ciudad. Y todos los días resulta más espinoso aún estar del lado de lo frágil, lo débil, lo flexible o lo sincero. No debería ser complejo. Pero lo es.

Mundo moderno hecho al gusto de un caminar presuroso y a la medida de la complejidad de cada cual. 

Excitante, intenso, agresivo y con brillo de lentejuelas, ofrece los obstáculos y los desafíos a la moda de la temporada para que cada quien escoja el vértigo de su mejor talla. Pequeños mareos y dolorosas ataduras que hoy hacen difícil lo fácil. Una vida que de cotidiano sólo tiene la ilusión y casi siempre la irrealidad y el delirio. Así, nos fuimos alejando de lo corriente y lo común, de lo cierto y de lo poco para dejar que el mundo agarre el atajo de lo rápido y veloz, del exceso y los originales escándalos.

Pero de entre todas las dificultades hay una que tenemos bien escondida en el rincón de la genética o detrás de toda membrana celular. Casi como en un reino lejano y mágico, se nos olvidó ser simples y serenos pero, por encima de todo, se nos olvidó ser inofensivos los unos para los otros.


viernes, 21 de febrero de 2014

soy ucraniana




 



miércoles, 19 de febrero de 2014

Verano, calor y lluvias torrenciales


El Espectador
Juan Pablo Ruiz Soto
18 de febrero de 2014

Este período de verano ha sido bastante atípico en diversas regiones del país.

En Bogotá, Cali y Medellín hemos tenido días muy calientes y momentos de lluvias cortas y torrenciales. En la alta montaña de la cordillera oriental, en la zona de páramo, la percepción de los campesinos es que el verano empieza más tarde, es decir, no a mediados de diciembre, sino casi a mediados de enero. Ahora el sol y las heladas son más fuertes y los incendios forestales más frecuentes. En los Llanos Orientales la situación es crítica, el verano ha sido seco, caliente y largo; los ríos se están secando y el ganado empieza a morir por falta de agua y alimento. En la costa Caribe el paisaje está amarillo y varios ríos no están entregando agua al mar. Este fenómeno antes ocurría sólo con ríos pequeños, pero ahora también se presenta con los grandes, como el Ranchería y el Jerez, y aún falta tiempo para que el verano termine.
Si por Colombia hace más calor de lo normal y empieza la sequía y en algunos puntos hay aguaceros cortos y torrenciales, en Estados Unidos y Japón el frío es intenso y cae mucha nieve. En todo el mundo hay manifestaciones de climas extremos y esto es lo que desde hace algunos años predecían los modelos del cambio climático (CC).

Ante las evidencias, el Gobierno de los Estados Unidos ha reconocido el tema del cambio climático y, aunque los republicanos se oponen a que se tomen medidas y se asigne presupuesto, Obama promete que lo hará. Los gobiernos de Estados Unidos y China, en la reciente visita de J. Kerry —secretario de Estado de los Estados Unidos— a China, emitieron un comunicado conjunto, según el cual los dos países, que son los mayores emisores en el mundo de gases efecto invernadero, realizarán esfuerzos e invertirán recursos para atenuar el CC. Kerry, en su visita a Indonesia, comparó el cambio climático con armas de destrucción masiva.

En Colombia hubo un fuerte verano en 2009 y las olas invernales de 2010 y 2011 generaron inundaciones que afectaron el 7% de la población y destruyeron el 14% de la malla vial no concesionada. El impacto de los climas extremos generó preocupación por el CC y han surgido esfuerzos en los diferentes niveles del Gobierno para disminuir nuestra vulnerabilidad ante el CC; incluso se diseñó un Plan Nacional de Adaptación al CC.

Si recorremos el país, no vemos intervenciones a nivel del paisaje que nos permitan afirmar que estamos realizando acciones para atender el impacto del CC. Empecemos por lo mínimo: divulgar la legislación existente referida a la conservación de las cuencas, incentivar a los campesinos y terratenientes para que en áreas críticas de las cuencas altas cambien producción por conservación y migren a tecnologías amigables con el medio ambiente, y sancionar a quienes no protejan las fuentes de agua. Si no actuamos con contundencia, el impacto negativo para todos será muy grande y costoso, pues el CC seguirá manifestándose.


lunes, 17 de febrero de 2014

Una joven colombiana descubrió el universo del café al otro lado del mundo



Una joven descubrió el universo del café al otro lado del mundo
La barista colombiana, Carolina Hernández



http://www.teletica.com/Estilo-de-Vida/42276-Una-joven-descubrio-el-universo-del-cafe-al-otro-lado-del-mundo.note.aspx 


Walter Campos Moraga
w.campos@teletica.com

 

Nuestro origen, encuentra, tarde o temprano, la forma de hacernos regresar a casa. Lo mismo sucede, al parecer, con el café. En el caso de la barista Carolina Hernández es un buen punto.

Colombiana de nacimiento pero de familia española, partió para la madre patria, en busca de continuar sus estudios en cine y televisión.

Pero irónicamente, una vez allí, lejos de su tierra cafetalera ella descubrió el verdadero significado de esta bebida tan ligada a nuestros pueblos.

Su camino la llevó hasta el Fórum Cultural del Café, una asociación sin fines de lucro, destinada a la promoción de la cultura del café.

Así, Carolina ganó campeonatos regionales en Barcelona, Cataluña y finalmente el nacional, ante más de 200 baristas, siendo la única mujer.

El premio, conocer un origen, o sea, nuestro país. O sea, volver a su continente, saltar de los libros y la teoría, al campo y la tierra y conocer a nuestra campeona nacional.

Si Carolina gana el campeonato nacional español, podría eventualmente, competir contra Auxiliadora en un Campeonato Mundial.

Carolina podrá haber nacido en Colombia y ser española pero su corazón de barista, acaba de echar raíces costarricenses.


sábado, 15 de febrero de 2014

Colombia y África: unidos por una taza de café


El País
Isabelle Schaefer
14 de febrero de 2014

Productores colombianos y africanos buscan la receta del mejor “café bajo sombra”, de gran sabor y amable con el medio ambiente

Personas en Ulloa catando café / Isabelle Schaefer/Banco Mundial
¿Café de Colombia o café de África? Según los conocedores, cada cual tiene sus virtudes, y las preferencias por uno o por otro dependen del paladar de cada consumidor. Lo concreto es que Colombia y las nacionescafeteras de África figuran entre los 10 mayores productores del mundo y, de un tiempo a esta parte, están aunando esfuerzos para producir una mejor taza de café, y con beneficios que van mucho más allá de su gran sabor.

La historia de este matrimonio de ideas se origina al otro lado del Atlántico, cuando unos productores de café de Ruanda y Burundi empiezan a explorar cómo lograr buena calidad del grano sin descuidar el medio ambiente. En otras palabras buscaban un café bueno por donde se le mire: con sostenibilidad del cultivo a largo plazo, con potencial para el turismo rural y con bienestar de quienes se dedican a su producción.

Por eso no resulta extraño que al poco tiempo se interesaran en el llamado “eje cafetero” en el centro de Colombia, una región de verdes intensos y hermosas montañas, que fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.

“Toda una vida” de café

Para llegar a la finca de Fabiola Vega, en el departamento del Valle del Cauca, hay que hacerlo en un Jeep “Willys”. El legendario vehículo -originalmente diseñado para la guerra- es el único con la fuerza y la resistencia necesarias para subir por las estrechas carreteras serpenteantes de estas montañas.

A sus 65 años, Fabiola cuenta que su experiencia con el café es la de “toda una vida”, mientras muestra con orgullo las “cerezas” (frutas del café) que comienzan a madurar bajo los platanales y otros árboles de generosa sombra, que ayudan a evitar plagas, a ahorrar fertilizantes y a producir un café de primera calidad.

Además del cultivo del café, y con la asesoría de una fundación especializada en proyectos sostenibles, en la finca se cría ganado vacuno y se siembran unos 600 árboles al año para reforestar el lugar. Estos otros productos -además de los turistas que llegan a esta región atraídos por su belleza - significan más fuentes de ingresos para los caficultores.

“En este lote no echo nada. Vive así como lo está viendo, uno va reforestando y con la misma hojarasca, yo abono”, le explica Fabiola a un grupo de visitantes poco usual: caficultores y expertos en café de tres países africanos:Burundi, Ruanda y Etiopia.

Tradición cafetera

Aparte del clima tropical, una topografía montañosa, y de haber padecido conflictos armados, estas naciones también tienen en común con Colombia el ser grandes productoras de café.

Sin embargo, del otro lado del Atlántico, los métodos son diferentes. En Etiopía, país donde se originó el café, todavía se encuentran cafetales silvestres en los bosques, pero en Ruanda y Burundi, por ejemplo, el cultivo de café en sombra apenas está comenzando.  Mientras en Colombia, donde hay alrededor de 560 mil familias cafeteras es una tradición centenaria, a pesar de que durante algunos años se alentó el cultivo bajo sol.

En Burundi, la mitad de sus casi 9 millones de habitantes dependen del café, y todavía se cultiva bajo sol. “Y con los cambios climáticos, hemos visto que con las sequías la producción baja”, explica Jumaine Hussein, consultor del Banco Mundial en manejo de recursos naturales.

Colombia produjo en 2013 más de 650 millones de kilos de café. Cerca de 40% del área total de siembra es café bajo sombra. El objetivo de la visita de la delegación africana fue venir a conocer personalmente las experiencias exitosas de producción de café que respetan el medio ambiente y contribuyen a mejorar el paisaje y las condiciones de vida de sus productores.

Un buen sistema

“Una de las cosas más interesantes que he visto en Colombia es la combinación de cultivos, el hecho de asociar plátano y café. Es un sistema que funciona muy bien”, dice Joseph Bigirimana, del consejo agrícola de Ruanda, donde medio millón de personas viven del café -en muchos casos como monocultivo- y donde la producción de plátanos está muy desarrollada.

En su finca cafetalera cerca de Pijao, en el departamento de Quíndio, y con su machete colgado a la cintura, Ricardo Díaz explica que “la ventaja (de tener diferentes cultivos) es que le cae menos plagas al plátano. Los otros árboles sirven para conservar el suelo y la sombra”. Díaz también cultiva aguacates y maderas preciosas, como el nogal, con el apoyo de un programa de producción rural.

Al final del recorrido, los visitantes de los tres países africanos se fueron con una lección aprendida. “Voy a animar a los miembros de nuestra asociación a sembrar otros cultivos para que tengan más beneficios”, dijo Théopiste Nyiramahoro, la presidenta de la Unión de Cooperativas de Caficultores de Kirehe, en el este de Ruanda.

Pero como en todo intercambio, los colombianos también tienen la oportunidad de aprender de sus colegas africanos. De modo que no parece estar lejana la fecha en la que una misión de caficultores y expertos colombianos desembarque en algún paisaje similar a este, pero en el continente africano.


viernes, 14 de febrero de 2014

Subasta de café especial en Antioquia superó las expectativas


-El café mejor pagado de Antioquia está en Caicedo, es el que cultiva el ganador del concurso Taza Café de Antioquia.
 



- Los cultivadores no solo se convirtieron en ganadores, sino que superaron los precios del mercado en la subasta que se programó luego de la premiación.



Alcanzar un precio de 15,50 dólares la libra de café es una cifra histórica para un caficultor antioqueño, pues la cotización internacional de la libra del grano está en 1,58 dólares.  Esto pasó el jueves 13 de febrero durante la subasta realizada luego de la premiación del concurso “Taza Café de Antioquia”.


Esta suma fue pagada por un comprador colombiano a la familia Varela del municipio de Caicedo, que el mismo día se convirtió en la ganadora del primer puesto del concurso.


Este café de Caicedo, municipio del Occidente antioqueño, se coronó como ganador de la segunda versión del concurso que promueve la Gobernación de Antioquia, a través de su programa de cafés especiales con un puntaje de 91,49 otorgado por un panel de 38 jueces de cinco países, lo que le otorga, según los expertos, la categoría de exótico.


El balance de la subasta realizada con los 60 mejores lotes de café participantes arrojó los siguientes datos:



14 lotes vendidos a más de 3 dólares.

30 lotes vendidos entre 2,5 y 2,9 dólares.

11 lotes vendidos entre 2,0 y 2,4 dólares.

5 lotes de café no se vendieron.




Oficina de Comunicaciones
Medellín, viernes 14 de febrero de 2014



miércoles, 12 de febrero de 2014

luego de leer 'Migas de Pan'


El Espectador
Nelson Fredy Padilla
16 de octubre de 2013
 
La nueva obra del escritor colombiano Azriel Bibliowicz, ‘Migas de pan’ (Alfaguara), es una innovadora mirada a los efectos de la II Guerra Mundial y de la violencia en Colombia desde una casa “maravillosa”.
 
Amasar una novela
‘Migas de pan’ es la cuarta obra literaria de Azriel Bibliowicz. / Archivo - El Espectador
Dijo Pablo Neruda en su discurso por el Nobel de 1971: “El mejor poeta es el hombre que nos entrega el pan de cada día: el panadero más próximo, que no se cree dios. Él cumple su majestuosa y humilde faena de amasar, meter al horno, dorar y entregar el pan de cada día, con una obligación comunitaria. Y si el poeta llega a alcanzar esa sencilla conciencia, podrá también la sencilla conciencia convertirse en parte de una colosal artesanía...”.

Esas palabras las merece hoy el escritor bogotano Azriel Bibliowicz por su nueva obra Migas de pan (sello editorial Alfaguara), no por el título sino por la hogaza con que alimenta un ejercicio de arte poética que comienza con aires de novela negra pero se transforma en la apuesta personal por esa utopía de todo prosista: la “novela total”.

Él, mejor que muchos, sabe lo que significa esa pretensión porque dedicó su vida a enseñar literatura de la buena y yo tuve el privilegio de ser uno de sus alumnos en el seminario de lectura del Ulises en la Maestría de Escrituras Creativas de la Universidad Nacional, otra de sus exitosas creaciones. Un discípulo de Joyce y de Shakespeare —no olvidemos que apenas recibió el dinero del Premio Nobel lo primero que compró Neruda fue un rollo de manuscritos de Shakespeare oculto “bajo siete capas de olvido”— podría presumir a partir de su formación anglosajona, pero prefiere usarla para moldear la condición humana a lo Leopoldo Bloom. El escenario es Bogotá, su ciudad, no Dublín. Todo empieza con la noticia del secuestro de Josué, sobreviviente judío de origen rumano de los campos de trabajos forzados de la Segunda Guerra Mundial, uno de los centenares que vinieron a Colombia huyendo del horror nazi.

Hay, pues, dos elementos de base que podrían configurar una novela anacrónica si se hubiera construido como una simple parábola urbana o una de las miles de ficciones inspiradas en el Holocausto. Sin embargo, el dominio de las técnicas literarias le permite a Bibliowicz construir con un lenguaje sobrio un universo en una casa de dos pisos del barrio Quinta Paredes.

Nace de la obsesión de su personaje principal: un comerciante de relojes con alma de actor tragicómico que vive para recordar a los sacrificados, para construir un lugar en la memoria de la humanidad, para superar el olvido y la marginación a los que fue sometido. Josué “decidió que la única forma de recobrar su dignidad serían el encierro y la construcción de un mundo propio”. Historia y tiempo se funden teniendo como testigos a relojes de cuerda y arena que simbolizan la condena del ser humano a vivir siempre a la espera... de la libertad, del amor, de la muerte; viajando dentro de sí mismo, como lo vislumbró Nietzsche.

La intensidad de la acción se sostiene a través de la inminente negociación entre El Turpial, uno de los plagiarios, y Samuel, el médico patólogo a través de quien mejor llegamos a conocer a Josué —siempre en cautiverio—, junto con su prima Ester, herederos y defensores del “gabinete de las maravillas”, porque crecieron en esa segunda planta, cerca y lejos de la realidad.

En el primer nivel se mueve Leah, la esposa de Josué, sobreviviente del campo de concentración de Auschwitz, refugiada en la cocina y el costurero, huyéndole a la maldad y al “museo de lo inútil” de su esposo, aunque con su potencial venta puede pagar el rescate si se imponen los intereses del negociante de secuestros de judíos, Raúl Musser, sobre los de Samuel y Ester. Abajo transcurre la vida de una familia marcada por múltiples violencias y escaleras arriba predomina la atmósfera que hace único este libro: las habitaciones del “gabinete” bautizadas como “el teatro de la naturaleza”, colección de conchas, piedras y escaparates dedicados a la historia de la humanidad desde el arca de Noé hasta la Expedición Botánica; “el teatro del tiempo”, donde los mecanismos de los relojes invitan al arte “conquistando un enfoque más allá del tiempo y el espacio”; “el hospital de las palabras”, para buscar significados en diccionarios y poemarios; “el salón del Dorado”, para participar de un diálogo con personajes de la cultura indígena precolombina construido por un conocedor de uso del factor mitológico en la literatura; “el Memoratro o teatro de la memoria”, para reencarnar gracias a la dramaturgia, y “el salón del silencio”, para callar y entender.

Migas de pan no se queda en esa propuesta estética, sino que con distanciamiento mira la guerra en Colombia desde el asesinato de Gaitán en 1948 hasta los secuestros de ahora. El inventario de testimonios de la Segunda Guerra me recordó El libro de los susurros (Pre-textos), la gran novela del poeta rumano Varujan Vosganian sobre la masacre del pueblo armenio a manos del régimen turco, y también Sobrevivientes del Holocausto que rehicieron su vida en Colombia (Grijalbo), escrito por Hilda Demner y Estela Goldstein. Así se haya leído Si esto es un hombre, de Primo Levi, no se empieza a entender ese dolor hasta hablar con personajes como Jacobo Brod, fallecido hace poco en Bogotá. “Las crueldades de los cielos”, interpretadas por Shakespeare en El rey Lear, inspiradoras de esta novela, una alegoría de nuestro holocausto nacional e individual, sin que por ello no haya espacio para el humor y la ironía en un país irreflexivo “condenado al sainete”. ¿Escapar a Miami?, como sueña Leah.

Así el autor cumple con su prédica de maestro: “Aprender a mirar es el comienzo de todo, descubrir la poesía latente en las cosas, por simples que parezcan”. Por eso opino, recordando a Neruda, que Azriel Bibliowicz horneó pan de dios para quienes nos alimentamos de literatura, creyentes o ateos.


npadilla@elespectador.com

martes, 11 de febrero de 2014

agricultor chileno le gana juicio a monsanto


Lucía Sepúlveda Ruíz
Periodismo Sanador
23 de enero de 2014

Un productor chileno demandó a Monsanto y ganó el juicio luego de haber perdido todo lo que tenía tras trabajar con maíz transgénico. José Pizarro fue parte de un experimento que la multinacional llevó adelante con 12 agricultores más entre 2009 y 2010. "Sólo quiero que otros campesinos no tengan que pasar por lo que yo viví. Yo nunca más voy a sembrar transgénicos”, asegura Pizarro.

Maiz natural (arriba) y maíz transgénico (abajo)

José Pizarro Montoya, 38 años, es un agricultor y ex productor de transgénicos en la temporada 2009-2010 en Melipilla (Chile). Es el primer chileno (y quizá el único latinoamericano) que le ha ganado una demanda a Monsanto/ANASAC por incumplimiento de contrato. Además, intentó revelar su caso en el seminario sobre transgénicos organizado en Casa Piedra el 22 de enero de 2014 por el cuestionado ministro de Agricultura Luis Mayol.
Allí panelistas internacionales y nacionales predicaban las bondades de los cultivos genéticamente modificados. Pizarro sólo quería intervenir para decir que no le recomendaba a ningún campesino trabajar para Monsanto cultivando transgénicos de exportación, porque podía terminar arruinado igual que él, además de dañar la tierra. En Chile hay aproximadamente 30.000 hectáreas de semilleros de maíz, soja y raps transgénicos de exportación, comercializados por las transnacionales Monsanto, Pioneer y socios chilenos agrupados en ANPROS, la Asociación Nacional de Productores de Semillas. 
En septiembre de 2013, María Elena Rozas coordinadora de la Red de Acción en Plaguicidas RAP-Chile y Lucía Sepúlveda conocieron la experiencia de Pizarro y pudieron observar de primera fuente los resultados de las malas prácticas ambientales y comerciales de Monsanto/ANASAC en Chile. “El agricultor no sabía exactamente qué sembraba, no tenía idea de qué era una semilla transgénica; en el contrato figura un nombre de fantasía: maíz Mon49. En el cultivo tenía que usar obligadamente y en forma intensiva, más de diez plaguicidas dañinos para la salud y el ambiente. El contrato que firmó lo obligaba a recurrir sólo a la Cámara de Comercio, no podía querellarse en tribunales. El nos explicó que muchos productores también han tenido problemas con Monsanto, pero no acuden a la Cámara porque es muy caro”, señaló María Elena Rozas.
La sentencia favorable a Pizarro en el juicio de rol 1385-11 caratulado como Agrícola Pizarro Ltda. con Agrícola Nacional S.A.C, fue dictada por el juez árbitro de la Cámara de Comercio, Francisco Gazmuri Schleyer. La Corte de Apelaciones de Santiago la confirmó en septiembre de 2013, rechazando el recurso de casación y queja presentado por la empresa. Pero durante los cuatro meses posteriores la demandada se negó a cumplir el fallo. Por esa razón el agricultor no dio a conocer previamente su caso. Sólo a fines de diciembre de 2013, Pizarro recibió los 37 millones de pesos que la Cámara le ordenó pagar al afectado, sin embargo esa suma no alcanza a cubrir los daños ocasionados. Los documentos del SAG de Declaración de Semilleros OVM incorporados en la demanda, identifican la solicitud de certificación como de ANASAC Chile (Monsanto) y fueron cuestionados por Pizarro, que acusa complicidad con la empresa.
En el proceso fue decisivo el peritaje del INIA (Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria), elaborado por el ingeniero agrónomo Gabriel Saavedra del Real sobre lo ocurrido. También fue determinante la comparecencia de Levi Manzur, académico de la Universidad Católica de Valparaíso y destacado genetista de Los Andes, cuyas conclusiones fueron en el mismo sentido de la denuncia del demandante.
Pizarro perdió su casa, su máquina fumigadora, un tractor, y su camioneta. Lo abandonó su pareja y quedó a brazos cruzados. Debía 90 millones de pesos al Banco Santander (por acumulación de intereses) luego de cultivar en Melipilla maíz transgénico de Monsanto para ANASAC. María Elena Rozas comenta: “Lo ocurrido a este productor puede servir de ejemplo para centenares de pequeños productores agrícolas encandilados por promesas de grandes ganancias y trato justo, por parte de las empresas exportadoras de semillas transgénicas. Pero eso ocurre sólo al principio. La gran mayoría de los estafados no denuncia y se hace dependiente de lo que le ofrezca la empresa, que es cada vez menos. Y no hay muchas alternativas en el campo, no hay políticas públicas ni incentivos que favorezcan efectivamente la producción agroecológica; eso es lo que debemos cambiar”.
Pizarro proviene de una familia de agricultores de Los Andes (Región de Valparaíso), y por años trabajó con su hermano como hortalicero. Para sembrar transgénicos arrendó en Melipilla 33,07 hectáreas, que forman parte del fundo Rumay del empresario Manuel Ariztía (de la industria de Pollos Ariztía), para producir maíz transgénico para ANASAC (Monsanto). El “gran negocio” de los transgénicos ha sido para Pizarro prácticamente el fin de su vida como agricultor.
Nos explica: “Yo ahora soy un estudioso de los transgénicos, aprendo a través de Internet, y además he averiguado sobre Monsanto y su prontuario criminal” Cuando tomó conciencia de lo que le había ocurrido, se dirigió a la Agrupación Ecologista de Aconcagua, organización de Los Andes que forma parte de nuestra campaña Yo No Quiero Transgénicos en Chile, estableciendo así contacto con RAP-AL Chile para dar a conocer su caso y denunciar a Monsanto.
Hoy José Pizarro está en la lista negra de la transnacional, y a su vez, para el agricultor, Monsanto pasó a la categoría de empresa corrupta, abusadora y depredadora. “Yo he visto que con el maíz transgénico había ratones muertos a la vera del camino, después que se comían los choclos”, denuncia.
En dos temporadas anteriores Pizarro había obtenido grandes ganancias con el maíz transgénico y la empresa lo consideraba un excelente productor. Nunca antes él se preguntó qué riesgos ambientales o comerciales podía correr tratando con Monsanto. “El año 2009 ellos quisieron hacer un experimento conmigo. Eran 12 agricultores los que estábamos sembrando en Chile ese tipo de maíz y sólo a dos nos hicieron sembrar hileras de hembras (de semilla transgénica) y machos (de semilla híbrida) en proporción 4:1; los otros productores sembraron en proporción 4:2. El SAG estaba a cargo de fiscalizar y en mi opinión es cómplice de la empresa, porque en sus informes anotó que yo había sembrado 4:2, lo que estaba a la vista que no era así. Según sus informes, pareciera que yo hubiera sembrado con las mismas instrucciones que les dieron a los demás productores. Pero no, yo sembré a ciegas, hacía lo que ordenaba la empresa, ni me fijaba en lo que escribía el certificador del SAG porque el contrato me obligaba a seguir estrictamente sus instrucciones.”
Entre las instrucciones del SAG está asegurarse que no haya maíz criollo cerca, porque podría cruzarse con el cultivo transgénico y afectar su multiplicación. SAG vigila que no se perjudique la siembra de transgénicos, pero al productor convencional de esa especie no lo protege nadie. Siguiendo las recomendaciones de Monsanto, Pizarro pidió a un vecino que había plantado maíz, que lo sacara. Pero se trataba de una persona mayor, que no aceptó porque quería tener sus propios choclos para humitas en el verano. El productor informó a la empresa y el agrónomo Francisco Araya Vargas, le ordenó “Tírale Roundup” (el herbicida que mata cualquier planta que no sea transgénica). Pizarro prefirió cortar de noche las panojas del maíz del vecino para que no pudieran dar polen y multiplicarse. Lo cuenta con vergüenza.
ANASAC Chile /Monsanto a través de su gerente Rodrigo Malagüeño, aseguró en el juicio que ningún multiplicador de maíz transgénico los había demandado anteriormente. En general sólo las grandes empresas pueden ir a arbitraje a través de la Cámara de Comercio. Pizarro, que no estaba dispuesto a arruinarse en silencio, se arriesgó. “De partida tuve que pagar $700.000 para que me atendieran y luego $4.400.000 para financiar al juez. Puse una demanda por $218.000.000 y el juez finalmente falló en mi favor pero sólo saqué $37.000.000 que es muchísimo menos de todo lo que he perdido” Explica Pizarro: “Yo no recibí instrucciones adecuadas para la siembra y por eso la producción fue mala y por consiguiente la liquidación también. El precio se calcula sobre la base de la producción del mismo maíz por otros multiplicadores de la región del Maule, pero ellos recibieron instrucciones diferentes a las que me dieron a mí, y por eso produjeron mucho más que yo. Yo coseché 106.780 kg de maíz pero la producción real, seleccionada en la procesadora de Lo Espejo de acuerdo a los estándares requeridos por Monsanto, fue sólo de 38.509 kg”
La sentencia estableció que la empresa “incumplió una obligación de hacer, consistente en prestar los servicios de supervisión técnica de la siembra en forma diligente y dando estricto cumplimiento a las instrucciones del fabricante de la semilla Monsanto, cayendo en incumplimiento contractual negligente”.
A Pizarro lo buscó Monsanto. Llegaron hasta el predio donde él cultivaba hortalizas en Melipilla y le dijeron que por satélite lo habían ubicado porque el lugar se prestaba para cultivo de maíz transgénico pues no había otro maíz convencional cerca. El primer año (2008) le regalaron la semilla transgénica y el Roundup. Pizarro sólo tuvo que comprar abonos e insecticidas. Incluso le pagaron el arriendo del predio. El sólo debía cuidar el cultivo. Le ofrecieron pagarle tres millones de pesos por hectárea. En 2009 también le dieron la semilla “pero el veneno lo compré yo. Estuve dos días sembrando y a pesar que yo tenía máquinas la empresa me obligó a sembrar con las de ellos, que son más nuevas, eso fue un gasto enorme”, explica el productor rural. Ese mismo año Monsanto compró la división de maíz y soya de ANASAC. Los productores recibieron una nota diciendo que en adelante, debían seguir las instrucciones de ANASAC Chile, es decir de Monsanto, el nuevo dueño. Pero para los efectos comerciales y legales, curiosamente Pizarro debió entenderse con ANASAC SA, cuyo gerente es Rodrigo Malagüeño, una estrategia para no figurar abiertamente en la querella.
El arbitraje de la Cámara de Comercio estableció que ANASAC/Monsanto incumplió su obligación “consistente en prestar los servicios de supervisión técnica de la siembra en forma diligente y dando estricto cumplimiento a las instrucciones del fabricante de la semilla Monsanto”, incurriendo en incumplimiento contractual negligente. La Corte de Apelaciones de Santiago confirmó este fallo y no existen más instancias para este tipo de arbitraje. La sentencia de la Corte, firmada por Pilar Aguayo, Carlos Carrillo y la abogado integrante Claudia Schmat, también condenó a ANASAC a pagar los costos de la apelación.
José Pizarro concluye señalando: “Sólo quiero que otros campesinos no tengan que pasar por lo que yo viví. Yo nunca más voy a sembrar transgénicos”.

domingo, 9 de febrero de 2014

¿Vivir sin ética, vivir sin religión?


El País
Manuel Fraijó
8 de febrero de 2014

Estamos ante dos saberes de tono casi melancólico que insinúan frágiles esperanzas que nunca podrán fundamentar plenamente. Desde sus diferencias, ambos buscan, con similar tenacidad, el sentido de la vida

Raquel Marín
Con más frecuencia de la deseada tuvo que escuchar el filósofo y matemático Bertrand Russell la siguiente pregunta: “¿Qué le parece más importante, la ética o la religión?”. Con su habitual desparpajo y contundencia, dejó caer la siguiente respuesta: “He recorrido bastantes países pertenecientes a diversas culturas; en ninguno de ellos me preguntaron por mi religión, pero en ninguno de esos lugares me permitieron robar, matar, mentir o cometer actos deshonestos”.

De esta forma tan gráfica defendía Russell una tesis a la que dedicó no pocas energías: sin religión se puede vivir; sin ética, no. No será difícil estar de acuerdo con él. Pero probablemente él era consciente de que los mínimos éticos que señala —no matar, no robar, no mentir, no cometer actos deshonestos— nos llegan, también, como legado de grandes espíritus religiosos como Buda, Confucio, Moisés, Jesús o Mahoma. Es decir: la ética y la religión han tendido a darse la mano, a caminar juntas, a aunar esfuerzos. De hecho, el 83% de los seres humanos vincula su quehacer ético con su pertenencia a alguna de las 10.000 religiones existentes en nuestro planeta.

Esta decidida voluntad de cooperación no ha evitado roces y trifulcas entre ética y religión. Hace casi un siglo, en 1915, el filósofo neokantiano Hermann Cohen se propuso zanjar la secular contienda entre ética y religión. Su propuesta fue nítida: la religión tiene que disolverse en la ética. Sería, afirmaba, el mayor timbre de gloria de la religión. Es más: una religión será tanto más verdadera cuanto más capaz sea de inmolarse y desaparecer en la ética. Desembocamos así en la ética como criterio de verdad de la religión, la tesis que ya había anticipado Feuerbach, el crítico más severo de la religión: “La verdadera religión es la ética”.

Sin embargo, tal vez todo sea algo más complejo. Desde luego, la ética no es un mal destino para nada ni para nadie. ¡Bien que añoramos su presencia en el día a día de nuestro país! Pero la religión no aceptará de buen grado su autodisolución en ella. Preferirá continuar siendo su compañera de viaje. En realidad, las dos vienen de muy lejos. Juntas han recorrido difíciles etapas y conocido parecidos vaivenes y zozobras.

No es cierto que la ética empiece allí donde termina la religión. Tradicionalmente hemos responsabilizado a la ética del qué debemos hacer y hemos reservado a la religión la tarea de administrar el qué nos cabe esperar; pero es muy probable que tal división de tareas no sea pertinente. Lo que de veras intentaron siempre tanto la ética como la religión fue presentar un cuadro inteligible de la vida sobre la tierra.

Ni la ética trata solo de la rectitud de las acciones humanas, ni la religión se refiere únicamente a la relación de los seres humanos con sus dioses. Ambas apuntan hacia una inteligibilidad más global, más abarcadora. Ambas buscan, con similar tenacidad, el sentido de la vida. Alguien ha dicho que el término esperanza las engloba a las dos. En efecto: quien se atreve a pronunciar la palabra esperanza —“el sueño de un vigilante” la llamó Aristóteles— está hablando, al menos implícitamente, de ética y religión. Estamos ante dos saberes, de tono casi melancólico, que se atreven a insinuar frágiles esperanzas que nunca podrán fundamentar plenamente.

Ni la ética ni la religión se resignan, por ejemplo, a los acabamientos definitivos. “Por dignidad personal” se rebelaba el filósofo marxista E. Bloch contra la sangrante evidencia de que los seres humanos “acabemos igual que el ganado”. Aducía, con enorme vigor antropológico, que en vida había sido diferente del ganado: había escrito libros, por ejemplo. Consideraba, pues, justo que esa diferencia se hiciese también presente más allá de la muerte. Y pedía ayuda a la ética y a la religión, ayuda en forma de esperanza: El principio esperanza es el título de su obra más decisiva. Eso sí: siempre evocó una “esperanza enlutada”, es decir, incierta, frágil. La esperanza “firme” del cristianismo le parecía una desmesura.

“Hay capítulos de la ética”, reconocía Aranguren, el gran maestro de la ética en España, “que no sabría cómo abordar si, de algún modo, no lo hago desde la religión”. Y ponía como ejemplo la solidaridad, a la que consideraba “heredera de la fraternidad cristiana”. Aranguren defendió siempre, como lo hacía Bloch y gran parte de la tradición filosófica occidental, la apertura de la ética a la religión. Esto no significa que ética y religión terminen por identificarse. Es cierto que, probablemente, todas las religiones predican a sus fieles: haz el bien, evita el mal. Todas se atienen a la regla de oro: “Trata a los demás como desees que te traten a ti”. El rabino Hillel condensaba el núcleo ético de todas las religiones en una fórmula tan sencilla como grandiosa: “Sé bueno, hijo mío”. Pero no todo en la religión es ética o moralidad. La actitud religiosa tiene que ver con el misterio, con el sobrecogimiento, con la adoración, con la alabanza, con la entrega.

La apertura de la ética a la religión tampoco significa que la ética no sepa caminar sola a la hora de determinar y fijar los valores morales. La experiencia muestra lo contrario: con frecuencia, las grandes conquistas éticas de la modernidad se lograron a pesar de la oposición frontal de la religión —mejor sería decir de las Iglesias—. La ética es autónoma, no depende de la religión; pero saldrá ganando si acepta los impulsos válidos que esta le ofrezca.

Finalmente, esa apertura no significa que la ética pida a la religión que le preste a su Dios para lograr así una perfecta fundamentación de sus normas. Estos sueños teocéntricos nos quedan lejos. La ética ha aprendido, no sin penalidades, a vivir sin una fundamentación fuerte; sabe que, como tantas otras parcelas importantes de la vida, no puede probar científicamente los cimientos sobre los que se asienta. “Nada digno de probarse puede ser probado ni desprobado” repetía el bueno de Unamuno. La ética y la religión han terminado aprendiendo que, además de lo científico, existe lo significativo. Este último es el único campo en el que ellas pueden lucirse.

¿En qué consiste, pues, la apertura de la ética a la religión? Ante todo: existe una ética de la inmediatez que puede ir del brazo de la religión, pero que también se las apaña bien sin ella. Preconiza una justa distribución de la cultura y de los bienes disponibles. Constituye un intento realista de favorecer el equilibrio, la convivencia y el diálogo. Y nunca olvida la utopía de la justicia como revulsivo permanente.

Pero, junto a esta ética de la inmediatez, sobria y atenta a las urgencias inmediatas, existe otra ética, que no sé cómo adjetivar, y que no se limita a procurar la mejor y más justa configuración del presente, sino que pregunta insistentemente por los ya-no-presentes. Vuelve su mirada, con inevitable desasosiego, hacia los que nos precedieron, intentando introducir sentido donde no lo hubo. Es una ética que, además de actuar sobre el presente, medita sobre el pasado de los injustamente tratados por la historia. Se acuerda de las vidas dañadas y maltrechas. Es aquí donde la ética puede sellar alianzas con la religión. La ética siente anhelo por una especie de finitud sanada, evocada por la tradición cristiana, por un posible escenario futuro sin víctimas ni verdugos. La sombría perspectiva de que todo pudiese quedar como ha ocurrido a lo largo de la historia de la humanidad movió incluso a pensadores no creyentes a postular futuros escenarios de liberación. Unamuno ha tenido muchos seguidores en su deseo de que “nuestro trabajado linaje humano sea algo más que una fatídica procesión de fantasmas que van de la nada a la nada”. Es, tal vez, el momento de recordar a otro grande de la filosofía, Jürgen Habermas, en el impresionante marco de la iglesia de San Pablo en Fráncfort. Lo más inquietante, dijo, es “la irreversibilidad de los sufrimientos del pasado —la injusticia infligida contra personas inocentes, que fueron maltratadas, degradadas y asesinadas— sin que el poder humano pueda repararlo”. Y añadió: “La esperanza perdida de resurrección” se siente a menudo como “un gran vacío”.

La religión espera contra toda esperanza escenarios finales benévolos, salvados; la ética interroga pertinazmente a la religión sobre el fundamento de esa esperanza; la religión, a su vez, remite al misterio, al silencio; y, como la ética también conoce la palabra misterio y sabe de silencios, ambas terminan llevándose bien.

Manuel Fraijó es catedrático de Filosofía de la Religión en la UNE
 

sábado, 8 de febrero de 2014

nuevas mascotas




Después de que en noviembre pasado nos envenenaran a Marot, por fin hemos conseguido dos nuevos perritos.... Marot (nuevamente) y Puck...


jueves, 6 de febrero de 2014

Fedecafé: ¿café vs. árboles?


El Espectador
Juan Pablo Ruíz Soto
4 de febrero de 2014

Toda crisis deja lecciones y esta, profunda y estructural, que vive la caficultura colombiana debe llevar a un acto explícito de contrición por parte de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC). 

café bajo sombra
Hace cuarenta años, cuando recorríamos el Eje Cafetero, se observaba un lindo y continuo bosque que ondulaba sobre las fuertes pendientes. Debajo del denso bosque crecía el café arábigo no modificado, cuyas plantas se cargaban con lindas y grandes pepas rojas que una vez procesadas se convertían en el mejor café del mundo. Pero llegó la roya y la fiesta bajó su volumen. En su afán por incrementar la producción, la FNC impulsó el café caturra a plena exposición solar, una variedad de arábigo resistente a la roya, que se sembraba en mayor densidad y producía más café por hectárea. Mágico; usando la misma área, aumentaría el volumen de producción y exportaríamos más café.

La fiesta parecía recomponerse y la FNC se convirtió en un deforestador de oficio. El cultivo que ellos llamaban “café tecnificado” exigía renovar las plantas de café, sembrar caturra y tumbar los árboles que daban sombra: “Si no tumba los árboles, no hay crédito para la tecnificación”, decían los técnicos de la FNC. El paisaje de bosque ondulado cambió por el de surcos de plantas de caturra. Mientras en Colombia se imponía el “café tecnificado”, intensivo en agroquímicos, el mercado mundial empezó a valorar los cafés especiales, entre ellos el orgánico y los amigables con la biodiversidad.

En el Eje Cafetero el paisaje se empobreció: los suelos se degradaban, aparecían cárcavas de erosión mientras árboles, pájaros, insectos y frutales desaparecían, para dar paso al monocultivo de “café tecnificado”. Por el costo de los agroquímicos, las utilidades también empezaron a desaparecer. Entonces, la FNC desarrolló la variedad Colombia, promoviéndola como resistente a la roya. Pero llegó la broca, que atacaba más fuerte al café sin sombra. El café colombiano perdía precio, mientras los cafés certificados ganaban precio y mercado.

Y llegó el cambio climático con climas extremos. Las lluvias torrenciales, al no encontrar la barrera de los árboles, impactan con fuerza el suelo y lo arrastran, acelerando la erosión. En la época seca, la carencia del sombrío estresa aún más las matas de café, que sufren expuestas al sol.

Ante el cambio climático y la dinámica de los mercados, la FNC tiene que cambiar su enfoque. El café con sombrío que combina árboles y otros cultivos es un ecosistema resiliente, más propicio para adaptarse al cambio climático, que protege suelos, evita la erosión y recupera la biodiversidad. La FNC, con un proyecto de café y biodiversidad, empieza a dar sus primeros pasos. Los subsidios deben cambiar y ser mayores para quienes están reconstruyendo el paisaje cafetero y protegiendo su suelo; no para quienes lo están destruyendo. El paisaje cafetero es patrimonio de la humanidad y el turismo se proyecta como la principal actividad económica donde, además del café, los turistas vienen a ver pájaros y biodiversidad; no cárcavas de erosión.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Bruselas desbloquea la eliminación de visados para colombianos y peruanos


El País
Lucía Abellán
5 de febrero de 2014

Los trámites burocráticos aún pueden retrasar un año la libre circulación por Europa.


Colombianos y peruanos están más cerca de poder viajar sin visado a la Unión Europea. Las instituciones comunitarias han alcanzado este martes un acuerdo para eliminar esa barrera, una medida largamente demandada por España y a la que la Comisión Europea se había opuesto en un primer momento. Las embajadas de los países miembros han ratificado este miércoles la decisión, adoptada ayer en un grupo de trabajo, según han confirmado oficialmente el Consejo Europeo, que representa a los Estados miembros.

El acuerdo alcanzado entre el Ejecutivo comunitario, el Consejo Europeo y la Eurocámara desbloquea políticamente esta iniciativa, que ahora tendrá que enfrentarse a un largo proceso burocrático. Tras la ratificación hoy por parte de los embajadores, los países miembros deberán dar un mandato a la Comisión Europea para que negocie acuerdos bilaterales con Perú y Colombia, de forma que se garantice que cumplen los criterios exigidos y que ellos también eliminan los visados para los ciudadanos comunitarios

Antes de ese mandato, el Ejecutivo comunitario realizará un análisis del riesgo que comporta abrir las puertas a esos dos Estados. A partir de ahí, la novedad tendrá que volver a ser ratificada por el Parlamento Europeo y los países, lo que alargará el proceso alrededor de un año, según fuentes europeas.

La lista de nuevos países a los que se eximirá de visados asciende a 19. En la propuesta inicial de la Comisión Europea figuraban 16, pero la presión de España -interesada en facilitar unos intercambios con dos comunidades que le son muy próximas- y la receptividad del Parlamento Europeo han permitido añadir a Colombia y Perú. Los mayores lazos comerciales que el club comunitario tiene ahora con esos dos Estados han pesado en la decisión. También entra en la lista de libre circulación Emiratos Árabes Unidos.

En realidad la exención de visados no coincide exactamente con el ámbito de la UE, sino con los países que integran Schengen, el espacio europeo de libre circulación. De él forman parte 23 Estados de la UE más Suiza, Noruega, Islandia y Liechtenstein. No obstante, lo más probable es que Chipre, Rumania, Bulgaria y Croacia, cuatro de los comunitarios que están fuera de Schengen, se adhieran a la decisión del espacio Schengen, pues su política de visados se rige por esas reglas. Más dudas presentan Reino Unido e Irlanda, que tienen su propia política de visados.

Hasta ahora, los colombianos y peruanos que quieren viajar a Europa deben solicitar un visado de turista que permite moverse libremente por el territorio Schengen durante 90 días. La desaparición de ese requisito agilizará mucho los trámites para dos comunidades que hasta el año 2001 podían acceder a Europa sin ese documento. La decisión de imponerlo se adoptó entonces con la abstención de España, lo que provocó un enfado considerable en los dos países iberoamericanos, expresado de forma pública por el escritor colombiano Gabriel García Márquez.

El Gobierno de Mariano Rajoy quiso reparar ese daño este verano, cuando anunció públicamente que pediría a la Comisión la eliminación de visados. El anuncio creó malestar en Bruselas porque Rajoy no lo había hablado previamente con las autoridades comunitarias, en principio reacias a abrir las fronteras a los dos países latinoamericanos. A partir de ahí comenzó toda una movilización española en las instituciones comunitarias para que el Ejecutivo comunitario incluyese a peruanos y colombianos en su nueva lista de exentos de visado. La presión ha surtido efecto y, tras muchos trámites previos, finalmente hoy se ha eliminado el último obstáculo político para dar vía libre a la medida.


martes, 4 de febrero de 2014

todo por el oro


Editorial
El Espectador
3 de febrero de 2014

En medio de la audicencia que hizo la Corte Constitucional en el Amazonas para resolver la tutela contra la creación del Parque Nacional Yaigojé Apaporis sucedió algo inesperado, algo que se sospechaba pero que nadie había logrado probar

Taraira Gold Belt

Benigno Perilla, líder de la asociación indígena que puso la tutela, confesó que la minera canadiense Cosigo Resources fue la que financió y lo asesoró en todo el proceso legal para demandar al parque.

Las presiones de parte de Cosigo Resources en la región no son noticia nueva. Anteriormente se había denunciado que la minera canadiense trató de sabotear el proceso de consulta previa que precedió a la declaratoria del parque. Mientras se llevaba a cabo la consulta, Cosigo Resources ofrecía jornadas médicas en las que se promovía la minería en la región y en las que se argumentaba que la declaratoria del parque afectaría los derechos de los indígenas sobre el territorio. Aun así, el parque fue declarado y Yaigojé Apaporis se convirtió en la tercera área protegida más grande del país, luego de la ampliación de Chiribiquete.

Sin embargo, Cosigo Resources siguió dando la pelea. Dos días después de la declaratoria, Ingeominas le concedió un título minero dentro del parque. Cosigo Resources intentó demandar la creación del área protegida, pero falló en el intento. Desde la Constitución de 1991, la declaratoria de parque nacional es irreversible. Entonces se acercó a las comunidades y logró encontrar eco en algunos de sus miembros. Se rumoró que la empresa minera invitó a Bogotá a varios indígenas y a sus hijos, e incluso que los convenció de que demandaran la declaración del parque por falta de consulta previa. Pero estos sólo eran rumores. Hasta el viernes pasado, tanto la minera como los demandantes habían negado todo.

La confesión de Benigno Perilla ante la Corte Constitucional es clave (una decisión valiente, por demás) para que ésta decida si reversa o no la declaratoria del Yaigojé Apaporis. Curiosamente, este es el único parque nacional en la historia que se declaró por iniciativa de los indígenas que se vieron amenazados por los proyectos.

Sin embargo, más allá de lo que resuelva la Corte sobre uno de los casos ambientales más polémicos del país, vale la pena preguntarse por la ética de una compañía extranjera que acepta un título minero en un área protegida y que hace todo lo que está a su alcance para poder explotarlo. Inclusive financiar la estrategia legal de un grupo de indígenas para demandar la creación del parque, uno de los lugares más biodiversos de Colombia.

La Agencia Nacional de Minería, la Procuraduría y Parques Nacionales han pedido la revocatoria del título minero de Cosigo Resources, pero esto aún no ha sucedido. La minera canadiense se niega a renunciar voluntariamente a él. El título lo tiene sobre una zona inmensamente rica en oro, que además es uno de los lugares sagrados de las comunidades de la zona y uno de los lugares más biodiversos del mundo. Cosigo Resources tiene otros dos títulos en la zona aledaña al parque con los que ya empezó la fase exploratoria. Entonces, ¿hasta dónde es capaz de llegar una empresa con tal de desarrollar un proyecto minero? ¿Dónde está la responsabilidad empresarial de Cosigo Resources al intentar quitarle la protección a una de las áreas cuya cultura y naturaleza son de las mejores preservadas del Amazonas?

El caso de Cosigo Resources y su lucha por explotar oro en Yaigojé Apaporis sólo ponen en evidencia lo vulnerables que son las comunidades ante la presión de las multinacionales. Esto es peligroso en un país como Colombia, que le está apostando a la minería como uno de sus ejes de desarrollo. ¿Cómo podemos aceptar la falta de transparencia de Cosigo Resources? Muchas empresas tienen la Amazonia en la mira, y si no se tiene un mayor control de su influencia en la región, se pueden perder tesoros naturales que son los que hacen de Colombia uno de los países más biodiversos del mundo.


lunes, 3 de febrero de 2014

la chivirití, el agua para Barichara y sus contradicciones


Vanguardia Liberal
28 de enero de 2014


Incierto el futuro del proyecto de acueducto la Chivirití para Barichara


El gobernador de Santander, Richard Aguilar Villa, anunció que su Administración liquidará el proyecto de construcción del acueducto de Barichara e invertirá los recursos sobrantes en la construcción de una represa para garantizar el suministro de agua a este municipio del núcleo provincial de Guanentá.

“Llevo dos años tratando de conciliar con la comunidad de Galán la firma de las servidumbres” que permitan pasar las tubería del acueducto por los predios de este municipio, “pero la gente está reacia a conceder el permiso”, situación que obliga a liquidar el proyecto y realizar uno enteramente nuevo para resolver la necesidad de agua e impulsar el desarrollo turístico, económico y social de Barichara, explicó el Gobernador.

El proyecto buscaba captar agua en la quebrada La Chivirití (municipio de Galán), para el acueducto de Barichara, pero ante la imposibilidad de conseguir este propósito se procederá a la liquidación, y los recursos sobrantes -cerca de 7.000 millones de pesos-, se aplicarán a la construcción de una represa en Barichara, en colaboración con el Alcalde de este municipio, concluyó el Gobernador.

En conversaciones

Pese al anuncio del mandatario de los santandereano, el alcalde de Barichara, Iván Alonso López Vesga, sotuvo que en reunión con el coordinador del Plan Departamental de Aguas Alexcevith Acosta Sánchez, y en conversación telefónica con el viceministro de aguas, Iván Mustafá, se mencionó que el proyecto del acueducto para el abastecimiento de agua que proviene del municipio de Galán sí se va a realizar.

“Lo que se va a realizar son unos ajustes de tipo jurídico y administrativo, por cuanto llevamos dos años en espera y aplazamiento de obra por inconvenientes que se han originado en el vecino municipio de Galán en lo que respecta a servidumbres de paso”, indicó el alcalde.

“Ahora sigue una reunión con todo el equipo técnico del departamento y el Viceministerio para de una manera articulada desempantanar y como municipio de Barichara dar inicio al proyecto.

Represa Santa Helena

En cuanto a la represa de Santa Helena, se indicó que la Gobernación pagó un estudio de ese proyecto para fortalecer y potencializar el acueducto existente y se está trabajando en ello y se proyecta construir en un terreno de 3 hectáreas de Barichara.

La represa puede suministrar agua a 4 veredas y se analiza si se puede llevar la línea de conducción a la planta de tratamiento de agua potable del municipio.

“La última opción que se tiene en caso de no hacerse el acueducto de Chiviriti será retomar el proyecto de Santa Helena, pero no se dejará a un lado ese proyecto porque el viceministro de aguas ha manifestado que para el gobierno nacional ese proyecto para Barichara se tiene que construir bajo el cumplimiento de los requisitos”, puntualizó López Vesga

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Se reafirma construcción de acueducto la Chiviriti 

Vanguardia Liberal
31 de enero de 2014

 

Nancy Acuña R./VANGUARDIA LIBERAL
En la imagen el viceministro de Agua, Ivan Mustafá, acompañado de funcionarios de la Gobernación y autoridades civiles de San Gil. (Foto: Nancy Acuña R./VANGUARDIA LIBERAL )

En visita al municipio de San Gil, el viceministro de Agua y Saneamiento Básico, Iván Mustafá Durán, en compañía del director del Plan Departamental de Aguas (PDA), Alexcevith Acosta, ratificó que el acueducto la Chiviriti será una realidad. Acueducto que parte el municipio de Galán y surtirá al municipio de Barichara.

Aclaró que esta obra no generará ningún riesgo de desabastecimiento para el municipio de Galán porque la quebrada Chiviriti tiene una capacidad de caudal en verano de 149 litros por segundo y en invierno de mil litros por segundo, y para Barichara se está requiriendo 29 litros por segundo, máximo.

 Informó el Viceministro que tal como lo solicitó Galán, se incluirán obras que beneficien a ese municipio: “Galán consume 5 litros por segundo y va a aumentar 8 litros, y a las veredas por donde pasará la tubería. Se invirtieron más de $150 millones de pesos en los diseños del proyecto que ya están radicados en el Ministerio, por un valor de $3.800 millones de pesos y están financiados”.

Ahora la Gobernación de Santander estudia la posibilidad de reestructurar el proyecto inicial de la Chiviriti, lo que implica liquidar el contrato inicial y firmar uno nuevo que incluya integralmente las obras que beneficien tanto a Galán como a Barichara.

“No hay excusas para no hacer esta obra. El agua es de todos y nadie puede obstaculizar este tipo de obras cuando una comunidad necesita agua. Es un recurso natural y no se pone en riesgo el abastecimiento para Galán, afirmó Mustafá Durán.

En cuanto a servidumbres, el Viceministro afirmó que se indemnizan, se negocia según la nueva Ley de infraestructura y si en 30 días no se llega a un acuerdo en la negociación para el pago se pasa a la imposición administrativa de la servidumbre y se pagará a su debido dueño.